You and I.
Me removí en la cama para quedar mejor, acomode mis gafas para poder leer mejor el libro llamado esto es su futuro. Nos había dicho el tipo ese que nos preparaba para que nos quedáramos con el trabajo —el cual parecía aburrido— que leyéramos el libro. Y no entiendo él porque teníamos que leerlo porque me había pasado casi dos horas leyendo ese libro de manejo de empresa y no resultaba para nada interesante, pero debía estudiarlo para la prueba final.
—Justin.
—Uhm...— conteste sin despegar mi vista del libro.
—Estoy aburrida.
—¿Por qué no juegas video juegos?— murmure.
—Eso he estado haciendo... las últimas dos horas.
—Oh.— Cailin dejo salir un suspiro muy grande y se paro del pequeño sillón que había en mi habitación. Se acerco hasta la cama y se subió a ella, sentándose de piernas cruzadas, justo atrás de mi.
—Hagamos algo divertido.— murmuro sobre mi cuello y pude sentir que sonreía.
—Lo lamento ángel, debo terminar de leer esto.— conteste sin mirarla.
Soltó un nuevo suspiro pero este era de frustración. Se removió en la cama para acercarse más a mí, abrió las piernas y me dejo de espaldas a ella, abrazándome por la cintura.
—Como quieras.
Dure unos minutos más leyendo el libro, bueno más bien en fueron pocos. Me era difícil concentrarme ya cuando había comenzado a sentir que me besaba el cuello y algunos ni siquiera eran besos, sino roses de sus labios con mi piel que hacían que se me erizara todo el bello del cuerpo.
—No te rindes. ¿Eh?— le había preguntado antes de tirar el libro a quien sabe dónde y girarme para quedar sobre ella. Sonrió victoriosa.
Me acerqué a su bello rostro de ángel y rosé mis labios sobre los suyos, desesperándola más. Cailin me tomo por el cuello de la camisa y unió nuestros labios en un beso.
No importaba que yo fuera mayor que Cailin, no importaba que ya nos hubiéramos dado muchos besos, no importaba cuantas ganas tuviera de hacerla mía, porque siempre los besos que yo le regalase llevarían ese toque de inocencia que tanto nos caracterizó cuando éramos niños, siempre Cailin para mí sería mi tesoro más preciado, mi joya, mi ángel, mi vida. Y no dejaría que nada le pasara.
—Justin.— gimió cuando pase mi lengua a lo largo de su cuello, como le encantaba que hiciera eso.
A este punto ya le había quitado su remera y me había deshecho de la mía. Me separe un poco y subí para besar su nariz, sus mejillas y fui descendiendo por su cuello hasta sus pechos, estaba por bajar hasta su vientre cuando me tomo de las mejillas y me subió hasta llegar a estar frente con ella.
—Me gustan tus gafas Justin.— me dijo sonriendo, yo me limite a sonrojarme.
—Gracias.— susurre. Ella frunció el ceño.
—¿Por qué no la usas más seguido?— me pregunta mientras dirigía su lengua hasta mi oreja y la pasaba por esta.
—Yo ... uhm... me veo tonto.— dije como pude.
—No bebé, te hacen ver más increíblemente sexy.— mordió su labio inferior.— Si es que eso es posible.
Le regale una sonrisa para luego capturar su labio inferior entre mis dientes. Ella volvió a sonreír.
Me deshice de toda prenda molesta que no me dejara presenciar su cuerpo en todo esplendor, quería verlo como solo yo podía hacerlo, como solo yo lo había visto y como solo yo lo vería. Baje dejando besos en el camino hasta ya su mojado sexo, sonreí con malicia y dirigí mis ojos hasta su rostro, Cailin se tapaba sus ojos con el ante brazo y mordía su labio inferior mientras respiraba agitadamente.
Siempre que iba a hacerle sexo oral a mi novia se ponía de esa manera, al principio llegue a pensar que le incomodaba que lo hiciera, pero ella me dijo que era porque se sentía jodidamente bien, porque le lamia como los dioses. Esa vez me había reído hasta perder el aliento y es que las ocurrencias de Cailin eran como pequeñas píldoras de felicidad que yo debía tomar a diario porque de lo contrario me moriría.
—¿Tú harás eso?— me pregunto con sus mejillas completamente sonrojadas y sin abrir los ojos.
—¿Quieres que lo haga?
—Joder sí.— susurro mas para ella que para mí. Sonreí con suficiencia y me dedique a darle placer con mis labios, mi lengua y con toda mi boca, como me encantaba hacerlo para ella.
Sentí que iba a correrse, así que quite mi boca provocando un gruñido de su parte que viajo justo a mi entrepierna.
—¿Por qué paras?
—Quiero hacerte mía.
Tome de la mesa de noche un bote de lubricante —que había comprado a escondidas de Cailin ya que ella decía que la saliva era suficiente aunque sabía perfectamente que no— vacié un poco en mi mano y lo coloque alrededor de mi miembro.
Pensé en hacer otra cosa, otra cosa que me encantaba hacerle y sabía que a Cailin le gustaba —demasiado— le abrí las piernas y justo cuando iba a pasar mi lengua por su entrada me detuvo.
—No me jodas Justin, solo follame de una vez.— casi rogó mi novia.
Y así lo hice.
En esos momentos no existía nada más. No existían los problemas, no existían los problemas, no existían las demás personas, no existían prejuicios, no existía nada más que no fuera amor y placer al hacer el amor con Cailin. Y es que me había enamorado estúpidamente de ella y eso no me molestaba, me encantaba saber que ella era mía y aunque sonara estúpido, yo era de ella y siempre lo sería.
El bello ángel que tenía bajo de mí llego al orgasmo, clavando sus uñas en mi espalda y soltando un sonoro grito.
Y es que Cailin era ruidosa.
Con dificultad -debido al cansancio- me dirigí a su rostro y capture sus labios en un beso dulce, como los que le daba casualmente cuando estaba conmigo. Ella sonrió durante el beso.
—Te amo.— me susurro lento y bajito, como si quisiera que me grabara esas palabras en mi mente por mucho tiempo, pero yo ya las tenía grabadas en mi mente y en mi corazón.
—También te amo, mi amor.— fruncí el ceño.— ¿Dónde quedaron mis anteojos?— Cailin soltó una risita haciéndola ver adorable.
—Te los quite sin que te dieras cuenta, se cómo te pones cuando hacemos el amor y podías romperlos.
Le sonreí.
—¿Qué? Yo no me pongo de ninguna manera en especial, en ese caso serías tú.
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—Salvaje amor.
—¡Te encanta!— me dijo y le bese los labios una y otra, y otra vez hasta quedarnos dormidos.
Sin duda, la cuidaría para siempre.
Siempre.
(*)
Justin sonrió ante el recuerdo que había llegado a su mente la noche anterior, había llorado un poco al recordar como era su vida con la castaña antes de que todo el asunto de la demanda pasara, él quería recuperar esos momentos con Cailin y no solo los momentos en los que hacían el amor —aunque le encantaban— sino también los momentos donde la menor se recostaba en su pecho y se quedaba dormida, cuando le contaba chistes o le cocinaba algo de sorpresa —Cailin era una gran cocinera— Justin quería todo lo que había vivido con Cailin de regreso, quería de regreso todo lo que Cailin le hacía sentir, quería a Cailin de regreso.
Y lucharía porque así fuera.

ESTÁS LEYENDO
Dulce Pecado ➳ j.b
Fanfiction❝Justin solo quería lo mejor para Cailin.❞ smile_boobear.©