Capítulo 8

591 50 4
                                    

─ ¿Tan confiado? ─le río con hipocresía ─. No seas tan pendejo ─lo golpeo en sus partes nobles haciendo que quede adolorido.

─ ¡Puta...! ─exclama con desesperación tocando su coño algo sentido.

─ ¿A quién llamas puta? ─me le acerco tomando su mentón ─. Cuidado con lo que dices, Cupido ─me río mientras él se queja.

─ ¡Mierda! ─camina de un lado a otro con la mano en su hombría ─. Pudiste no seguirme el juego. ¡Joder!, no sabes lo doloroso que es un golpe de esos en esta zona ─se inclina un poco, y queda con sus manos en las rodillas mirando el asfalto mojado.

─Me has dicho que te gustan mis golpes, pensé que eras masoquista ─ironizo ─. Ya, deja el drama para otro día, ahora caminemos que aún nos faltan cuadras por recorrer.

─Puedes irte sola ─replica estando en la misma posición.

─No me pensarás dejarme tirada aquí ¿O sí? Me pueden hacer algo. Me puedo perder.

─Me tienes todos los huesos rotos; lo que gastaste en medicinas por los golpes de ayer, de nada sirvió.

─Compraré más medicina si tu atrevimiento lo amerita ─repongo.

─He descubierto algo más efectivo que las medicinas ─sonríe. Queda erguido, pero aún con una de sus manos sobre su bulto.

─Tu sonrisa no me convence ─le doy la espalda e intento ver si viene un auto. Por lo visto no hay ni alma en pena esta noche.

─Créeme, eso funciona y no cuesta nada para ti.

─ ¡A ver! ¿Qué es mejor que la medicina para curar los dolores? ¿Qué puede ser más efectivo que una cirugía para la ruptura de huesos? ─lo vuelvo a mirar con una sonrisa.

─Tus besos. El segundo que te besé sentí que fui curado parcialmente ─dice muy convencido.

─ ¿Ah sí? ─me le acerco de forma intimidante pero no lo veo retroceder ─. Veamos donde te golpee.

─Aquí ─me indica su brazo derecho y doy un beso a su brazo ─. También aquí ─me muestra su costado húmedo. Lo beso ─. Estoy sintiendo alivio. Aquí también me pegaste fuerte ─señala sus labios y lo beso sin desprender la mirada de él ─. Esta parte fue muy afectada ─sonríe y me indica su abdomen, le sonrío con malicia y beso su abdomen ─. Pero después de todo, la parte más afectada fue esta ─Me señala más abajo de su abdomen.

─ ¿Quieres eso? ─le digo con picardía ─. Estamos en medio de la lluvia y en una calle diría que abandonada.

─No tengo culpa que me hayas golpeado ahí ─muestra su media sonrisa con una ceja enarcada y sus manos puestas sobre su cadera.

─Bien ─me inclino quedando frente a su bulto apretado. Me acerco con cautela ─. Ya casi ─bacilo. Tomo su bulto apretado con una de mis manos y lo aprieto fuerte. Retomo mi postura quedando muy cerca de su cara que muestra dolor contenido ─. ¿Te gusta cómo se siente mi medicina o aumento la dosis?

─No lo intentes. Juro que te arrepentirás si lo haces ─sostiene mi mano que aún está en su hombría.

─ ¿Y si lo hago? ¿Qué? ─sonrío desafiante.

─Te comeré la boca de un solo beso ─sonríe igual de desafiante, pero con su labio inferior mordido.

─No acostumbro a tener aventuras con piedras de tropiezo, pero he pensado disfrutar una que solo durará una semana ─le sonrío sutilmente y, suelto su elemento procreador que por casi cambia de estado.

Una semana en París © TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora