El comienzo.
—¿Alex?— pregunte con un hilo de voz. Mi hermano empujo a Justin hacia un lado y se acerco a mí, estaba molesto, lo notaba en su rostro.— Yo...
—¿Cómo se te ocurre salirte de donde yo te deje Cailin? ¡Joder!— grito exaltado. La verdad, esta vez sí tenía derecho de estarlo.— No sabes la angustia que he pasado. ¡Jesús!
—¿Como te enteraste?— fue lo primero que pude preguntar.
—Josh me llamo.
¿Josh? Sabía que debía haberlo llamado.
—No vuelvas a hacer una tontería como esta Cailin, que si por lo de antes no me conociste ahora si lo harás idiota. ¡Nos tenías preocupados!
Fruncí el ceño.
—¿Los tenía?— pregunte.—¿Quién más?
Alex abrió mucho los ojos, pero luego regreso a su compostura normal y carraspeó.
—A Josh y a mí, claro.— no me la creí y él lo noto.— No estoy para juegos Cailin.— cambio de tema rápidamente.— Basta, nos vamos.
Alex me tomo de la muñeca derecha y me arrastro fuera del sofá, solté un quejido pero aún así lo seguí. Cuando íbamos a salir del apartamento busque a Justin con la mirada, pero no lo encontré, me sorprendí al verlo justo en la puerta, bloqueándola.
—No.— dijo seguro.
—¿Disculpa?— dijo Alex con tono alterado.
—No vas a separarnos Alex, no de nuevo.
Fruncí mis labios para evitar ponerme a llorar allí mismo. Justin estaba dando la cara por mí, por él, por los dos.
A pesar de todo lo que había pasado yo aun no podía olvidar lo horrible de esa noche en que se descubrió todo. Alex estaba más que cabreado y Justin intentó hablar con él. Grave error. Había terminado todo en una horrible pelea entre él y mi hermano. Ese día me asuste demasiado intente escaparme para ir a ver a Justin, pero Alex no me dejo. La verdad es que esos días entes del primer juicio me los había pasado jodidamente mal porque no me dejaban ver ni hablar con Justin y eso era lo que me mataba. Fueron unos días de agonía, en los que sentía que solo los besos y abrazos de mi novio me ayudarían, pero no los tenía, porque nos había separado y me daba pánico que eso ocurriera de nuevo.
Y allí estábamos otra vez, yo intentando no caer al suelo debido a las ganas de llorar y Justin y mi hermano mirándose entre ellos y en posición de que en cualquier momento vendrían los golpes.
Que gracioso, a la vida le gusta hacer deja vú de las cosas menos agradables.
Mi novio relajo la mirada luego de un par de segundos y soltó un suspiro que supuse que fue de cansancio. Estiro el brazo para tomar mi mano pero mi hermano fue más rápido y me halo antes de que lo hiciera.
—Alex, por favor.— dijo Justin casi a punto de llorar.— Tú... tú sabes que la amo, yo... yo jamás te mentiría.
—¿Ah no?— Alex soltó una carcajada burlona, quería hacerse el duro, pero yo sabía que el igual quería ponerse a llorar.— Me mentiste, ambos me mintieron por mucho tiempo. ¿Lo olvidan?
—Debes entender.
—¿Y qué demonios quieres que entienda Justin? ¿Qué te acostaste con mi hermana cuando ella tenía solo quince años? ¿Qué me vieron la cara de estúpido todo este tiempo?
—¡Entiende que no podía decirte nada!— grito Justin ya enfadado.— No hubieras comprendido del todo y hubieras reaccionado así, entiende Alex, no era fácil.