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Bucky

-Solo unos minutos más por favor.

-Su piel no está tan acostumbrada al sol joven James puede causarle una quemadura. No me gustaría que se arriesgara tanto.

-Ana la última vez que pude salir por mucho tiempo el lugar estaba cubierto de nieve, déjame tener un momento más por favor.

-Sabe que no podría negarle nada que esté a mi alcance de realizarlo Joven James. Nunca pide nada así que no veo por qué no aprovecharlo.

-Gracias Ana, eres un angel.

-Si lo fuera yo sería capaz de...

-Descuida, entiendo. Mejor cuéntame cómo se ve todo, la primavera siempre me maravilla.

-Joven James usted nunca debe perder esa sonrisa en su rostro, lo hace muy apuesto.

-Son cosas tuyas, ademas quien querría...

-Salir con un chico ciego blah blah blah. Lo he escuchado muchas veces Joven, olvidemos eso y pasemos a la parte en la que quiere creer que no me doy cuenta de que usted se sonroja por eso.

-Oh por favor no.

-Bueno pues empecemos. Le llega el olor de todas las flores no?

-Por su puesto que si.

-Entonces...

Ana se movía por los jardines dirigiendo a los trabajadores. Escuchaba cómo daba órdenes, como volaba de aquí para haya, como pasaba zumbando junto a mi, teniendo todo en orden. De manera sutil fue empujándome, orillándome hasta una banca que le daba sombra un gran árbol, como si fuera mi idea el haber caminado hasta aqui, puede que a estas alturas se la única persona que medianamente se preocupe por mi.

Habían sido unos días difíciles, en verdad que no podía apoyar mucho aún mis pies, el izquierdo aún lo tenía vendado fue el que más pinchazos se llevó.

Sharon y Tony tuvieron la idea de dejar tachuelas por todo el piso de mi cuarto, diciéndole al personal que no las quitaran, al principio fue fácil quitaba las que podía con mis pies pues se llevaron el único par de zapatos que tenía.

Las movía a un lado abriéndome camino y aunque algunas casi se enterraban a mi piel, las alargaba fácilmente. Luego aparecieron las que estaba adheridas al piso en las zonas más importantes como el baño, la ducha y el camino a la puerta de mi habitación donde dejaban la comida en el suelo, imagino por orden de ellos. Me costo algo de tiempo quitar todo, sobre todo porque dolía demasiado cuando pisaba una, pase más tiempo en mi cama para evitarlo, pero no quería verme derrotado, no soportaba que el único lugar donde podía estar lo hayan invadido de esa manera.

Ana decía que esta vez mi madre había decidió que sería mejor tener una combinación de rosas blancas en los enormes arbustos que plantaron en los laterales de los grandes ventanales que daban al jardín de la casa.

Ella describía el día del azul más claro que puedas imaginar, el sol no era intenso y todo olía a pasto recién podado, el olor de las flores del lugar era sin lugar a duda un pequeño escape de la realidad. Cuando Ana me dijo que no traía mi comida en la mañana me aterré, estaba acostumbrado a no tener comida de vez en cuando, pero siempre era acompañado de un regalo de algo que hice mal que por supuesto no era cierto y pasaba varios días recuperándome de los golpes que recibía.

Pero en su lugar me dijo que mi familia no volvería, pues salió de vacaciones y el único que estaba en la casa era yo, por lo que podía salir y estar fuera todo el fin de semana.

Sin miedo (Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora