26: Sin él

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A la mañana siguiente todo se ve tan normal que asusta. Como si el tiempo hubiera saltado el día anterior por completo y nada hubiera ocurrido. Sin embargo, sé que ocurrió por dos sencillas razones: primero; los síntomas del resfriado están presentes y hablo extraño gracias a la congestión nasal que me atormenta, segundo; mi hermosísima –nótese el sarcasmo– y persistente conciencia no deja de molestar en que tengo que aclarar todo. Creo que por lo menos ella si hace bien su trabajo.

—Buenos días. —saluda un muy jovial Jacob mientras entra a la cocina. Se mueve de un lado a otro y no puedo evitar percatarme de que se ha vestido mucho más formal que de costumbre, incluso ha hecho el esfuerzo por peinar su cabello.

—Hey. — contesto simplemente debido a que cualquier frase larga pierde el sentido a causa de mi voz esta mañana. — ¿Qué ocurre? —lo veo ansioso mientras busca no sé qué cosa. Se detiene y me presta atención.

—Me han llamado de ese buffet de abogados que fui el otro día, al parecer quieren una segunda entrevista. Esto es importante, Diane, estoy nervioso y me retrasaré porque no tengo auto y no sé qué hacer y aún tengo que desayunar. —habla tan rápido que no puedo evitar compadecerme de él. La vez que me enteré que tendría una entrevista con los directivos del Instituto de Artes estuve nerviosa mucho tiempo antes de que ocurriera y permanecí así por un par de días más después de que pasó. Es una sensación extraña.

—Cálmate, desayuna y tomas algún taxi o el subterráneo. —sugiero y él asiente enérgicamente. Me doy cuenta de que mira el reloj que está en la parte superior del microondas cada pocos minutos.

— ¿Estás enferma? —oh, creo que al fin se dio cuenta. Suspiro y muevo mi mano en un gesto que, para mí es como restarle importancia al asunto.

—Lo estoy, es un simple resfriado. —espero. Un resfriado en verano es terrible para mí, siempre lo es.

Jake asiente y mira sus pies unos segundos, después fija su mirada en mi rostro. —Diane, con respecto a lo que pasó anoche... yo creo que deberíamos hablar sobre ello cuando no estemos tan alterados. —pasa su mano por su cabello y lo desordena un poco, omito mencionarlo porque no quiero que se ponga como un psicópata por ello. Mira una vez más el reloj y añade: — ¿Te parece si lo hablamos más tarde? —toma una barra de cereal y sale disparado por la puerta principal dejándome con la palabra en la boca y completamente sola en el departamento de Ethan, quien se marchó muy temprano a trabajar.

Las siguientes dos horas permanezco en el sofá buscando por internet un sitio al cual mudarme, claro que, para eso necesito primero que nada un empleo y sentada, navegando por internet, no va a aparecer ninguno. Por lo cual decido salir y probar mi suerte comprando el periódico para leer únicamente la parte del clasificado.

Al final de la tarde tengo una lista pequeña y es un gran inicio a lo que tenía al iniciar el día, en mi lista hay seis opciones para visitar mañana y el resto de la semana. Ahora que lo pienso, es difícil encontrar un empleo y entiendo perfectamente porque Jake se sentía nervioso de ser aceptado en uno tan importante.

El timbre suena y bufo. No creo que sea alguna visita para mí y no estoy de humor para esperar con alguien a que Ethan llegue. De todas formas me levanto del sofá y corro hacia el aparato de música para bajar el volumen del disco de Niall.

Sí, lo escucho.

Tropiezo al llegar pero logro componerme antes de abrir la puerta. Una chica alta que es casi como una modelo sonríe radiante. No la conozco pero al parecer ella me conoce a mí. ¿Quién es ella?

—Yo... Ethan no se encuentra. ¿Quieres dejarle un mensaje? —farfullo incómoda cuando la extraña no despega la vista de mí en ningún momento. Su sonrisa no desaparece mientras niega enérgicamente y me asombro como su largo y oscuro cabello no se mueve ni un centímetro arruinando su peinado. Comienzo a retroceder cuando esos azulísimos ojos no se despegan de mi rostro.

Always for you || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora