Capítulo 24

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No eres tú.

Me había pensado muy bien lo que Bill me había dicho, sabía que era casi imposible que a estas alturas me concedieran el privilegio de solicitar otro juicio, sabía que ni Alex ni Cailin querrían asistir, sabía que lo tenía todo perdido y sin embargo me encantaraba en la celda, esperando que me llamaran.

—Bieber.— me llamo uno de los guardias revisando unos papeles.— Sal ya.

Me levante de inmediato y espere a que le guardia abriera la puerta. Salimos a un corredor iluminado que recordaba muy bien, fue el corredor por donde me trajeron cuando me encerraron, que mierda. Entramos a una pequeña oficina con vidrios blindados y anti sonora, idéntica a las que se ven en películas de crímenes, solo que esto no era una película. El guardia me indico que me sentara y luego se fue.

Estaba nervioso, había pedido que me dejaran hablar con un abogado, necesitaba escuchar una opinión profesional acerca de todo el problema y me habían concedido que hablara con uno. Golpeaba con mis dedos la mesa intentado igualar el ritmo de una canción The scientist de Coldplay. La favorita de Cailin.

—Buenos días joven Bieber.— eleve la vista y debo decir que me sorprendía demasiado.

—¡Señor Connor!— exclame levantándome y yendo a abrazar a mi antiguo abogado.— ¿Usted es el abogado que enviaron?

—Así es chico. Ahora anda, deja de abrazarme que me asfixias.— dijo medio riendo. Yo sonreí y volví a sentarme.— Luke me ha llamado.— me dijo y eso me sorprendió.

—¿Luke?— asintió.— Creí que él me tenia asco o algo así.

Y eso creía, Luke era mi amigo desde adolescentes. Él era policía y claro que habría llegado a sus oídos la noticia de Justin Bieber, el tipo que violó a una menor de edad. Hasta de pensarlo me daba asco.

—Pues no es así, estuve hablando con él, cree que tienes oportunidad.

Sentí que mi corazón latía con más intensidad y como se formaba poco a poco en mi cara media sonrisa. Cree que tengo oportunidad.

—¿Y usted lo cree?— pregunte alzando una ceja, no quería hacerme falsas ilusiones.

—La verdad Justin.— suspiro.— Sí cabe una posibilidad de pedir un juicio más, de eso no hay duda, el problema sería que los testigos y el demandante aceptaran venir de nuevo, eso sería lo difícil.— asentí.— Pero podemos intentarlo, si tu quieres.

Deje salir un enorme suspiro y me coloque las manos sobre la cabeza, podría intentarlo de nuevo, podría salir de aquí, podría recuperar a Cailin. Pero. ¿Qué tal si no funcionaba? ¿Qué tal si no venia nadie? ¿Qué tal si Cailin no me creía que había hecho eso solo para que saliera de todo esto? Era de pensarse, pero yo no tenía tiempo y no quería esperar más.

—Si quiero.— conteste firme.— Quiero intentarlo de nuevo.

—Sabes que te expones a humillación pública y a que las personas te insulten. ¿Verdad?

—No me interesa, lo hago solo por Cailin, además ya resistí la primera vez.

—Está bien, entonces debo llenar algunos papeles para presentar de nuevo el caso. Por cierto, he pedido algo para ti.— fruncí el ceño.— Una llamada, puedes hacer una llamada.

(*)

Tenía el teléfono literalmente aferrado con mi mano derecha y con la otra tenia apretado el cable de este, las piernas me flaqueaban y yo ya no daba para más, estaba nervioso, bastante.

—Contesta por favor, contesta.— me susurraba a mí mismo.

—¿Hola?

Casi enmudecí.

—¿Hola? ¿Cailin?— logre articular.

—¿Justin?— distinguí el asombro en su voz.

—Ehm, uhm sí.

—¿Qué? ¿Qué clase de maldita broma es esta?— pregunto molesta.— Creí que ya habían entendido. ¡Quiero que me dejen tranquila!

Dios mío, se escuchaba tan mal, tan desbastada, tan rota y era mi culpa.

—Cailin...

—Voy a colgar.

—¡No! ¡Espera!

—¿Qué?

—Si soy Justin, lo juro.— escuche su respiración agitada al otro lado de la línea.

—Pruébalo.

Me lo pensé.

—Tu color favorito es el verde.

—Eso no prueba nada.

—Te gusta ir al mar aunque no sabes nadar.

—Continúa.

—Fui un idiota, lo lamento tanto Cailin.

Y cedí a las lágrimas. Escuche un sollozo por el otro lado de la línea y yo solo me aferre más al teléfono.

—No, esto no es verdad. ¡Tú no eres Justin!— sollozo mi castaña.

—Cailin, necesito que me perdones.— susurre.— Por favor.

—Esto no es real, no, me he imaginado muchas veces el momento en que Justin se disculpe, debe ser una alucinación. ¡Joder! Ya no puedo estar tranquila.— sollozo más fuerte.— Me estoy volviendo loca.— susurro.— Ya no puedo más.

Y todo se convirtió en silencio.

—¿Cailin? ¿Cai?— comencé a preguntar preocupado. Todo era silencio.— ¿Cailin estas bien? ¡Cailin por favor perdóname! ¡Te amo tanto joder! ¡Perdóname!

Me deje deslizar en la pared hasta llegar al suelo, solté el teléfono que quedo colgando desde el cable, abrace mis rodillas y me deje quebrar.

—Cailin, te amo.— fue lo último que dije.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora