—Diane, ¿tenemos que llevar abrigos o algo así? —pregunta Jake irrumpiendo en la habitación mientras doblo mi pijama.
Me río bajito, porque suena realmente apurado por esa información.
Y no.
No pude convencerlo de que me dejase ir sola a Londres así que ahora resistiría todas sus preguntas en cuanto a mi ciudad natal. Y yo no soy una persona muy paciente los últimos días.
Me giro hacia él y pongo mis manos sobre mis caderas. Lo miro con mi cara de "estas bromeando".
—Jacob, es ve-ra-no. —digo 'verano' con suavidad y en sílabas, como si con eso quisiera explicarlo todo, aunque sé que eso no funciona con mi amigo. Él frunce el ceño, suelto un suspiro teatral y me obligo a explicarlo. —El clima es muy similar al de Nueva York, la única diferencia es que el sol no es tan cálido como aquí. Y hay más neblina y humedad. Además, no creo que nos quedemos hasta que llegue la época invernal. —me detengo antes de decir: Al menos, tú no te quedarías tanto tiempo. Jacob asiente y da vuelta atrás. Espero que no se aparezca por aquí en un rato porque no me haría responsable de mis actos. Continúo doblando algo de ropa y la empaco en mi maleta por un largo rato. Jake no aparece por la habitación en ningún momento. Termino de empacar todo y para entonces ya son las 11 de la noche.
Vaya, perdí la noción del tiempo haciendo nada.
Llego a la cocina en búsqueda de algo que sacie a mi estómago pero no hay nada. Creo que Jacob se ha hecho a la idea de no hacer más compras para la alacena y se conforma con las raras hamburguesas de un local que está en el vecindario. Para mi suerte, encuentro un poco de cereal y lo vierto en un tazón, pero, como no hay leche, comienzo a comerlo así.
Escucho una risa a mis espaldas y me estremezco.
—Enserio Diane, ¿cereal sin leche? —oigo y me volteo.
—Lo siento, no había otra opción con buen sabor. —comienzo aún con algo de cereal en mi boca. Trato de comerlo rápidamente porque bueno, una chica hablando con la boca llena no es nada atractivo y en los últimos días Jacob había avanzado un poco sobre su línea de: "respetaré el hecho de que no quieres tener pareja aún" y digamos que yo no hago nada por detenerlo. — ¿Dónde estabas? —pregunto y no puedo evitar sentirme como una novia preocupona a pesar de que no tenemos aún nada de eso. Creo que Jake lo nota porque sonríe de medio lado. — ¿Qué? —pregunto porque su sonrisa comienza a ponerme nerviosa y no me gusta eso. Él niega y murmura para sí mismo algo que no logro escuchar con claridad. Se acerca poco a poco, retira el tazón de cereal de mis manos y se queda ahí. Estático. Examina mi rostro con sus ojos color miel. Después sólo se aleja dejándome confundida y con ansias de que algo interesante hubiera ocurrido.
(. . .)
Reviso mi teléfono nuevamente en espera a una respuesta por parte de Harry pero no hay nada y estamos a nada de abordar el avión, decido apagarlo de una vez por todas. Me doy media vuelta y descubro que mi buen amigo no me sigue. Lo busco entre la multitud de personas que se ha reunido justamente este día en el aeropuerto pero mi baja estatura no ayuda en mucho. Continúo con la búsqueda de Jacob mientras murmuro algunas cosas no muy agradables sobre él. Entonces, una mata de cabello rojizo sentada en el suelo con algunos cochecitos regados a su alrededor llama mi atención. Pero no es el niño, sino su acompañante.
El pequeño juega tranquilamente nada más y nada menos que con Jacob Atwood.
¡Jake está jugando con un niño y tenemos menos de media hora para atravesar la línea de seguridad y la banda de equipaje!, ¡es un vuelo internacional y eso implica más revisiones que algún otro normal!
