Capítulo 37

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Yo se a que le tienes miedo.

Con pasos torpes caminamos a través de los pasillos del apartamento de Luke, Justin no había despegado sus labios de los míos en todo el trayecto y se lo agradecía con todo ser mi. Justin nos había dirigido a la última habitación del pasillo y con el pie abrió la puerta y la cerro tras nosotros luego de haber entrado. Tenía mis manos enredadas en su cabello y el con las suyas me apegaba a su cuerpo. Justin topo la parte de atrás de sus rodillas con la cama y se sentó en la orilla, sentándome yo sobre sus piernas con las mías a ambos lados de su cuerpo.

—Me gustas tanto ángel.— me susurro en el oído para luego deshacerse de mi blusa.— Nunca dejaste de hacerlo.

Con ayuda de sus codos Justin se fue acostando en la cama y yo con él, seguimos besándonos y explorando nuestras bocas una y otra vez, se sentía de maravilla, sobre todo porque nuestras lenguas ya sabían cómo moverse en ese territorio.

Baje mis labios por todo el cuello de Justin haciendo que soltara gemidos de los que siempre se avergonzaba cuando hicimos el amor. Con mi mano derecha comencé a desabotonar su camisa, botón por botón, mientras que con la izquierda enredé sus cabellos rubios entre mis dedos y los hale un poco provocando un gruñido de su parte. Terminé de desabotonar su camisa y cuando bajé mis manos al botón de su pantalón me detuvo.

—¿Justin?— Justin me miro a los ojos y sonrió con malicia, me tomo por la cintura y nos hizo girar quedando ahora él arriba de mí.— Oh.— comente con malicia y una ceja alzada.

Justin se acerco a mis labios y los devoro como solo él sabía hacerlo, pidió permiso para invadir mi boca nuevamente y con gusto se lo otorgué. Se separo de mis labios no sin antes tomar entre sus dientes el inferior de los míos, bajo sus besos por mi cuello hasta mi ombligo y succiono para dejar marcas. Justin desabrocho mis pantalones y los bajo junto con mis bragas sin paciencia alguna, volvió a besar bajo mi ombligo y perdí el aliento cuando mordió justo arriba de mi feminidad

—Mía.— escuche que murmuraba luego de cada mordida. Inconscientemente comencé a elevar mis caderas y Justin sonrió.— Mía, eres mía mi amor.— dijo con suficiencia.

—Sí, soy tuya Justin.

Justin sonrió y me beso en los labios para luego volver a besar mi vientre y colocarse entre mi entre piernas y comenzar a lamer mi feminidad. Instintivamente dirigí mi brazo a mi cara, me tape los ojos con el ante brazo y mordí mis labios para evitar gritarle a los vecinos que Justin me estaba haciendo sexo oral y que lo hacía como los putos dioses.

Justin comenzó a acariciar mis costados y cada vez descendía más los dedos, comenzaba desde mi pecho hasta llegar a mi feminidad del que aun no despegaba sus labios. Gemí cuando me sentí cerca.

—Justin.— susurre y luego me mordí el labio con más intensidad.

Estaba por venirme, pero Justin quito su cara de mi feminidad, tome exageradas bocanas de aire y lo mire con el ceño fruncido.

—No quiero que te vengas todavía.— llevo una mano a una de mis mejillas y la acarició con parsimonia.— Es la primera vez que hacemos el amor desde todo lo que ha pasado, no quiero que termines así de rápido, no sin antes haberte hecho mía de nuevo.

Trague saliva cuando fuertemente Justin tomo una de mis manos y la llevo a sus labios para luego besarla. Me miro a los ojos y me sonrió de lado. ¡Diablos! Justin jamás dejaría de derretirme con esos gestos.

Justin se separo de mi cuerpo un momento para poder quitarse sus pantalones y bóxers. Se inclino sobre mí y con su mano derecha separo mis piernas, entonces me tense.

—¿Estás bien ángel?— me pregunto. Mire a Justin a los ojos y me mordí el labio inferior.

—Sí.

—¿Si?

—Sí.

—¿Estás segura?

—No.

Lleve mis dos manos a mi rostro y me lo cubrí avergonzada. Comencé a tomar aire por la boca para evitar sollozar y hacer escándalo.

