─ ¿De verdad quieres ir a un bar a estas horas? ─interpelo.
─Tú me hiciste una propuesta de tomar un café, yo no respondí a tu mensaje hasta que llegaste al hotel y me hiciste atenderte. Ahora quiero saber. ¿Qué te hace pensar que es malo tomar un trago a estas horas cuando tú fuiste quien lo propuso?
─Propuse un café ─admito.
─Y yo he propuesto pagarlo. ¿Qué hay de malo?
─Has dicho trago y...
─No he dicho que trago sea alcohol, si es lo que piensas. Sólo dije «trago» ─enfatiza y golpea mi brazo algo dolido haciendo que me queje ─. Lo siento, no te he preguntado cómo van los golpes.
─Mejorando. Mi madre se alarmó al ver mi labio roto.
─No se ve tan mal, te da un toque rebelde ─chista. Se detiene a mirar mi labio ─. Debí romperte las piernas.
─Eres una muñeca satánica ─mofo.
─ ¿Eso crees? ─me mira divertida ─. Puede que sea algo malévola, pero acepta que te ha quedado gustando mi juego macabro ─ríe. Acto seguido golpea el brazo que tengo más dolido y sale corriendo.
─ ¡Eso no es justo!, ¡sabes que no puedo correr! ─le grito al verla correr.
─ ¡Conmigo todo se vale! ─grita a lo lejos.
Intento correr, pero los golpes que tengo en el abdomen me lo impiden, así que camino a paso lento hasta llegar a ella. Tengo la impresión de que ama los animales.
─ ¿Te gustan?
─Sí.
─ ¿Entramos para que los veas mejor? ─propongo. Asiente y entramos a la tienda. Su mirada va directa a un cachorro color café que se ve triste, lo sostiene entre sus brazos y lo soba con cuidado.
─ ¿Cierto que es tierno? ─me pregunta con un deje anhelante en la voz.
─Como tú en estos momentos ─digo. Logro incomodarla, por lo que regresa el cachorro a su lugar.
─Mi hermana cumple años mañana, sé que siempre ha querido un perrito; pero soy alérgica a los animales así que le he prohibido tener animales en casa.
─Entonces, ¿cómo es que entraste a este lugar?
─Sólo se me da por estornudar así que no es mayor cosa ─regresa su mirada al animal y sonríe ─. Sé que amará ese regalo, quizá lo piense esta noche y en cuanto esté segura, vendré por él.
─Estoy seguro de que le gustará.
Salimos de la tienda y caminamos hasta un café cercano, en el que el dueño es un gran amigo mío.
─ ¡Polo! ─Saludo a mi gran amigo al entrar al lugar.
─ ¡Noél! ─viene hasta mí y me da un fuerte abrazo ─. Tiempo sin verte. ¿Qué te trae por estos alrededores?
─Vengo a tomar un café con una amiga.
─ ¡Oh! Pero que dama más hermosa nos trae Noél ─le sonríe a Alondra y le besa la mano haciendo que ella se apene un poco ─. Es una bellísima amiga.
─Gracias ─responde Alondra.
─Les tengo la mejor mesa. Lo que pidan será por cuenta de la casa ─le brinda asiento a Alondra.
─No hace falta. Yo pagaré ─le digo con el mayor de los gustos.
─Pagaré yo, así que tranquilo ─inquiere ella.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...