Paseé los dedos por la cara de James.
Tenía la piel suave, como la de un bebé, y sus facciones se contrajeron. Abrió los ojos con dificultad, y entonces pude apreciarlos mejor. Eran marrones oscuros, pero con motas más claras conforme el iris se alejaba de la pupila. Había tenido razón al clasificarlos como de peluche.
Uno de ellos estaba rodeado por un impresionante círculo violeta, que afeaba un poco su imagen.
Le aparté un mechón negro de pelo de la frente para que viera mejor.
—Sigues vivo, ¿no?
—Para tu deleite, sí—se movió él en el suelo. Se llevó la mano a uno de sus ojos, y soltó una exclamación de dolor.—Mierda de unicornio, ¿qué ha pasado?
—Te han noqueado, colega—dijo Ted, a mi lado en el suelo, examinando a su amigo.—¡Y menudo gancho derecho...!
—¿Qué está pasando?—preguntó James, aún aturdido.
—Pues que nos echan del bar por tu culpa—Ted suspiró con tristeza.
Charlie pasó el brazo de James por encima de sus hombros y así lo incorporó, bajo las miradas de todos los clientes del bar, que hacían sus comentarios. En cuanto se enterara la profesora McGonagall que uno de sus estudiantes montaba semejante espectáculo, a James Potter le caería el castigo de su vida. Ted y yo los seguimos en comitiva.
La señora Rosmerta nos esperaba al lado de la puerta con un trozo de carne cruda congelada, que entregó a James con un suspiro. El tiempo ya le afectaba, pero se las arreglaba para parecer glamurosa con un delantal encima de su ropa. Gruesos aretes adornaban sus orejas, y su enorme peinado olía un poco demasiado a laca.
—Ha sido un buen golpe, chico. Además, en unos ojos tan hermosos como esos...—aquello fue lo que comentó chasqueando la lengua.—No puedo aceptar peleones en mi bar, así que vuelve cuando tu hermano y tú controléis las hormonas. Ten.
James aceptó el filete de mala gana y se lo colocó en el ojo derecho. A regañadientes, se volvió hacia la calle, pero paró un momento, contemplando la escena que se llevaba a cabo en ella.
Jim había salido antes, acompañando a Albus y su amigo Scorpius fuera del jaleo. Ahora, cerca de una ventana, Jim hablaba de manera animada con el rubio Malfoy, y casi me pareció escuchar la palabra "dragón" en su conversación. Albus, en cambio, miraba a un lado y al otro con cierta inquietud, pero cruzó miradas con su hermano y paró del todo, manteniéndose recto y seco como un palo.
—Tío...—comenzó a decir Charlie.
Pero James no hizo caso. Retiró con torpeza su brazo de los hombros de Charlie y avanzó con la varita en aquella mano que no estaba ocupada sosteniendo un filete en su cara.
Vi cómo Albus sacaba su varita, y tuve el incómodo pensamiento de aquello terminaría mal.
—¡Expelliarmus!—gritó James.
La varita de Albus salió despedida de su mano sin que él pudiera hacer nada, y James la atrapó al vuelo con su agilidad adquirida en el quidditch. El viento alborotaba los cabellos de todos, incluidos los de los dos hermanos.
—James—dijo Charlie un poco más alto, pero su segundo intento de razonar fue igual de bien que el primero.
—Devuélveme mi varita—reclamó Albus a James, muy serio.
—¿O qué, enano? ¿Vas a darme otro puñetazo?—el comentario de James no sonaba en tono de broma. Se acercó hasta quedar cara a cara con Albus, a pesar de que era más alto que su hermano. Detrás de Albus, Jim apretó el hombro de Scorpius, que parecía a punto de querer intervenir.
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CHISPAS (a Hogwarts story)
FanficHarriet necesita una historia. Desesperadamente. Tras haber ganado el JEM, otorgado por el Profeta, sabe que quiere escribir, y devolver al Periodismo la buena fama que malos escritores como Rita Skeeter le han arrebatado. Por ello, en el comienzo...