Desperté de una cabezada cuando todos entraron en la sala común de Hufflepuff.
Miré aturdida a mi alrededor a la vez que un montón de gente vestida de amarillo se desparramaba por los sofás y butacas. Yo misma estaba sentada en una silla de madera, y frente a mí estaban mis apuntes de Historia de la Magia.
Me había quedado dormida.
Y, cuando recordé eso, también fui consciente de repente de que me dolían terriblemente el cuello y los hombros. De seguro había dormitado apoyada en la mesa, y ahora mi cuerpo sufría las consecuencias.
Al final de la muchedumbre, observé cómo entraba el equipo de quidditch de Hufflepuff. Era cierto; aquel mismo día había quedado fijado el segundo partido de la temporada. Serpientes contra tejones. Jim se había vuelto loca por verlo, pero yo me había dado cuenta por la mañana de que llevaba un retraso algo grande respecto a mi plan de estudios para la asignatura del profesor Binn. No quería quedarme muy atrás, ya que había tanto temario que una vez perdida sería tremendamente difícil encontrarme, así que preferí quedarme en la sala común, estudiando.
Vi a mi hermano con una sonrisa de oreja a oreja, y cierto aspecto orgulloso que podría confundirse con chulería, y supe que Hufflepuff se había alzado con la victoria.
Justo al lado de mi hermano iba James Potter. Hablaba muy animado con Charlie, que parecía inmerso en la conversación. En cambio, James variaba su mirada entre su amigo y la sala, a la que observaba con atención. La barrió con los ojos, y entonces los míos se encontraron con los suyos.
Me dedicó una breve sonrisa en la distancia. Yo me revolví en la silla, que era la cruel culpable de que me dolieran las piernas, e intenté bajar la cabeza para ordenar mis apuntes.
Aún así, vi cómo James daba un golpecito a Charlie en el hombro y me señalaba con la cabeza sin apartar su mirada oscura y chispeante de mí un solo segundo, diciéndole algo que no alcancé a escuchar por culpa de los murmullos y conversaciones que brotaban en la sala común, que durante cualquier día normal no era especialmente ruidosa, pero ahora sí se podía notar que todos venían emocionados por la perspectiva del partido ganado.
Charlie asintió, y entonces se fijó en mí también. Alzó la mano y me saludó, y yo le sonreí. Estaba sudado, hecho un asco y probablemente oliendo a puerco.
Pero eso no quitaba lo orgullosa que me sentía de él.
Porque Charlie era conocido por su gran pasión al quidditch. Se hizo con un puesto en el equipo a nuestro segundo año, y hacía tres que era capitán. Consiguió que el año pasado Hufflepuff llegara a la final, pero se accidentó con una bludger y tuvo que retirarse antes de ganar la victoria para mi casa. Todos sabíamos que, este año, Hufflepuff tenía con él muchas posibilidades de ganar la Copa de Quidditch y, con ella, el reconocimiento que tenía pendiente desde hacía mucho.
Mi hermano era una especie de héroe por allí. Y sí, lo cierto es que en ciertas ocasiones se le subía a la cabeza, pero no por ello dejaba de aplaudirlo interiormente.
—¿Qué hay, Lowell?—me saludó la ya conocida voz de Potter, y James apoyó los codos en la mesa frente a mí, cogiendo una postura relajada, típica de él.—¿En qué estás trabajando ahora? ¿El próximo escándalo del periodismo mágico?
—Deberes para el señor Binn—contesté lánguida, poniendo mis apuntes en tres montones ordenados. Me puse la mano en la boca cuando bostecé sin remedio.—Voy demasiado atrás.
—Eso no hay quien se lo crea—James negó con la cabeza, quitándole importancia con la mano. Giró la cara, contemplando un poco más el ambiente, pero entonces se volvió hacia mí, inclinándose hacia delante.—Escucha, necesito que me hagas un favor.
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CHISPAS (a Hogwarts story)
FanficHarriet necesita una historia. Desesperadamente. Tras haber ganado el JEM, otorgado por el Profeta, sabe que quiere escribir, y devolver al Periodismo la buena fama que malos escritores como Rita Skeeter le han arrebatado. Por ello, en el comienzo...