─Ok, ok, ¡ya! ─no puedo parar de reír ─, ¡Eres mi mejor amiga, tonta!
─ ¿Qué dijiste? ─persiste en más cosquillas.
─ ¡Esta bien, eres mi mejor amiga! ─digo agitada de tanto reír. Por favor, me va a hacer mojar la ropa y, de paso, la cama.
─Y la única ─se baja de mí ─, les dije a Spencer y a Cassidy que no volvieran a acercarse a ti o serían despedidas.
─ ¿Qué?, ¿por qué rayos hiciste eso? ─me siento en la cama.
─Porque ellas nunca fueron buenas amigas. Te llevaron a la perdición de los casinos en vez de ayudarte con eso ─dice.
─No era su deber.
─Para mí, el deber de una amiga, mejor dicho, de una verdadera amiga consiste en cuidar y apoyar en todos los aspectos a un amigo o amiga. Creo que a ellas les quedó grande esa labor.
─Actúas bajo celo y eso no es bueno ─hago ver.
─Admito que estuve celosa de esas... Pero si eres sensata, entenderás que tengo razón ─apela.
─Ya veo porqué no me han visitado o por lo menos llamado ─ya decía yo que algo andaba raro.
─Les daré un tiempo libre en horas de trabajo para que se olviden de ti.
─No harás eso ─río. Tengo la loca más loca como amiga ─, eso es chantaje.
─Lo haré, ya verás ─reímos al unísono.
Después de tanto reír, nos pusimos en modo cine. Gracias a que Loaiza tiene Netflix, pusimos unas cuantas películas, pero la muy aguafiestas se quedó dormida.
─Buenos días ─preparo el desayuno de Loaiza a las cinco y quince de la mañana, para que pueda llegar temprano a trabajar.
─Pusiste el despertador a las cinco de la mañana. ¿Qué te pasa? ─se me olvida que Loaiza nunca ama los horarios mañaneros, siempre llega cinco o diez minutos más tarde que todos en la oficina ─, mi jornada laboral empieza a las ocho en punto.
─La mía también, pero levantarse temprano es algo que nos ayuda a comenzar con el pie derecho ─le sirvo el café.
─No te quieras hacer la aplicada conmigo, sé perfectamente que te despiertas una hora antes de la señalada en el trabajo, para llegar ni un minuto más, ni uno menos ─toma el café.
─Por lo menos soy puntual ─tomo leche ─. ¿Qué me dices de una tal Andana? ─juego meneando el vaso de leche.
─ ¿Qué quieres saber de ella? ─come los huevos revueltos con pancakes «tiene un paladar muy "distinguido."»
─Llegó un email a tu ordenador en donde te pedía una cita para hoy. Créeme, no soy chismosa, sólo que tu laptop tiene un sonido muy particular y eso llamó mi atención ─explico pasando por alto mi nivel básico de chisme.
─Claro, debe ser que Bruno dejó el volumen elevado ─supone con normalidad. ¿Bruno?, a ver, el Bruno al que le di duro por acosador.
─Bruno, Bruno, Bruno ─hago muecas ─, antes de hablar sobre la tal Andana... o como se llame, quiero saber qué te traes con el Bruno ese.
─Me comentó que el día de la inauguración le diste muy mala contesta.
─ ¿Y te dijo que intentó propasarse conmigo?
─ ¡¿Qué?! ─Ay no, creo que fue mala idea decirle eso ─, ¿que intentó qué?
─Al principio no vi malas intenciones de su parte, por eso accedí a hablar con él, pero no le bastó con insinuar cosas, sino que me apretó con fuerza la mano y le pegué una bofetada ─refiero.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...