Para mí, es definitivo.
No me va a interesar nadie más de la misma manera en que lo hace Niall Horan.
Nunca.
Y eso lo sé porque, cuando conoces a esa persona, a la especial e indicada –con todo el sentimentalismo que eso incluye– no importa el momento. Y todo parece especial.
Ugh, no puedo creer que me esté comportando de esta manera.
Cierro los ojos y me acomodo más cerca de Niall, recargándome un poco sobre él. Ambos miramos una película después de terminar nuestra 'cena romántica', que incluyó una bonita canción que me tuvo al borde del llanto y un pequeñísimo baile con canciones que Niall tarareaba mientras nos movíamos tontamente por el piso de la sala de estar de la que se retiraron los sofás y otras cosas para improvisar una pequeña pista de baile. Después, alrededor de las once de la noche concordamos en ver una película para terminar con nuestra hermosa velada.
No es una cita convencional, y me agrada bastante salir del estereotipo de una cita romántica.
Esto sin duda si es el estilo de ambos.
Suspiro y Niall me atrae más entre sus brazos, inhalo su aroma varonil y sonrío ligeramente. Ni siquiera estoy prestando atención a la película. Este chico es sin duda una distracción grande. Él besa la parte superior de mi cabeza y murmura con sus labios muy cerca de mi oído:
—Daría todo por conocer tus pensamientos en este preciso instante. ¿Tienes algo de sueño? —niego. — ¿Qué ocurre entonces? —pregunta. Me separo utilizando mi mayor fuerza de voluntad de él y lo miro a los ojos. La luz cambiante que emite la televisión cambia el color de sus ojos, pero siguen encantándome como en el primer día. Niall deposita un suave beso sobre mis labios pero yo lo hago más prolongado. Poco a poco él va tomando el control de la situación y queda totalmente sobre mí. Lo abrazo por el cuello, atrayéndolo a mí y profundizando más el beso. Yo tengo todo el cuerpo sobre el sofá de tres plazas y Niall continúa besándome ferozmente. Hacemos una pequeña pausa para respirar y cuando comienza el segundo beso, la iniciativa llega a mí y comienzo a recorrer su torso con mis manos por encima de su bonita camisa celeste. No puedo evitar percatarme de que tiene los músculos trabajados y me vuelvo loca al imaginarlo sin la camisa, así que la descarto del camino y la dejo en el suelo, a un lado de nosotros para continuar acariciando cada centímetro de su suave piel. Lo abrazo con mis piernas, haciendo más corta la distancia entre nosotros. Niall emite un sonido gutural y retira las manos de mi cintura para recorrer mi cuerpo por encima de mi vestido. Siento que la temperatura sube a mil. Así, literalmente, parece que estuviéramos en pleno verano cuando afuera no pasan de los dieciocho grados centígrados. Niall continua recorriendo mi cuerpo con sus manos y sus besos se trasladan a mi cuello, haciendo pequeñas succiones en su camino hasta mi clavícula. En un movimiento fluido, Niall toma el cierre de mi vestido y lo baja poco a poco. Sus labios vuelven a tomar posesión de los míos y no los abandona en ningún momento mientras está en su tarea de deshacerse de mi ropa. En menos de un minuto mi torso está desnudo –excepto por el sostén de encaje que tengo puesto— y nuestras calientes pieles están en contacto.
Siento que explotaré en cualquier momento.
Cuando su lengua encuentra su camino a la mía, paso mis dedos por su suave piel una vez más. Niall se sostiene con sus codos, manteniendo su peso completo sin aplastarme, pero de todas maneras puedo notar su bulto debajo de la bragueta de sus pantalones presionando justo contra la parte baja de mi hueso pélvico. Sus movimientos son restringidos, pero puedo darme cuenta de que quiere deshacerse por completo de la ropa que está de por medio. Mis piernas siguen entrelazadas a su alrededor. Se separa de mí y susurra suavemente: