CAPITULO 25

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El ambiente es pesado y el silencio inunda el lugar, sería realmente posible esto...mis ojos viajaron de Naruto al camarero detallando sus rasgos físicos y vi con sorpresa la similitud entre sí y como tonta caí en cuenta por qué cuando el camarero sonríe me recordaba a alguien...a Naruto.

El silencio se está volviendo eterno, la tensión en el rostro de Naruto es palpable, al igual que la tranquilidad y la diversión que expresa el camarero ante la situación.

––Hace mucho que no nos vemos hermanito ¿De ese modo me das la bienvenida? –– Rompió el silencio. sonrió de lado y el viento soplo suavemente alborotando más su cabello negro.

Naruto frunció más el ceño, apretó los puños a sus costados, pero no dijo nada, me vio una vez más y su mirada me atravesó el alma, un nudo se formó en mi garganta y tuve el impulso de decirle que no hay ningún tipo de relación con el camarero...con su hermano y lo único que nos une son una serie de sucesos inesperados, pero unas palabras me detuvieron.

––Te recuerdo Naruto a quien le debes fidelidad... no tienes el derecho de pedirla a los demás y los demás tampoco tienen que darlas cuando saben que no han hecho nada de qué avergonzarse –– sentí su mirada por unos instaste haciéndome entender que esas palabras fueron una indirecta hacia mí.

Naruto giró sobre sus pies y continuo su camino alejándose de mi...tal vez más de lo que nos encontramos ahora. Duele, duele mucho porque una vez más vi su espalda al alejarse y ese sentimiento de tristeza y desolación me inundó una vez más.

––Esa fue una gran sorpresa, nunca me imaginé que Naruto tuviera un hermano –– Comento Ino haciendo que nos concentráramos en él, que mirada hacia el lugar por donde se había marchado Naruto.

––Sí, es cierto para muchos es una sorpresa...porque al final solo soy yo el que lo dice y el niega o simplemente huye –– Indico con aire ausente. Lo miré fijamente y sentí un deje de tristeza en esas palabras y la curiosidad me embargo. Al percatarse de mi mirada, curvo sus labios en una sonrisa prepotente –– ¿Ahora te puedo gustar más pelo de chicle?

¿Es en serio? Como si la tensión que hubo hace unos minutos nunca fuera existido, me crucé de brazos y mascullé entre dientes. –– Eres un idiota.

Sonrió ampliamente y miró de reojo a Ino ––¿Cómo te llamas hermosa rubia?

Miré de reojo a mi amiga y abrí los ojos grandes al ver algo que nunca creí ver en mi vida.

––I-Ino... ¿Y tú? –– Mi amiga sonrojada y con una timidez que rebosaba a la de una niña.

Se acercó a ella con un aire de masculinidad que no negare que por un instante me hizo suprimir el aire y sentirme cohibida, acarició suavemente su mejilla y sonrió de lado de forma sexy que Ino abrió la boca como si fuera un pez fuera del agua y se sonrojo más, su mirada se concentró en mí, generando un calor inexplicable en mi cuerpo cuando sus ojos azules recorrieron todo mi cuerpo y al final se detuvieron en mis ojos, sabía que mi rostro estaba rojo y el pulso se me aceleró a mil cuando sus labios se movieron lentos mencionando su nombre.

––Menma –– dijo en tono suave y arrolladoramente sensual.

Dio un paso atrás y sonrió de forma zorruna al ver que no decíamos nada... ¿tan conmocionadas nos vemos? Obligue a todos mis sentidos a volver a la normalidad, tome aire profundamente tratando de recordar porque estamos aquí.

––Discúlpate –– pedí de forma tajante, tratando de volver a llenarme de la misma rabia que sentí al verme en el espejo y descubrir lo que me hizo. Menma elevó una ceja e hizo una expresión de no entender –– No pongas cara que no sabes a lo que me refiero. Quiero que te disculpe por lo que le hiciste a mi rostro mientras dormía.

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