Capítulo 33

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Speak now.

—Que sea rápido.— le dije entre dientes sin demasiadas ganas.

Justin asintió con la cabeza en forma de repuesta y se sentó al lado mío en una de las sillas que habían estado ocupando los testigos durante el juicio. Paso su manos por su cabello y suspiro varias veces, aclaro su garganta y miro hacia el suelo.

—Bueno, yo... dios. ¿Cómo empiezo?— dijo más para el que para mí.

—Pues deberías empezar por el comienzo. ¿No crees?— le recalque con una sonrisa que pareció tranquilizarlo, soltó otro suspiro soltando demasiado aire como si lo hubiera estado reteniendo.

—El comienzo. Pues, no sé como decírtelo Alex, pero creo que mereces saber la verdad. Me enamore de tu hermana. ¿De acuerdo? Estoy loco por Cailin.

No puedo decir que no tuve ganas de golpearlo cuando me dijo eso, porque si las tuve, sin embargo no lo hice.

De alguna manera u otra tal vez mi cerebro quería darle a Justin la razón, porque una parte de mí lo comprendía y esa parte me daba miedo, no miedo al amor, porque ese sentimiento yo no lo considero malo, si no miedo a la persona a quien fuera dirigido mi amor.

Zoella Beatles.

Y es que en ese momento había llegado al punto en que yo no sabía si ir a buscar a Zoella u odiarla por despertar en mi mente semejante estupideces e ilusiones que jamás cumpliría. Porque ella era mejor que yo y estaría cometiendo lo mismo que Justin, era el mismo motivo por el que yo lo envié a prisión, por meterse con mi hermana menor. Pero. ¿A caso no quería hacer yo lo mismo con la mejor amiga de mi hermana?

Mire a Justin y él tenía la cabeza entre sus manos y sus dedos agarrando fuertemente su cabello, puse mi mano izquierda sobre su hombro derecho y me di cuenta de que estaba temblando.

—Justin.— le llame.— ¿Justin?— sentí como se sacudía de nuevo y soltaba un sollozo, estaba llorando.— Oh.

En ese momento sentí como si todo se hubiera olvidado, como si el asunto de Justin con mi hermana jamás hubiera pasado, como si siguiéramos siendo los mejores amigos, porque de cualquier forma aun lo éramos, habíamos crecido juntos y eso no podía cambiarlo. Me dolía ver a Justin llorar, pero lo que más me dolía y me aterrorizaba era que yo podría llegar a estar en su lugar. De alguna manera sentía que comprenderle era lo mejor, que así alivianaría el peso que no me ha dejado dormir tranquilo todos estos meses, así al menos una parte de mi conciencia estaría tranquila, no en paz, pero tranquila.

—La amo Alex.— susurro apenas audible, pero logre escucharlo.— Es todo lo que tengo, ustedes son todo lo que tengo, o tenía, no lo sé.— dijo para luego sollozar.

Eso me estrujo el corazón, era verdad, éramos los únicos con los que Justin compartía, nuestro grupo de amigos, solo nosotros. Los padres de Justin eran personas muy rectas en el sentido de la disciplina y Justin siempre quiso descubrir más allá de lo que sus padres le enseñaban, así que decidió irse a vivir solo a un apartamento cerca de mi casa para que siempre estuviéramos juntos, Cailin y yo éramos familia de Justin. Y yo se lo había arrebatado.

—Calma Justin.— le dije mientras algo inseguro pasaba un brazo por sus hombros, al principio se tenso pero luego se relajo y como si de adhesivo se tratase se pego a mi cuerpo en forma de abrazo y soltó sollozos más fuertes.— Shh, tranquilo.— le dije abrazándolo.— Todo estará bien.

—No.— Justin se sorbió los mocos y me miro con sus ojos completamente hinchados y acuosos, era los mismos ojos de siempre, pero no la misma mirada llena de vida, esta mirada era oscura y vacía. Como él se sentía por dentro.— Las cosas estarán bien, hasta que me digas que me perdonas.— suspiro.— Necesito que lo hagas Alex, por favor, perdóname.

Dulce Pecado ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora