Recordando.
Caminaba por los pasillos del instituto, hacía dos días que no veía a Cailin luego de nuestra discusión. No había podido verla estos dos días no por falta de tiempo, sino por temor.
La verdad me dejo pensando todo lo que me dijo, yo no hacia suficiente tiempo para ella, para nosotros. Todo lo habíamos resumido en sexo, palabras azucaradas y más sexo. Me sentía asqueroso, yo amo a Cailin y solo de pensar que la había utilizado de esa manera me hacía sentir arcadas en la garganta.
En un intento desesperado, pero sobre todo tierno y con amor, compre una rosa color azul, muy difícil de encontrar por cierto, y unos boletos para las carreras de autos que se realizarían ese día en la noche. Pensaba darle una sorpresa. ¡Claro que le encantaría! Ella amaba el color azul y ver esas carreras, que para mi gusto no eran muy buenas. Raro en una mujer. ¿Cierto?
Llegue al pasillo de donde estaba el aula de mi castaña y camine intentando pasar desapercibido por los pocos alumnos, pues no quería encontrarme con Mónica, ella era la enfermera del instituto y podía estar en cualquier parte. Casi llegaba al salón cuando vi una cabellera muy conocida, Cailin estaba recargada sobre las taquillas hablando muy cerca con un chico moreno.
¿Qué mierda?
—Entonces Cailin...— decía el chico de cabello negro, tuve que acercarme más para escuchar.
—Está bien Zayn, saldremos el miércoles.
¿Cailin dijo que?
El moreno sonrió y los ojos le brillaron. Idiota.
—Gracias por aceptar.— se sonrojo. Payaso.— ¿Cailin?
—Dime.
—¿Crees que tu novio no se moleste?
Buen punto. ¿Qué dices Cailin?
—La verdad no, el está ocupado, ni siquiera me ha llamado desde el viernes.— bajo la mirada.— No creo que le importe demasiado.
—Oh bueno. ¿Quieres ir por algo de comer?—pregunto el moreno, mi castaña sonrió.
—Claro, vamos.
Cerro su taquilla y se fue con el idiota ese.
Fruncí el ceño, apreté con todas mis fuerzas la flor entre mis manos haciéndome un poco de daño con las espinas, cosa que no podría importarme menos. Rompí los boletos y los arroje junto con la rosa a la basura. Era una estúpida. ¿Cómo podía salir con alguien mas mientras era mi novia? No, no, no, no. ¡Idiota!
Ella era solo mía.
Camine de nuevo por los pasillos pero esta vez con las manos en mis bolsillos, salí del instituto y jamás me disculpe con Cailin por ese error.
(*)
El rubio apretó los dientes. Había sido tan estúpido. Claro que las cosas con Cailin se arreglaron luego obviamente, pero nunca le pidió explicaciones sobre la salida con el moreno, es más, ni siquiera se lo menciono, Justin pensó que era lo mejor para no crear más problemas.
Ahora se arrepentía.
No le había pedido disculpas a Cailin por el incidente de hace meses. Tal vez Cailin tenía razón esa vez y el rubio no se preocupaba lo suficiente por ella.
¡Pero es que Justin la amaba! Se sentía impotente. ¿Qué debía hacer? El juicio solo era en dos días y quería estar con su castaña, con su ángel para pedirle disculpas por ser un estúpido.
Mientras meditaba sus errores, el subconsciente de Justin pareció hablarle y hacerlo meditar más a fondo sobre lo de ese día. Cailin podía vivir sin él, la chica perfectamente había conseguido una cita con un chico muy apuesto, Cailin era inteligente, agradable, social, no le costaría nada adaptarse sin Justin. Cailin podía vivir sin él y eso le aterraba.
Él no quería vivir sin Cailin, pero no tenía muchas opciones. Si se ponía a defender su amor por la castaña estaba claro que no ganarían el caso, eso sonaba pervertido por el lado en que se viera, no tenían oportunidad y si les daban más días lo único que lograría seria que Cailin sufriera con la espera. Pero. ¿Y si todo terminaba por la paz? Cailin podría rehacer su vida, felizmente, con un chico de su edad y Alex estaría contento. Pero, el terminaría preso, tras las rejas, solo.
Era algo para pensarlo muy bien.
Solo sabia una cosa, lo único que le importaba era la felicidad de su ángel.