Capítulo LXXIV

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—When I see you everyday, I say "mmm, hello little girl"

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When I see you everyday, I say "mmm, hello little girl". When you're passing on your way, I say "mmm, hello little girl". If I see you passing by, I cry "mmm, hello little girl". When I try to catch your eye, I cry "mmm hello little girl".

Por encima del sonido de mi guitarra alguien aporreó desde el piso de abajo lo que sería el suelo de mi habitación, haciendo que ésta retumbase.

—¡James, llevas así desde las seis de la mañana!—suplicó Ted a gritos. Su voz me llegaba desde la escalera junto a mi puerta, que estaba abierta de par en par.—¡Para, te lo ruego!

Estaba celoso de lo bien que toco la guitarra.

No le hice ni caso y continué rasgando las cuerdas al ritmo de los acordes mientras cantaba la siguiente estrofa:

I send you flowers, but you don't care. You never seem to see me, standing there. I often wonder, what you thinking of. I hope it's me, and love love love.

—Lleva así desde hace semanas—escuché que Ted decía antes de dar un sorbo a lo que fuese que estuviera bebiendo.

—¿Y dices que no duerme por las noches?—ésa era mi madre. Sonaba preocupada.

Desde que tengo uso de memoria, Ted siempre ha sido nuestro invitado oficial durante un par de días de cualquier vacaciones.

Y su actividad favorita aquí no era jugar al quidditch.

No era quedarse comiendo hasta tarde.

No era gastarle bromas pesadas a Lily (Albus nunca salía de su habitación, así que no tenían gracia). 

Para nada. 

Lo que Ted disfrutaba más era sentarse a charlar con mi madre frente a una taza de té y ponerse a chismorrear los dos juntos.

Y, al parecer, aquel día me había tocado a mí ser el centro de su conversación.

—Ajá. Pobrecito—comentaba Ted en aquel momento.—Romper con Harriet le está pasando factura, aunque no se dé cuenta.

—¿¡Os dais cuenta de que puedo oír todo lo que decís, verdad!?—chillé, deteniendo el sonido de mi guitarra por un instante.

—¡Cariño, nos has despertado a todos cuando el sol aún no había salido tocando la guitarra! ¡Nosotros sí te hemos oído a ti! ¡Estarías castigado si no fuera por lo triste que sé que te sientes!—gritó mi madre como respuesta desde la cocina.

—¡Yo no estoy triste! ¡Esa palabra ni siquiera existe en mi vocabulario!

—¡No me mientas! ¡Además, soy tu madre! ¡Si me apetece hablar de ti, hablaré todo lo que quiera!

Jaque mate.

Suspirando, me levanté, dejando la guitarra en la cama, y cerré la puerta con suavidad.

CHISPAS (a Hogwarts story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora