Dulce Pecado ➳ j.b

Capítulo 36

No se qué te detiene.

—Gracias por decirle a la directora que me dejara quedar Josh.

—Ya sabes hermana, para eso somos los amigos.— me dijo con una sonrisa.

Acomodaba la vieja cama que había ocupado mientras había estado internada en ese lugar, seguía igual de dura. Me deje caer sobre ella y suspire intentando librarme de la presión que sentía en mis hombros.

—¿Todo bien?— me pregunto mi amigo desde el otro lado de la habitación.

—Sabes que no.— respondí seria.— Nada bien en realidad.

Josh salió del cuarto de baño y se dirigió a la cama para sentarse frente a mí con las piernas cruzadas. Josh me miro por un rato y llevo una de sus manos a mi mejilla, acariciándola como si se tratara de porcelana, cerré mis ojos ante el tacto y en mi mente pronuncié el nombre de Justin. Se sentía como Justin.

—Oh mi bello ángel.— me dijo.— Todo estará bien, tranquila mi amor.

—Me dejaste sola.— solloce.— Te necesito tanto.

—Pero si no me he ido bebé, aquí estoy, por ahora estoy aquí.

—¿Por ahora?

—Lo lamento mi amor.

—¡Cailin! ¡Por Dios santo!

Agite mi cabeza repetida veces y cerré mis ojos fuertemente para luego abrirlos. Mire a todos lados y note la ausencia de esa voz en mi cabeza.

-¿Justin?— pregunte esperanzada.

-¿Justin? ¿Qué? Oh.— mire a Josh a la cara como si no lo hubiera conocido nunca. El tenía los ojos fijos en mí y los labios fruncidos, entonces de mi cuenta de que todo había sido mi imaginación.

—No está.

—Cailin, yo...

—¡No está Josh! ¡Maldita sea mi Justin no está!— grite exasperada bajándome de la cama y poniéndome a caminar por la habitación como loca.— Oh Dios Josh, no está, no está.

—Cailin cálmate. Justin no se ha ido a ninguna parte, debe de estar en su departamento o que se yo.

—No, no, Josh, le quitaron el departamento.— Josh me miro con una ceja alzada.— lo leí entre los papeles que guarda Alex. Justin no puede estar en su departamento.— recalque.—Oh no y si...— susurre.

—¿Qué?

—¿Y sí se fue?— lloriqueé.— ¡Oh Josh! ¡Justin se fue!

Me tire a la cama a llorar como si fuera una autentica cría, sumí mi cabeza en la almohada y grite como no lo había podido hacer mientras estaba en casa con Alex vigilándome a todas horas. Llore por mucho tiempo y Josh nunca dejo de sobarme la espalda y decirme que todo estaría bien aunque él y yo sabíamos que no era así.

Ni si quiera sabía por qué estaba llorando, porque yo no tenía ni idea de por qué decía que Justin se había ido, así que era ilógico llorar por eso. Pero esa vocecita en mi cabeza se escuchaba tan real.

Por ahora.

¿Qué significaba eso?

Oh.

Levante mi cabeza de la almohada para ver a Josh a los ojos, me seque los míos y sorbí mi nariz para luego pararme de la cama.

—Debo ir a buscarlo.— dije segura de mí.— Y no me importa lo que Alex, mi psicólogo y el médico piensen y lo lamento Josh, pero tampoco me importa si estás de acuerdo o no, yo tengo que ir, debo hacerlo.