Capítulo 11

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Los ángeles pueden volar.

—¿Su novia?

—Así es, Justin es todo un romántico.— dijo la castaña con una sonrisa melancólica.

—Lo que es, es un adulto inmaduro que no pudo encontrar a alguien de su edad y...

—¡Señor Green! ¡Por favor!— grito la jueza, el señor Green solo guardo silencio.— A ver.— dijo refiriéndose esta vez a Cailin.— Cuenta. ¿Qué le dijiste? ¿Qué paso después?

La castaña le regaló una sonrisa y hablo.

—Con todo gusto señorita.

(*)

—¿Tu novia?— dije nerviosa, comenzaba a dudar si todo era producto de mi imaginación y en cualquier momento vendría Alex a despertarme para ir al colegio.

—Sí.— suspiró.— Sabes Cailin, no soy muy romántico. La verdad, las relaciones que he tenido no lo han requerido. Yo no lo he requerido.— me miro.— Pero contigo es diferente, contigo siento que debo serlo, debo tenerte feliz, protegida, que debo mantenerte a mi lado.— tomo mis manos y las beso.— Prometo ser un buen novio. ¿Si? Intentaré vernos más a menudo, no seré tan enojón, saldremos más y...

No lo deje terminar porque aprisioné sus labios con los míos. Deje caer mi peso sobre él, haciendo que se recostara en el frío concreto.

—Sí.— susurre sobre sus labios.— Claro que quiero ser tu novia Justin. Joder, sería tu novia aunque solo nos viéramos una vez a la semana o al mes.

Rió por lo bajo.

—Te amo.

—Te amo.

Conteste sinceramente para luego levantarme y ayudar a que él lo hiciese también.

—Tengo algo para ti.— saco el papel que había visto antes y me lo entrego.— Es todo lo que te hice ahora, bueno, algunas partes. Es para que nunca lo olvides. ¿Sí? Para que nunca olvides que te amo.

—Gracias bebé.— dije tomando el papel y guardándolo en el bolsillo de mi pantalón.— Ahora. ¿Podemos bajar? Creo que ya vi hacia abajo y vomitaré en cualquier momento.

Soltó una risita, joder, que manera de hacerme sonreír como una idiota.

—¿Por qué tienes miedo? Los ángeles pueden volar.

Lo mire como si estuviera completamente loco.

—No soy ángel real.— le dije.

—Para mí si lo eres.— me beso.—Pero igual hace algo de frío, vamos.

Bajamos por los escalones y a diferencia de cuando subimos, está vez íbamos tomados de la mano.

Quien lo diría, subimos como dos amantes y ahora, bajamos como un par de novios.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora