Capítulo 29

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Tres mentes diferentes.

Nueve días internada en el centro de rehabilitación, era un total aburrimiento, lo único bueno era que ahora tenía a Josh. Me había puesto al día con él. Le había contado todo lo que paso cuando salí del refugio, desde mis estúpidas ideas de que ganáramos el caso, hasta las palabras que me dijo Justin ese día.

Le conté todo. Todo lo que Justin me había dicho y trate de decírselo con el mismo odio con el que él me había dedicado aquellas horribles palabras, pero no pude. El solo recordar me producía un dolor interno que parecía casi inhumano, me sentía devastada solo de pensar en lo que yo había significado para Justin. Sexo, lujuria, un fácil pasatiempo o quizás solo una amante, no importaba que termino le dieran, porque siempre se sentía como la peor mierda del mundo.

—Hey.— me llamo Josh desde su cama.— ¿Estás bien?

Otra cosa buena era que a Devine le habían asignado conmigo aunque no estuviéramos en la misma área. Las enfermeras vieron que con él yo era más suelta y que se me escapaba una que otra sonrisa y decidieron dejarlo conmigo.

—Sí, lo bien que se pueda estar con el corazón roto.— le dije con un poco de odio, no hacia él, si no hacia mí misma y tal vez hacia Justin también.

—Te entiendo.— me dijo en un suspiro mientras se acostaba al lado mío, ambos viendo hacia arriba, perdiéndonos en nuestras propias mentes.— No creo que algo tan grande como eso sea fácil de olvidar, digo, es muy impactante, yo aun no lo creo.

—¿Tú crees que yo puedo creérmelo?— le pregunte irónicamente.— No puedo hacerlo Josh. Por esa razón me lo repito todas las noches.

Y era verdad, cada vez que iba a dormir, obligaba a mi cerebro a que repitiera las palabras de Justin una y otra vez, como una grabadora.

Yo no te amo, yo no te amo, yo no te amo, yo no te amo, yo no te amo.

Hasta que mi mente y sobre todo mi corazón, aprendieran a asimilar que Justin y la palabra amor no iban en la misma oración.

—Ahora lo veo.— me dijo girando su cabeza.— Es por esa razón que lloras en la noche.

Volteé mi rostro hacia el y él hizo lo mismo. Mire directamente a sus ojos color avellana que tanto me recordaban a Justin, eran casi idénticos. Pero casi, porque los de Justin no tenían comparación alguna.

—Deja de perderte en mis ojos.— comento Josh divertido dejando salir una risita.— Se que lo extrañas demasiado.

Parpadeé varias veces para salir de mi ensoñación y me senté en la cama dirigiendo mi vista a ningún punto en especial. Solo quería pensar, pensar en Justin y esa idea no me gustaba.

Yo estaba enferma y Justin era el causante de todo aquello. Y es que se había metido dentro de mí. Había hecho algún especie de truco sobre mí, porque aunque me hubiera hecho mierda mis sentimientos y mis ilusiones. Yo solo pensaba en Justin, en la manera en que nos reencontraríamos, en la forma en que él pediría perdón en todo. Se había adueñado por completo de mi mente y por ende de mis pensamientos. Era irritante porque mi cerebro no hacía más que repetirme su nombre a todas horas del día, aunque yo intentara que fuera lo contrario.

Justin me había hecho sufrir mucho —demasiado— y yo aun no lo odiaba, no dudaba de que él fuera un hijo de puta, porque sí lo era, pero aun así no podía desviar mis pensamientos de que aun lo amaba. ¿Aún lo amaba?

Me deje caer en la cama nuevamente, casi aplastando a Josh, mire hacia el techo y reí con cinismo y con cierto toque de locura que creo que asusto a mi amigo.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora