─Entremos aquí ─boto el vaso con residuo de helado en un puesto de reciclaje cerca y entro al boutique que muestra ropa interesante en sus vitrinas.
─Buenas tardes señoritas, ¿en qué la podemos ayudar? ─atiende una rubia teñida muy amable.
─Quiero probarme el vestido aquel ─le señalo el vestido color gris que tiene puesto un maniquí al fondo del lugar.
La mujer camina hacia el vestido y lo mira detalladamente para luego ir a un pasillo en donde está la réplica del mismo. Se devuelve con una sonrisa y me entrega el vestido.
Camino hasta el vestidor y me pongo el vestido de tirantes delicados que se me ajusta muy bien al cuerpo.¡Este es el vestido que quiero!
Salgo del vestidor y todas las presentes me miran.
─ ¿Cómo se me ve? ─pregunto a mi madre y a la señora Margaret que quedaron con una expresión de asombro.
─ ¡Hermosa! ─gritan al unísono.
─Lo quiero ─le digo a la peli rubia teñida que me atiende.
Me regreso al vestidor y cambio mi ropa. Estoy feliz con el vestido, se me verá muy bien mañana.
Salimos del almacén y bajamos las escaleras eléctricas del centro comercial.
─Mamá, se me hizo tarde para ir al taller y luego al aeropuerto por Noél. Vete en mi auto a casa con Margaret y luego yo voy.
─Está bien, hablamos luego ─me besa en la mejilla para despedirse. Lo mismo hace la señora Margaret y salen del lugar con dirección al estacionamiento.
Yo por mi parte camino a las afueras del centro comercial, voy a tomar un taxi para ir al taller y luego al aeropuerto. Se me hizo tarde para recoger a Noél.
─ ¡Taxi! ─creo que el tráfico está de muerte lenta.
─ ¿Puedo llevarte?
─Gracias, pero no hace falta ─justo ahora aparece Mark.
Dejo pasar unos minutos mientras intento tomar un auto y todos pasan ocupados. Mark no ha movido su auto de la acera, para él ese no es un problema, fácilmente puede pagarle a los policías de tránsito para que no lleven su auto a los patios.
─No te hagas la dura, puedo llevarte sin inconvenientes ─abre la puerta de su auto y baja.
─No hace falta, en algún momento vendrá un taxi por mí ─evito su presencia mientras continuo esperando un auto público.
─Hubo un accidente muy cerca y los taxis se están desviando; si tomas el tren se te hará más fácil llegar a tu destino pero recuerdo que no usas tren por lo que una vez te asaltaron en uno ─se cruza de brazos y acomoda su trasero en el baúl del auto ─. Tiene ganas de llover y no será buena idea esperar.
─ ¿A cambio de qué me llevarás? ─lo desafío con la mirada ─, no quiero malos comentarios mañana en la prensa.
─Nadie sabe que cambié de auto y mucho menos que estoy en la ciudad.
─Bien, no me des explicaciones ─camino de mala gana hasta el auto, me siento en el puesto del copiloto.
Él tiene razón, el tiempo está muy feo y las nubes grises nublan el cielo.
─ ¿A dónde quieres que te lleve? ─pregunta mientras conduce.
─A mi taller, queda en la... ─intento decir.
─Sé donde queda, he escuchado de tu nueva microempresa.
Me quedo en silencio, con disimulo miro sus movimientos. Él es tan calculador, realmente no tengo motivos para evitar su ayuda, la última vez que hablamos lo hicimos como personas civilizadas.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...