Emma.
Muchas veces me gusta pensar que cuando sentimos algo por alguien es porque de alguna manera está destinado a ser correspondido.
Pero cuando me quedó parada en este balcón me recuerdo a mi misma que solo es un pensamiento y que algunas personas existen solo para no ser correspondidas y hacer sufrir a otra de manera silenciosa.
Desde hace dos años paso todos los recreos viendo como el chico que me gusta está enamorado de la chica más perfecta de mi grado, es una tortura, porque mientras Adam intenta dar todo por Guri, ella no deja de hablar de Bruce (mejor amigo de Adam), y yo no dejo de acechar como acosadora loca desde un balcón del instituto.
Adam no era el chico atleta o popular, tampoco era uno de esos tímidos o un nerd genio del ajedrez, era como yo, de los que nunca nadie les pone etiquetas, de los verdaderos invisibles para los demás. Solo era un chico moreno con cabello castaño algo largo, lentes, algo de acné, muchos lunares y una sonrisa hermosa.
Siempre deseaba que yo fuese la chica que provocase esa hermosa galaxia que se le forma cuando sonríe, pero ni me conoce ni me conocerá. Por más que intenté todos estos dos años, siempre me retracté y es mejor, porque quizá en este amor me toque ser espectadora y Guri la protagonista.
Ya al cabo, él se irá en nueve meses y entre el espectador y la protagonista, sufre más la protagonista de la historia.
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Una típica historia de amor diferente.
Teen FictionEmma está dispuesta a dejar todo por Adam luego de verlo destrozado por una ruptura, se ofrece para ayudarlo con sus problemas personales, tratando de no mostrar indicios que la delaten. El plan parece ir según lo que pensado hasta que muchos sentim...