Pequeño ángel.
Todo comenzó cuando tenía nueve años.
—Pero Alex, yo no quiero ir a tu casa.— hice un puchero adorable.
—¿Y tú crees que yo sí? La mocosa no nos dejara tranquilo, pero mamá dice que paso mucho tiempo en tu casa y que debo jugar con mi hermana, así que me dijo que te llevara y jugáramos con ella.— dijo bebiendo de su jugo.
—Está bien, pero no quiero que toque mis historietas.
—No prometo nada.
La madre de Alex llego por nosotros a la escuela y nos dirigimos a su casa. Era hermosa, la última vez que había ido fue cuando tenía cuatro, o sea, cuando la pequeña mocosa no había nacido.
—¿Quieres jugar a la play?— me preguntó el de voz aguda. Siempre lo molestaba por su voz.
—No, tú siempre ganas, además, eres un adicto a ese juego, mejor juguemos afue...
—¡Shuu!— dijo interrumpiéndome.
—¿Qué pasa?
—¡La mocosa viene! ¡Escóndete!
Nos tiramos tras el sofá lo más rápido que pudimos. Alex se quedo abajo, pero yo asomaba mi cabeza, debía conocer a la pequeña monstruo, ¿no?
—¿Ale?— escuche la voz más dulce que podía existir. Me escondí aun más en el sofá.— ¿Ale? No es gacioso, mami dice que juegues conmigo.— asome mi cabeza y por merlín, que bella era esa pequeña. De tez blanco, cabello castaño y ojos color café.— Ale... ¡Ah!— chilló al caer debido al tropezón que Alex provoco con su pie.
—¡Já! ¡Pequeña enana!
—¡Alex! ¿Por qué hiciste eso? Ale malo, Ale malo.— lloriqueaba mientras sobaba su rodilla y las lágrimas recorrían sus mejillas. Eso me rompió el corazón.
—¡Alex idiota! ¿Qué hiciste?
—¿Qué pasa? Ella andaba de intrusa.
—¿Intusa?
Alex rodó los ojos.
—Habla bien enana.
La niña comenzó a llorar de nuevo, Alex era un cabrón completo con ella.
—Mira lo que provocas.— me agaché y rodee a la pequeña en un abrazo, pobre, estaba temblando debido al llanto.
—Ya mocosa, no llores, mamá me matará.— se acerco a la pequeña y le beso la frente.— Lo siento. ¿Me perdonas?
—Sí.— dijo entre hipidos.— Me duele, Ale.
—Iré por hielo.
Asentí y Alex salió.
—Me duele.
—Tranquila pequeña, Alex ya regresara.
La niña rió suavemente.
—Soy C-cailin.
—¿Cailin?
—Sí, eso, el hada de los dientes se llevo mi diente y me cueta hablar. Me ecucho tonta.— dijo triste. No sé, pero sentía algo extraño dentro de mí. La abrace aun más.
—No te escuchas tonta, te escuchas adorable.— bese su mejilla.— Eres linda.
¿Qué? ¿Qué le había dicho? Eso fue un impulso.
—Gracias Biebs.
—¿Biebs?
—S-shi, es tu nuevo nombe. Luego te buscade uno mejo.— sonreí sinceramente.
—Es lindo.
—Como tú.
Vaya, una niña de cinco años me había sonrojado.
—Gracias, Cailin.
—Soy tope. ¿Veda? Me caigo siempre.
—No digas eso...
—Pero es vedad. Siempre me lastimo.
Comenzaba a llorar de nuevo.
—Ya no mas. ¿Sí? A partir de ahora yo te cuidaré.
—¿Lo pometes?
—Lo prometo, pequeño ángel.
—¿Ángel?— preguntó Alex entrando a la habitación. Me puse nervioso.
—Em, sí. Es muy tierna tu hermana, amigo. Yo nunca tuve hermanos.
—Pues de ahora en adelante compartiremos a Cailin.
—¡Shi! ¡Tengo dos hermanos!— salto la pequeña quitándose la bolsa con hielo de la rodilla.— Gracias por ayudarme Biebs.— y me beso en la mejilla. Sus pequeños labios besaron una de mis mejillas. Jamás lo olvidaré.
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Dulce Pecado ➳ j.b
Fanfiction❝Justin solo quería lo mejor para Cailin.❞ smile_boobear.©