Capítulo 17

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¡Era su hermana joder!

—¡A este paso ganaremos el caso! ¡No hay duda!— exclamo el abogado de Alex mientras entraba en la casa del ojiazul.— No le veo inconvenientes chico, es nuestro. Solo si tu hermana colaborara más en el caso podríamos...

—Señor Green, no me mal entienda pero.— Alex se sentó en el sofá de su casa y soltó un sonoro y cansado suspiro.— No estoy de humor. ¿De acuerdo? Podríamos dejarlo para después, aun falta algunos días y...

—Lo sabía Smith. Sabes, crees que eres muy maduro pero en realidad sigues siendo un mocoso adolescente.

—¿Disculpe? He cuidado de mi hermana desde que nuestros padres murieron hace ya cinco años, creo que soy lo suficiente maduro, además, tengo veintiún años, soy maduro, prácticamente un adulto.— soltó con un poco de odio.

—Lo que tu digas.— contesto el abogado con desinterés.— Como andas de negado ahora veremos mañana lo del caso, si te dejan habla con tu hermana y dile que deje de ser una idiota y colabore contigo.— Alex iba a replicarle pero el señor Green ya había salido por la puerta.

¿Cómo se atrevía él a decirle que aun era un adolescente? Había afrontado muchas cosas en su vida y ni siquiera tenía la mitad de los cincuenta años. Había pasado momentos difíciles, el se había hecho cargo de su hermana menor, cuando apenas tenías dieciséis —la edad que ahora tenía Cailin— bueno, la castaña tenia diecisiete recién cumplidos.

Alex lo pensó un poco, Cailin también era bastante madura. Ella jamás le reclamaba por no tener cosas lujosas, porque sabía que no podía darle a su hermanita los lujos que quisiera ya que su salario de futbolista ocasional no le daba para mucho y que Cailin no lo presionara le facilitaba un poco las cosas. También la menor se había portado de una manera fuerte cuando ocurrió el trágico accidente, había adquirido una postura bastante madura cuando sus padres fallecieron y tal vez eso tenía que ver en que tenía a Justin. Pensándolo bien, el rubio siempre había estado con él y con Cailin, eran mejores amigos desde Dios sabe cuando la verdad, Alex seguiría siendo uña y mugre con el ojimiel de no haber sido por esa noche que se estropeó todo.

(*)

Alex entro a su casa un viernes por la noche, había conseguido un trabajo nocturno en un bar que estaba en el centro de la ciudad y trabajaba de viernes a domingo. Ese día lo tenía libre, el jefe de Alex se dio cuenta que el ojimiel era muy bueno en el trabajo y como recompensa lo dejo salir temprano ese día y darle el siguiente como descanso.

Suspiro y vio su reloj 10:03 pm, ya era un poco tarde para que Cailin estuviera despierta así que se quito los zapatos y se dejo caer en el sofá mientras buscaba el mando de la televisión. Mientras miraba televisión escucho un ruido seco en la parte de arriba pero no le dio importancia. Luego otro. Estos últimos ya no parecían golpes si no que se escuchaban como una especie de gemidos. Se inquieto un poco y reacciono.

¿Cailin? ¿Dormida? ¿Un viernes por la noche?

Se levanto de un golpe y subió las escaleras a pasos apresurado hacia la habitación de la castaña, no es que le molestara que Cailin tuviera sexo con sus novios o lo que fueran pero demonios, no en su casa, él le había enseñado a Cailin un poco de decencia.

Tomo el pomo de la puerta de la habitación y tuvo que aferrarse a ella para no caer al ver la escena que pasaba por el frente de sus ojos.

—¿Pero qué mierda?

Fue lo único que pudo exclamar. Su cara estaba encendida de puro odio. Apretaba los dientes y los puños.

—¡Alex!— grito la castaña mientras intentaba inútilmente tapar con la sabana su cuerpo y el de su acompañante, que al escuchar y ver al mayor se había caído de bruces al suelo.

—¿Qué mierda pasa aquí?— pregunto muy enojado.

—Alex cálmate.

—¿Cómo quieres que me calme Justin? ¡Te acabo de encontrar jodiendo con mi hermana!

—Alex, yo...— él lo interrumpió.

—¿Te aprovechaste de ella?— dijo bajito.

—¿Qué?

—¡La violaste!

—¡No!

—¡Degenerado!

—¡Basta los dos!— grito la castaña desde un rincón del cuarto, se había envuelto con las sabanas y estaba acurrucada en posición fetal.— Justin no me hizo nada Alex.— dijo casi en un susurro.

—¿Le has lavado el cerebro? ¡Eres un maldito degenerado Justin!

—Basta, no me insultes más, deja que te expliquemos.

—¿Qué no te insulte? Joder Justin, te he confiado a mi hermana. A mi hermana pequeña todos estos años pensando que la cuidabas bien y ahora descubro que el tiempo lo ocupabas para joder con ella.

—Alex solo deja que te expliquemos, mira, Cailin y yo...

El rubio no pudo terminar de hablar porque el puño de Alex ya se había estallado contra su boca, haciéndolo caer de nuevo al suelo.

—¡Alex!— grito Cailin pero el mayor le hizo oídos sordos e igual se abalanzo sobre el rubio golpeándolo una y otra vez.

En la cabeza, el estómago, la cara, Justin recibía puñetazos en todo su cuerpo. Alex descargaba toda su furia en cada golpe. ¡Justin había violado a su hermanita! Un golpe tras otro y la cara de la rubia sangraba a tal punto era imposible reconocerle.

—¡Alex para ya!— grito otra vez Cailin acercándose a Justin, pero el mayor la tomo del brazo y la empujo lejos de Justin, se dirigió hasta este que estaba en el suelo y lo levanto del brazo.

—Vete Justin, vete de aquí, maldición.— y lo empujo fuera de la habitación y le tiro su ropa en su cara.— ¡Y ni pienses que volverás a ver a Cailin!

El rubio se limpio un poco la sangre del rostro y elevo su rostro para ver a Alex directo a los ojos.

—No.— dijo casi en un susurro.

—¿Qué dices?

—No, tú no puedes hacer que deje de ver a Cailin.

—Ya no la veras y punto. ¡No seas idiota, Justin!— grito furioso mientras Cailin estaba en el mismo rincón de antes llorando como una niña pequeña.

—Yo la amo Alex. ¿No podrías entender? Mira si hablamos podemos aclarar las cosas mejor y...— otro puñetazo se hizo presente en la cara del rubio.

—Cállate. Tú no veras de nuevo a Cailin y punto. ¿Cómo puedes decir que la amas? Es cinco años menor que tú. Vete de una vez, vete Justin.

Lo tomo de nuevo por el brazo y lo guió hasta la puerta de salida, el rubio se iba tropezando y sollozando por el dolor de los golpes. Alex lo empujo fuera.

—No quiero volver a verte. ¿Entiendes?— le arrojo sus cosas.— Eres un maldito degenerado y ni creas que te irás tan campante.— lo miro con odio.— Voy a demandarte Justin. Es mi hermana, mi hermana, joder. Las cosas no se quedaran así.

Y le cerró la puerta en su cara.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora