Lo primero que hago cuando Niall entra en la habitación es buscar su mirada, encontrar ese hermoso color azul que me ha fascinado desde siempre y descubrir lo que piensa. O por lo menos tener una idea de lo que piensa en estos instantes sobre mí. Me parte el alma descubrir medias lunas oscuras debajo de sus ojos rojos, me hace pensar inmediatamente en lo que pudo estar haciendo durante las últimas dos semanas y media. La desesperación que muy probablemente sufrió en el momento en que llamó y no obtuvo la respuesta deseada. No sé si sus ojos están irritados por muchas noches en vela o por llanto. No quiero que sean ambas, por favor no.
Mientras tanto, descubro que me analiza de pies a cabeza, sopesando los daños y me descubro reteniendo la respiración mientras lo hace. Su ceño se frunce –por lo general, las personas que han entrado a la habitación lo han hecho, me da una pequeña idea de lo horrible que debo lucir– y después cierra los ojos mientras aprieta sus manos en puños, como si fuera a golpear a la pared en cualquier momento. Segundos después todo en él se tranquiliza y se acerca cautelosamente. Acaricia mi rostro delicadamente y respinga.
—He estado tan asustado durante todo este tiempo. Lamento mucho haber causado esto, enserio lo siento tanto. —quiero responderle algo para reconfortarlo, para retirar la culpa y hacerle saber que todo es culpa mía, en cierto punto yo soy la única responsable de mi estado actual, pero no puedo emitir ninguna palabra cuando comienza a hablar nuevamente. Imagino que viene la parte en la que me repite que soy una idiota. Espero que lo diga, todos lo han hecho. —Debí correr detrás de ti cuando te vi marcharte, incluso cuando descubrí que habías salido del lugar. Yo tuve que seguirte, pero no lo hice porque estaba muy ocupado siendo egoísta, pensando que serías tú quien volvería a pedir perdón. —confiesa. — ¿Por qué tardaste tanto tiempo en avisar sobre esto?, Harry evadió siempre mis preguntas sobre ti, todo el mundo estaba confabulado en hacerme creer que habías sido borrada repentinamente de la faz de la Tierra. ¿Qué ganabas con eso? —suena tan dolido pero sigue tratando en mantener su tono de voz al margen de la histeria. Sigue intentando sonar dulce a pesar de que probablemente un gran nudo en la garganta le impide decir todo lo que realmente quería decir. Lo comprendo en cierta forma, pero luego recuerdo que su ataque de celos sin sentido es una pequeña parte de lo que nos tiene aquí y me resisto de levantar mi brazo y trazar el contorno de su rostro. No tengo fuerzas para ello. En cambio cierro los ojos y reordeno mis pensamientos. He practicado tanto ésta respuesta y la he olvidado en cuestión de segundos.
—Estaba evitando esto. Él momento donde ambos comenzábamos a decir de las cosas que estábamos arrepentidos, los instantes donde tu rostro seguramente se deformaría de la manera en que lo hizo al ver mi estado físico. Quería ahorrarte el dolor y el remordimiento de conciencia. Quería limitarme a recuperarme y seguir mi vida, no quería derrumbarme más de lo que ya he estado durante los últimos años. — mis ideas comienzan a mezclarse y es lo único que puedo decir con congruencia antes de romperme. Como últimamente lo hago, cada vez que hablo con alguien.
Niall luce tan herido como imaginé que lo haría, pero no discute. Simplemente asiente, presiona los labios en una delgada línea mientras cierra sus ojos durante unos segundos.
Algo me hace inducir que está preparándose para meter a colación el otro tema. No quiero que lo haga. Tengo miedo de ello.
Tampoco me disculpo. No siento como si fuera algo que tengo la obligación de hacer. Por lo tanto, la habitación se sume en un silencio necesario para mí, pero aún incómodo para ambos.
— ¿Pensabas irte sin decírmelo?, ¿huirías y te ocultarías por siempre? —acusa. Sigue haciendo su mayor esfuerzo por mantenerse en los límites y lo admiro. Si yo estuviera en su lugar estaría vuelta loca, gritando y casi arrancando mi cabello de la desesperación. Bufo.