23: Apartamento

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— Eso es bonito. —menciona Jake cuando descubre uno de mis nuevos intentos por dibujar. Si bien dicen que la practica hace al maestro. Hace tanto que no hago algún boceto por diversión y todo sale horrible. Creo que tanta seriedad en las líneas rectas me ha hecho olvidar lo que es hacer algo por gusto.

A veces, enfrascarnos en lo correcto nos hace olvidar lo bien que se sentía hacer las cosas con libertad. Si decidimos un camino recto, todo perderá sentido para nosotros. Las mejores cosas de la vida son espontáneas y ocurren una sola vez.

—No mientas, tal vez no es feo, pero sin duda es raro y desalineado. —respondo demasiado concentrada en el desastre que estoy haciendo como para mirarlo. Aunque, tengo la impresión de que va a salir a algún lado cuando el aroma de su colonia inunda mis fosas nasales. —Dios, ¡apesto en esto! —comento cuando lo que suponía que sería el tronco de un árbol más bien parece el cuello de una jirafa. Jacob no soporta la seriedad y comienza a reír. — ¡Oye, no te burles!

—Lo lamento, es inevitable... ¿eso es un pato? —dice señalando lo que a mi parecer era una barca. Hago una mueca y coloco el bloc a un lado.

— ¡Me rindo! —exclamo exageradamente y me levanto del sofá, Jacob me abraza por la cintura y después de colocar un beso en mi mejilla, descansa su cabeza en mi hombro.

—No te preocupes, tarde o temprano podrás hacer un buen pato. —se burla y pongo los ojos en blanco. —Sabes que bromeo, preciosa. Tal vez es una de esas rachas en las que no puedes hacer algo, como los escritores, que tienen periodos de bloqueo. A todos nos sucede alguna vez, independientemente de lo que deseemos hacer. —asiento a sus palabras de aliento. —Bien, ¿Qué te parece ir a dar un paseo por ahí?, hay algunos lugares en renta que me gustaría ver. ¿Vienes conmigo? —se separa de mí un par de metros y lo veo detalladamente por primera vez en todo el rato que ha estado burlándose de mis trazos sobre el papel.

— ¿Te has bañado de nuevo? —Okey, esa no es una buena pregunta. Es algo que definitivamente debía quedar en mi mente. —Ignora eso. Vamos, ¿Qué va a pasar con tu departamento en Nueva York? Es genial, muy grande y está en una buena zona.

—Por eso es que lo venderé. Me pagaran bastante por él y el auto por lo que podré pagar un lugar aquí. —contesta como si fuera lo más obvio del mundo. —Y por cierto, sí, me bañe porque salí un rato a correr.

Suelto un suspiro y después me quejo cuando lanza pequeñas gotas de agua en mi dirección.

—No deberías estar haciéndolo. —digo después de un momento. Jacob me frunce el ceño, como si no supiera de lo que estoy hablando. —Oh, no me hagas esa cara. Sabes bien a qué me refiero y por qué es una mala idea.

—No es una mala idea estar a tu lado, Diane.

A la larga, podría serlo.

Al cabo de unas horas estamos observando los alrededores de una zona en Londres en la que en mi vida me había acercado. Es mucho más moderna que toda la ciudad y los grandes y brillantes edificios cubren la vista, hay un simple y pequeño parque en todo el lugar. Hay muchas, pero muchas tiendas de todo tipo. De todas.

— ¿Habías estado en este lugar? —comenta Jake observando todo tan asombrado como yo. Niego y me percato de que no me está observando, por lo cual me obligo a hablar.

—Nunca. —admito. — ¿Dónde está ese famoso departamento? —cuestiono. Tengo algo de curiosidad aunque estoy insegura de que este sitio me agrade. Jacob me pide la opinión de todos los hogares a los que hemos ido en el día. Él continúa confiando en que viviré con él. Eso es un hecho, momentáneamente. ¿Qué tal si un día todo se acaba gracias a mi mal humor y mi increíble habilidad de echar a perder las cosas? Probablemente no querrá verme nunca más y no podrá ser posible una separación debido a que compartimos el departamento.

Always for you || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora