"...así que no sé si podré enviaros alguna carta más, al menos hasta Halloween. Cuidaos mucho. Harriet, no te pongas demasiada presión con los estudios, y lo mismo para ti con el quidditch, Charles. Cuidaos el uno al otro.
Os quiere, mamá."
Releí las últimas frases de la carta que había recibido hacía un rato en la sala común de Hufflepuff, cuando le daba mis últimos retoques a la redacción de Encantamientos. Me había tomado un poco de tiempo para leerla un par de veces y asimilar todo lo que mi madre quería decirnos a mi hermano y a mí antes de colocarme la bufanda y salir a buscar a Charlie.
Creí que estaría en el campo de quidditch. Sabía que había apuntado al equipo de nuestra casa aquella tarde, porque Charlie tenía la intención de empezar cuanto antes a entrenar de manera intensiva. Si mi obsesión era conseguir un puesto de trabajo en El Profeta, la suya era que Hufflepuff ganara la Copa de Quidditch aquel año, su último en Hogwarts.
Algo que no me cabía duda que tenía que chocar con las pretensiones de Potter.
Desde mi puesto al lado de las gradas observé los últimos minutos del entrenamiento del equipo de Gryffindor, que al parecer estaban decididos a utilizar hasta el segundo final, en el que el equipo de Hufflepuff vinieran y ellos tuvieran que ceder el turno.
Estaban jugando un pequeño partido. El guardián, un tipo enorme llamado Samuel Thomas, paraba las quaffles que los cazadores le lanzaban con precisión. Las dos bateadoras, unas chicas de quinto que yo no conocía, se pasaban entre ellas una bludger, cada vez con más fuerza.
Y, por otra parte, estaba el buscador, que intentaba atrapar a tiempo todas las snitches que Potter dejaba libres.
Lo miré con mayor atención. Después de numerosos partidos a lo largo de los años acompañando a Jim, había visto a James Potter pasar de suplente a jugador en primera línea, y hace dos años, a capitán. Jugaba en el puesto de cazador, y era bastante bueno...detalle que sólo servía para aumentar su ego.
En ese momento, una de las dos bateadoras golpeó la bludger con demasiada fuerza, tanta que ésta fue desviada en dirección a la cabeza del chico que jugaba como buscador, y que en ese momento cruzaba el aire con la mano estirada para coger la última snitch.
Contuve el aliento, pero entonces vi cómo Potter echaba a volar con rapidez hasta el chico. Haciendo una cabriola en el aire, consiguió atrapar la bludger con las dos manos y dio una vuelta de 360º en su escoba. Poseía un excelente equilibrio, pues no se cayó de su transporte a pesar de estar abrazando la bludger con todas sus fuerzas.
Se me escapó un pequeño suspiro de alivio y estoy muy segura que lo mismo sintió el chico buscador.
—¡Lo siento, James!—gritó la chica a la que se le había desviado. Se pasó una mano por la coleta deshecha.—¡No iba para Ian...!
—¡No hay nada que sentir! ¡Si no la hubiera parado, le hubieras acertado! ¡Haz lo mismo en los partidos y ganaremos!—gritó con una sonrisa James, y levantó el pulgar en su dirección.
Entonces se volvió para comprobar si el pequeño Ian estaba bien, y me vio a mí observarlo desde la distancia. Nuestros ojos se encontraron y él sonrió más ampliamente.
Echó a volar en mi dirección bajo mi mirada.
—Vaya, vaya, Lowell. ¿Tú, en un entrenamiento de quidditch?—comentó vivaracho mientras se acercaba. Quedó su escoba flotando a un par de palmos de mí, así que tuve que echarme hacia atrás y mirar hacia arriba para verlo mejor.—Admítelo; no puedes pasar un día sin mirarme—dijo James con aire chulesco, apoyando los dos codos en el palo de su escoba.
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CHISPAS (a Hogwarts story)
FanfictionHarriet necesita una historia. Desesperadamente. Tras haber ganado el JEM, otorgado por el Profeta, sabe que quiere escribir, y devolver al Periodismo la buena fama que malos escritores como Rita Skeeter le han arrebatado. Por ello, en el comienzo...