Capítulo 3

24.4K 1.1K 68
                                    

No eres lo que pareces.

—No parece nada grave por el momento, solo cariño superficial hacia una niña.

—Créame señora jueza, que ninguno de mis sentimientos hacia esa chica son superficiales.

—Y si la quería tanto. ¿Por qué abuso de ella?

Justin chasqueó la lengua, odiaba esa palabra.

—Señor Green, por favor, es turno del joven. Y usted.— señalo a Justin.— No haga esas expresiones, estamos en la corte, no en una riña callejera. Le pediré que prosiga.

—¿Qué prosiga? ¿Qué más le interesa saber?

—Señora jueza, permiso para hablar.

—Permiso concedido.

El abogado de Justin, el señor Connor, un tipo ya mayor y un poco corpulento se puso de pie y adoptó una típica de abogado serio.

—El señor Green ya ha saludado antes así que ese discurso sobra.

Algunos miembros del jurado rieron.

—Mi cliente, Justin Bieber, hasta ahora no se ha encontrado culpable de algún acto indecente.— miro a Justin detenidamente y suspiro.— Quiero lo mejor para mi cliente, pero me temo que no podré decir más hasta que él prosiga. Solo quería que tomaran en cuenta la expresión y sensibilidad de mi cliente en la hora de expresarse.

Dio dos palmaditas en la mesa y regreso a su lugar.

—Bien joven.— la jueza miro a Justin, luego a Cailin y de nuevo se detuvo en Justin.— Cuéntenos sobre su primera atracción de tipo sexual hacia la joven Carter.— Justin soltó una pequeña risita.

—¿Le parece gracioso?

—Un poco.— dijo serio.— No me siento muy cómodo confesando estas cosas y sé que alguien más tampoco esta cómoda.

—Si se refiere a la joven Cailin, su hermano ya ha dado consentimiento, y usted, debe aclarar los detalles porque es requisito.

Justin suspiró.

—De acuerdo. Quieren detalles.— miro hacia el público y los jurados. Luego dirigió una mirada un tanto posesiva y lujuriosa hacia la castaña que este ya conocía a la perfección.— Les daré detalles.

(*)

—Entonces. ¿En mi casa a las tres?— le pregunte a Alex quién guardaba algunas cosas en su casillero.

—Vale, a las tres, a por cierto yo... ¡Ah! ¡Cúbreme! Allí viene Amanda.— reí fuertemente.

—Eres un idiota, tienes dieciséis años y temes hablarle a la chica que te gusta.

—No seas idiota.— salió de detrás de mi.— Además tú tienes quince y aún eres virgen.

—Wow, wow, alto allí semental.— rió.— Que no te cuente de mi vida sexual no significa que nunca la haya tenido.

—Vaya, el chico Bieber centrado y refinado tiene su lado oscuro.

—Idiota, no te burles. Oye no se te olvide llegar.

—Claro que no. Tengo clases, adiós.— comenzó a correr por el pasillo y grito.— A propósito, Cailin también ira.

—¿Qué? ¡Idiota!— grité. Sabía que odiaba a esa niña de once años llegara a mi casa, simplemente odiaba verla.

Sé que me contradigo. Hace unos años era un amor con ella, la cuidaba y no quería separarme de ella. Pero luego comencé a sentirme extraño con ella. De una manera que no deberías sentir hacia la hermana menor de tu mejor amigo.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora