─ ¿Tan confiado? ─le río con hipocresía ─. No seas tan pendejo ─lo golpeo en sus partes nobles haciendo que quede adolorido.
─ ¡Puta...! ─exclama con desesperación tocando su coño algo sentido.
─ ¿A quién llamas puta? ─me le acerco tomando su mentón ─. Cuidado con lo que dices, Cupido ─me río mientras él se queja.
─ ¡Mierda! ─camina de un lado a otro con la mano en su hombría ─. Pudiste no seguirme el juego. ¡Joder!, no sabes lo doloroso que es un golpe de esos en esta zona ─se inclina un poco, y queda con sus manos en las rodillas mirando el asfalto mojado.
─Me has dicho que te gustan mis golpes, pensé que eras masoquista ─ironizo ─. Ya, deja el drama para otro día, ahora caminemos que aún nos faltan cuadras por recorrer.
─Puedes irte sola ─replica estando en la misma posición.
─No me pensarás dejarme tirada aquí ¿O sí? Me pueden hacer algo. Me puedo perder.
─Me tienes todos los huesos rotos; lo que gastaste en medicinas por los golpes de ayer, de nada sirvió.
─Compraré más medicina si tu atrevimiento lo amerita ─repongo.
─He descubierto algo más efectivo que las medicinas ─sonríe. Queda erguido, pero aún con una de sus manos sobre su bulto.
─Tu sonrisa no me convence ─le doy la espalda e intento ver si viene un auto. Por lo visto no hay ni alma en pena esta noche.
─Créeme, eso funciona y no cuesta nada para ti.
─ ¡A ver! ¿Qué es mejor que la medicina para curar los dolores? ¿Qué puede ser más efectivo que una cirugía para la ruptura de huesos? ─lo vuelvo a mirar con una sonrisa.
─Tus besos. El segundo que te besé sentí que fui curado parcialmente ─dice muy convencido.
─ ¿Ah sí? ─me le acerco de forma intimidante pero no lo veo retroceder ─. Veamos donde te golpee.
─Aquí ─me indica su brazo derecho y doy un beso a su brazo ─. También aquí ─me muestra su costado húmedo. Lo beso ─. Estoy sintiendo alivio. Aquí también me pegaste fuerte ─señala sus labios y lo beso sin desprender la mirada de él ─. Esta parte fue muy afectada ─sonríe y me indica su abdomen, le sonrío con malicia y beso su abdomen ─. Pero después de todo, la parte más afectada fue esta ─Me señala más abajo de su abdomen.
─ ¿Quieres eso? ─le digo con picardía ─. Estamos en medio de la lluvia y en una calle diría que abandonada.
─No tengo culpa que me hayas golpeado ahí ─muestra su media sonrisa con una ceja enarcada y sus manos puestas sobre su cadera.
─Bien ─me inclino quedando frente a su bulto apretado. Me acerco con cautela ─. Ya casi ─bacilo. Tomo su bulto apretado con una de mis manos y lo aprieto fuerte. Retomo mi postura quedando muy cerca de su cara que muestra dolor contenido ─. ¿Te gusta cómo se siente mi medicina o aumento la dosis?
─No lo intentes. Juro que te arrepentirás si lo haces ─sostiene mi mano que aún está en su hombría.
─ ¿Y si lo hago? ¿Qué? ─sonrío desafiante.
─Te comeré la boca de un solo beso ─sonríe igual de desafiante, pero con su labio inferior mordido.
─No acostumbro a tener aventuras con piedras de tropiezo, pero he pensado disfrutar una que solo durará una semana ─le sonrío sutilmente y, suelto su elemento procreador que por casi cambia de estado.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...