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─ ¿Abogado? ─George me mira confundido ─, ¿se te olvida que tu jefe lo es? ─recuerda.
─ ¿Tú jefe? ─interroga Loaiza igual de perdida que George ─. Mucho gusto, me llamo Loaiza ─se presenta con George.
George atiende a su gesto y, sin más, le sonríe cordialmente.
─Él es mi nuevo jefe, ¿algún problema? ─la miro desafiante.
─Ehm... No. Me alegro por ti, creí que no... ─masculla insegura, luego de unos segundos apenas procesa las cosas y no termina con sus palabras.
─Sí, como verás, conseguí trabajo ─cruzo mis brazos, pero tengo algunos golpes en ellos que hacen que me duela.
─Bueno, creo que ya tienes abogado, ahora lo único que falta es que me digas qué puedo hacer por ti ─espeta George sin pasar por desapercibido.
─Ya has hecho mucho por mí al aceptar que llegue tarde a trabajar ─alardeo de su buen corazón.
─No llegarás tarde porqué sencillamente no irás a trabajar, hay cosas de mayor atención ahora ─contesta George.
─Bueno, veo que todo ha quedado resuelto, será mejor que me retire ─Loaiza sonríe amablemente con los presentes y luego dirige su mirada a mí, con vergüenza ─. Espero que todo salga bien ─me sujeta las manos por unos segundos y luego se retira acojonada.
***
─ ¿No piensas perdonar a Loaiza? ─pregunta mi hermana.
─Hellen... ─la miro de reojo ─, Loaiza me humilló, me hizo sentir miserable cuando dijo que ella siempre me ha dejado el paso libre para que yo disfrutara de las oportunidades que seguro eran para ella.
─Quizá fue en un acto de rabia ─me toma de la mano ─, también es hora de que te comuniques con Noél.
─No quiero hablar de Noél ─me suelto de su agarre y camino hacia el frigorífico ─, él tiene una chica en su vida y aunque me haya dicho que no, los hechos hablaron por sí solos.
─Ella no es nada de él, entiende que tu eres de su interés y eso él lo sufre.
¿Sufrir?, Hellen qué sabe de sufrir...
─ ¿Cómo sabes que él sufre?, ¿acaso hablas con él? ─conozco muy bien a Hellen, sé cuando oculta algo ─. ¡Dime! ─reclamo.
─No, claro que no ─se defiende ─, es que... ─ «sé que miente», sus manos tiemblan y no me mira a los ojos ─. Supongo que sufre. Él y yo tuvimos una plática por Facebook hace unas semanas atrás, pero no fue gran cosa.
─Dime la verdad Hellen ─insisto a tal punto que la pongo entre la espada y la pared.
─ ¡Ya deja de intimidar...!
─ ¡Dime! ─mi grito la hace estremecer ─. ¿Has hablado con él?
─Sí, sí, he estado hablando con él desde que nos vinimos ─se aparta de mí con nervios ─; lo hice porque creo en él. Yo creo en su interés por ti.
─Su maldi... ─digo a medias inspirando hondo para llegar al control ─. No quiero más charlas con ese hombre, ¿entiendes?
─Tengo dieciocho años y puedo hablar con quien quiera ─sus ojos están redondos como esferas y eso me enerva.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...