Capítulo 22

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─Señorita usted está ebria y no puede decidir en ese estado qué es lo que quiere ─la tomo de la mano y la llevo a un sofá negro que está desocupado ─. Disfrute la fiesta desde aquí ─demando.

─ ¡Amo que me domines! ─me roba un beso, por lo que con disimulo hago gesto ─. Demuestra que eres un macho ─ronronea al tiempo que agita sus manos bastante sobreactuada y retadora.

─Lo soy sin necesidad de demostraciones señorita ─me levanto y camino hasta la barra para despejar mi mente de las insistentes insinuaciones.

─ ¡Hola guapo! ─me aborda una linda pelirroja.

─ Hola ─saludo. Corro con la suerte de que ésta está más sobria que Andana.

─ ¿Quieres bailar conmigo? ─propone atrevida, no conforme me coquetea, razón por la que río un poco.

Hacia mucho que no le seguía las aguas a una cazadora.

─Lo haría, pero tengo que cuidar de alguien que se ha embriagado ─miro en la dirección de Andana y descubro que me observa tranquilamente con una sonrisa pícara, analizando mi  franca y candente escena.

─Tu novia se ve muy sobria ─comenta la chica acercándose a mi oreja para que pueda escuchar mejor. La música está en un nivel muy alto que no deja hablar.

─No es mi novia, es mi jefa. Sabe controlar su euforia ─digo en un tono burlesco logrando captar la atención de la mujer que, segundos después, sonríe.

─Puedes llamarme a este número ─mete en el bolsillo trasero de mi pantalón una nota que no alcanzo a visualizar ─; quizá acceda a cumplir tus deseos ─me guiña el ojo y me da un breve beso en la mejilla.

Tratando de disimular el asombro y la cara de estúpido que tengo, parpadeo un par de veces, para luego acercarme a Andana. Estando a su lado observo mi alrededor y pienso ─ ¿cómo llegué aquí? ─, luego sonrío por la obviedad de mi pregunta. ¡Venga! Noél, te gusta la retórica.

─ ¿Te gustó la pelirroja? ─pregunta Andana.

─Ehm... ¿hablas de la chica con la que estaba ahora?, pues... es linda ─tomo un trago de vodka ─. ¿Por qué?, ¿la conoce?

─Tienes razón, es linda ─confiesa, aunque puedo intuir que le ha costado admitir eso ─; se llama Amelia, es Americana como tú y, además, su cara de niña consentida la tiene como presentadora en un canal de farándula de aquí.

─Tiene un buen trabajo ─espeto.

─Sí, pero su reputación es un asco y eso la hace muy codiciada por los medios de tv.

─Por lo que me dices, es una mujer de poco honrar, aunque pareciera que es muy...

─Ella no parece ser nada, sólo que ustedes los hombre pintan mariposas en feos cuadros de murciélagos —escupe pedante.

─Para estar ebria eres coherente con Tus palabras ─mofo.

─Tu escena de conquista con ella me hizo volver a la realidad. No creas que son celos, realmente no, ella solo te utilizó; ama montar escenas románticas con los chicos que cree, pueden ser mis pretendientes. Es una loca desquiciada.

─Es decir, yo fui su...

─Títere ─termina mi frase, causa que nos hace reír al unísono. Las mujeres son una caja de sorpresa ─. Lleva varios años haciendo lo mismo en cada fiesta y en cada reunión en la que nos encontramos.

─ ¿Por qué hace eso?

─Sufre falta de autoestima. Su ex tuvo una aventura conmigo luego de que ellos terminaron; ella, todo el tiempo, ha pensado que él le era infiel conmigo. Me da mucha risa ver que intenta hacer lo que, piensa, hice con su ex ─vocifera con altivez y orgullo.

Una semana en París © TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora