No me voy a escapar de ésta, lo sé por la mirada que mamá me ha dado durante el trayecto hasta su pequeña y cómoda nueva casa. Me sorprende bastante ver que está organizada y que no hay ninguna foto de mi infancia colgada en las paredes. Y eso en parte es un alivio porque no necesito a Jake con motivos para seguir molestándome con algo nuevo. Sin embargo, reconozco que la mayoría son mis paisajes y, cómo no imaginé, también está la foto que mamá nos tomó a Niall y a mí antes de que nos marcháramos a nuestra primer cita. Ambos sonreímos tanto y genuinamente que parece que han pasado siglos de eso, que son otras dos personas y no nosotros. Inclusive, duele ver y el peso de los recuerdos no tarda en caer como ladrillos a mi pecho. Mamá lo nota, al igual que Jake e inteligentemente deciden no hablar de eso durante la cena. Al final, Jacob nos deja a solas. No sé realmente a donde se marcha pero no me da tiempo de preguntar algo.
Ella suspira.
—Vamos, sé que en tu cabeza hay miles de dudas. Comencemos con tus preguntas. —mamá dice colocando su vaso sobre la mesa. Levanto ambas cejas, sorprendida. Antes era ella la que comenzaba a bombardearme de preguntas y supongo que ahora, Jake no le ha dado el tiempo para ellos. Ambos parecen llevarse de lo mejor. —Por favor Diane, no puedo creer que no haya ninguna.
—Bueno, tienes razón. Tengo muchas cuestiones de lo sucedido los últimos años. ¿Por qué nunca me dijiste de lo que iba la demanda? Sabes que pude haberte ayudado en algo, ¿no? No te pareció injusto no mencionarle a tu única hija lo que estaba sucediendo con lujo de detalles. —mi madre frunce el ceño y después asiente.
—Estás en lo correcto y no pediré disculpas por lo que hice. Si te hubiera contado absolutamente todo, jamás hubieras aceptado la propuesta de Edward y muy probablemente te quedarías atada a mi durante toda tu vida al tener la preocupación de que pudiera pasarme algo igual. Te conozco y sé lo que harías y como te arrepentirías en unos años al notar que no era algo sumamente grave. —asiento. Claro que me hubiera quedado en Londres. Claro que hubiera rechazado mi oportunidad de estudiar en Nueva York. Antes que nada está mamá, no me hubiera permitido que nada de lo que ocurrió hubiera sucedido. —Y no, no fue para nada injusto el brindarte la oportunidad de construir una vida en otro lugar, de tener nuevas experiencias y conocer nuevas personas. —dice con insinuación y comprendo. — ¿No puedes ver lo que eres ahora? Estás tan confiada en ti misma y has construido esa relación de amistad con un chico y me atrevo a decir que es lo más lejos que has ido en cuanto a relaciones interpersonales en tu vida.
No quiero hacerle caso a sus últimas palabras o caeré en ellas.
— ¿Por qué nunca le dijiste a Edward lo que estaba sucediendo?, ¿Por qué él jamás me puso al tanto de lo que pasaba?, ¿Por qué no hiciste ninguna llamada en todo este tiempo? —interrogo y me siento ligeramente avergonzada por estar reclamando de tal manera.
—Yo misma puedo hacerte la última pregunta a ti pero prefiero dejarla para después. —me sonrojo. Yo no llamé en ningún momento porque siempre esperé a los informes que Edward me daba semana con semana. Tampoco lo hice por vergüenza a Niall. —No le informé a Edward porque no necesité ayuda de él en ningún momento y no quise que regresaras y dejaras esa oportunidad tan grande. No llamé por el mismo motivo, además, perdí contacto contigo cuando destrozaste tu teléfono celular.
— ¿Y la casa?, ¿Por qué dejaste Londres? —es lo último que preguntaré.
—Yo imaginé en un principio que tú y Niall seguirían en contacto por un largo tiempo, así que le dejé mis nuevos datos a él para que te los entregase en el momento en que se reencontraran. Jonathan es un idiota, claro que lo es. Pero él no ganó la demanda, lo hice yo y me quedé con la casa y me parecía inútil tener un hogar tan grande para mí sola, eso sin mencionar los gastos y mi desempleo. No tardé mucho en vender la casa a quien más se empeñaba en tenerla. —respira hondo y me da una mirada de disculpa. —Al morir, tu abuela dejó esta casa y por mucho tiempo permaneció en renta. Legalmente es tuya, pero, como en aquel tiempo eras menor de edad, yo tenía forma de hacerla mía. Lo siento, la tomé porque me pareció una perfecta idea alejarme de los problemas de Londres. Además, aquí conseguí un empleo con facilidad y me encanta trabajar en el restaurante. Estoy en Bradford porque me pareció tranquilo y me brindó la oportunidad de una nueva vida. Es difícil cuando tú única hija no llama jamás. —me acusa y sonrío culpable. Me alegra que esté bien y que haya tomado la oportunidad cuando la vio venir.