No es que tuviera miedo de que no fuera lo suficientemente buena para Justin, ni que ya hubiera perdido el ritmo o que no supiera que hacer. No. Lo que pasaba era que si yo me entregaba a Justin en ese momento sería como haber dado un paso adelante y retroceder dos, no podía. ¿Qué pasaba si solo era un truco? ¿Y si no me amaba? Era imposible no pensar en eso, porque eso era como una deja vú que jamás me dejaría tranquila hasta que el me lo aclarara de una mejor manera.

—¿Qué pasa Cailin? No llores bebé.— solloce aun más fuerte y tome más aire.— Tranquila mi amor, no voy a hacer nada que tú no quieras. ¿De acuerdo?

—Ese es el problema.— le dije entre sollozos.— Yo sí quiero.

—Cailin mírame.— negué con la cabeza.— Amor.

-¡Cállate Justin!— grite desesperada.— ¡Suéltame!— le grite cuando tomo mis muñecas y me obligo a quitar mis manos de mi rostro y a mirarlo.

—Cailin yo no quiero hacerte daño. Nunca lo quise.

—Pero lo hiciste.

—Lo sé, pero no volvería a hacer. Jamás Cailin, lo juro. Eres lo más preciado que tengo en mi vida Cailin, no me arriesgaría a perderte nunca más. No ahora que te tengo conmigo de nuevo.— Justin volvió a acariciar una de mis mejillas y yo suspire.— Se a que le tienes miedo y lo entiendo. Sé que es difícil Cailin, pero estoy dispuesto a todo por ti, a todo.

Justin se acercó a mis labios y dejo besos cortos sobre estos, sonriendo entre cada uno. Se separo de mí y se quito de encima de mí para acostarse a un lado en la cama.

—¿Uhm?

—No estás lista.— sonrió.— Está bien que no lo estés.

—¿Eso es lo harás?— pregunte.— ¿Quedarte en abstinencia hasta que yo esté lista?— Justin sonrió grande y se acerco a besarme en los labios.

—Todo por ti, mi ángel.

Al escuchar esto tuve autenticas ganas de llorar.

Todo por ti.

Justin estaba dispuesto a no perderme jamás y solo la idea hacía que mi corazón saltara en su sitio. Justin me amaba aún y no me importaba el riego de equivocarme de nuevo, porque ya vería yo como soportar lo que venía, por el momento solo éramos Justin y yo, mi primer amor y yo.

Mientras Justin entraba en mí y yo me aferraba a la almohada le escuche murmurar miles de te amo y eso me fascinaba. Y me había dado cuenta de algo que tal vez ya sabía y no me atrevía a decirme. Jamás podría vivir sin Justin y no sabía si eso era bueno o malo. Pero no me había importado al momento de lanzarme sobre él y decirle que yo estaba lista y que me hiciera el amor como antes, haciéndome suya de nuevo, marcando su territorio, tomándome como fuera, lo importante es que el me amaba y yo hacía lo mismo.

Al enterrar mis uñas en la espalda de Justin cuando llegue al orgasmo me sentí completa, como si algo me hubiera regresado a la vida y yo sabía que era. No era el simple hecho de haber tenido sexo lo que me había hecho sentirme viva, si no la persona con quien estaba, era Justin, el que me había empezado todo el problema sin ninguna mala intención.

Y ahora comprendía.

Ninguno de los dos tenía toda la culpa, digo, pudimos haber evitado cosas pero no lo hicimos, no porque no pudiéramos, si no porque no queríamos. Justin pudo haberle dicho a Alex que yo coqueteaba con él, pero no lo hizo, yo pude haberme negado a ser novia de Justin, pero tampoco lo hice y eso nos hacía perfectos el uno para el otro, porque de alguna manera u otra, éramos para nosotros, yo de Justin y Justin mío.

Justin se tiro a un lado mío y me acerco a el por la cintura, llenando mi cara de besos y susurrándome cosas al oído. Me abrazo hacia él aun más fuerte y yo enterré mi cara en su cuello, dispuestos a dormir como antes lo hacíamos luego de hacer el amor.

—Justin.

—¿Sí?— me pregunto a punto de quedarse dormido.

—Te amo.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora