─ ¡Suéltame! ─me golpea mientras acomodo mi cuerpo sobre el suyo. Le impido levantarse, así que aprovecho para sujetar sus manos con fuerza, «esta mujer tiene mucha fuerza»
─ ¡Calma! ─Suspendo sus brazos sobre su cabeza y la miro fijamente ─, si quieres que te suelte, mejor será que me escuches.
Forcejea con fuerza hasta que logra cansarse.
─Por fin ─Sonrío ─. No entiendo por qué eres tan agresiva ─pone sus ojos en blanco ─. Bien, la verdad de todo es que soy tan inocente como tú de todo lo que pasa. Alondra, realmente fue una trampa de Rachel, ella y yo no tuvimos nada.
─Lo que hayas tenido con ella no me importa, igual no tienes porqué darme explicaciones como si fueras mi pareja.
─No soy tu pareja, pero quiero darte explicaciones porque me importas. Te fuiste sin despedirte y sin darme…
─No podía actuar como si nada, me sentí usada ─escupe desternillante en enojo buscando cómo zafarse de mis garras.
─Entiende de una buena vez que caí, al igual que tú, en esa trampa. Rachel lo único que quería era que te alejaras de mí y lo logró ─suelto sus manos y me siento al lado de ella para que pueda levantarse.
─ ¿Y qué me dices de los emails que te envíe?, esperé como tú no tienes idea una respuesta ─se sienta frente a mí ─; comprendo que estabas lleno de rabia porque no respondí a tus llamadas, e incluso a tus mensajes, pero qué querías que hiciera si me sentía burlada.
─Por lo menos debías ser más flexible conmigo y no tratarme como algo que usaste, durante todo este tiempo sufrí al darme cuenta que me había equivocado de mujer ─objeto.
─ ¿Aún piensas que te equivocaste? ─su mirada se detiene a la altura de la mía ─, ¿aún crees que soy aquella chica riquilla a la nunca debiste conocer?, dime la verdad, no quiero más secretos.
─Me quedan pocas horas para decirte lo que pasa conmigo; por la noche iré a una cena con la señorita Andana, sería bueno que luego de esa cena nos veamos en algún lugar, y ahí hablemos de todo lo que quedó en el aire.
─Yo quiero hablar ahora ─suelta con pretensión. «Me hará besarla, en ese estado a la defensiva, me encanta.»
─Pero no puedo, mejor hablemos por la noche. Yo paso por ti a las ocho en punto ─tomo sus manos y las beso ─, no quiero irme sin antes dejar claro todo contigo.
7:45 p.m.
─Te ves muy bien. ¿seguro no quieres que te acompañe?
─Andana, estaré un par de horas fuera del hotel, ¿es mucho pedir? ─la miro con aquella suspicacia, la cual no tarda en corresponder con una sonrisita a boca cerrada. Mientras le hacía dobleces a la camisa rosa que luzco.
─Me hablas como si yo fuera una dictadora ─arregla el cuello de mi camisa ─, por un momento quisiera conocer a la afortunada. Debe ser muy linda como para que haya logrado conseguir una cita contigo.
─Es linda, no lo puedo negar; pero lo que realmente me gusta de ella es que no mira las condiciones económicas, físicas e incluso las educativas ─ «estoy listo.»
─Hablas de esa mujer como si la conocieras de toda una vida ─me mira desde mis espaldas por el espejo.
─No la conozco de toda una vida, pero sí la conozco desde hace unos meses atrás. Quizá nuestra relación no fue la mejor, pero una vez más el destino nos ha cruzado y eso es una muestra de que estamos destinados.
─Me estás hablando de la misma mujer por la que me despreciaste muchas veces. ¡Vaya!, admiro a mujeres como esa, logran hipnotizar a un hombre de manera permanente ─asevera por lo bajo.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...