8.- "¿Qué sucede?"

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Emma.

Adam se encontraba en el sofá de la sala esperando que se secara la mascarilla de yogurt que le preparé, mientras yo estaba en la cocina preparando otra mascarilla de pepinos. No habíamos mantenido una conversación como tal luego de la pregunta que le hice, y ya estaba pensando que fue un error hacerle la pregunta porque quizá pensó que soy una chica entrometida esfumando todas las posibilidades de acercarme a él.

Ya tenía la mascarilla lista en un recipiente y ya el tiempo de la mascarilla anterior había pasado, así que, aunque no quería ir a ese silencio incómodo tenía que hacerlo. Entro a lo que es la estancia de la sala y está él viendo algunos retratos familiares que colgaban en mi pared.

—Wow, eras un ternura.- Dice al sentir mi presencia con un gran tono de sorpresa.

—A medida que fui creciendo se me fue quitando la ternura.- Digo llegando a su lado y haciendo que el estallara en risa. Por lo menos lo hago reir, puedo ser su payasa personal.—Ven, vamos a quitarte eso.

—AL FINNN. Esto me pica mucho.- Con un puchero acompaña esas palabras haciendo que yo sonriera sin disimulo.

Le di las esponjas para quitársela y lo hizo sin ninguna complicación, sin embargo; cuando le doy la mascarilla de pepinos y empiezo a explicarle puedo verle en su cara que no entiende nada.

—No entiendo que dices, ¿No es lo mismo que tirarla en la cara como la anterior?

—NO. Solo trata de hacerlo de forma circular para que tus poros pierdan hichazon.

—¿Por qué no lo haces tú mejor? Tú eres la experta.- ¿QUE? No creo poder tenerlo tan cerca.-Anda, tú sabes más que yo maestra.- Dice al principio con un puchero y al final uniendo ambas palmas de sus manos para luego agachar con la cabeza.

Al final cedí, a lo que él se acostó volvió nuevamente al sofá cerrando los ojos. Me acerque a él aplicando mezclas de pepinos con otros ingredientes en su cara de manera circulares. Estaba tan cerca de él, increíblemente cerca. No paraba de tragar saliva drásticamente y de temblar. Sólo no me podía concentrar.

Se veía tan bien...

—Nadie puede saber de esto ¿Si?.- Me congele cuando lo vi hablar y sus labios hicieron un poco más corta la distancia. Trague fuerte para poder reaccionar.

—¿Por qué?.- Respondí tratando de tener un tono normal, aunque de todas maneras subió unas octavas.

—Esto es... Vergonzoso.- Respondió riéndose y los malos pensamientos no tardaron en llegar. Si se llegan a enterar que habla conmigo ¿Le avergonzaría? Ahí me di cuenta que mis esperanzas murieron completamente, porque solo le avergonzaría estar conmigo.

—Está bien.- Respondí, o traté de responder en un suspiro.—Ya termine.- Me aleje de él y volví a la cocina sintiendo con mis ojos lleno de agua de la pena que sentía, porque en un momento hace 5 minutos pensaba que quizá si podía tener una oportunidad.

—Hey, juguemos algo.- Su voz viene con su cuerpo que entra a la cocina, posicionándose atrás de mi que al momento que me volteé, quedamos de cara a cara.

—Bueno, ¿Qué propones?

—Como no nos conocemos y compartiremos mucho tiempo junto, sugiero que hay que hablar de nosotros ¿Te apetece un preguntas y respuestas?

—Ese juego siempre termina mal conmigo.

—Esta será la excepción, creeme.- Realmente este chico habla todo con una sonrisa-—Y sería mucho más interesante si...-Mira mi refrigerador y a lo que sigue me mira, dándome una seña de permiso y le permití abrirlo. ¿Cómo no quererlo? Es tan cute— ¡Bingo! ¡Toda preguntas y respuestas es más interesante con helado de chocolate!

Nos reímos juntos y salimos de la cocina hacia la sala nuevamente, el con el helado y algunas cucharas y yo con algunos recipientes. Nos sentamos muy cerca pero no con la misma distancia de hace minutos atrás.

Esa distancia tan cerca que el respirar de ambos se siente y hace que te ilusiones...

—Reglas: La persona que conteste puede comer una cucharada de helado como recompensa, sino lo hace, el otro tiene que tirarle helado en el cabello. Y yo como recomendé el juego, tengo mi primera recompensa.-Dicho y hecho, seguidamente comió una cucharada de helado y me provocó una pequeña risa.-Empiezo, ¿Por qué siempre te ríes?

—Esa pregunta debería hacerla yo.-No miento, entre los dos, el siempre anda con esa galaxia en la cara.—Todo me da risa.-Subi ambos hombros mientras ya tenía el cubierto lleno de recompensa preparada para dirigirse a mi boca, cuando logré saborearla perfectamente procedí.—¿Quiénes son tus mejores amigos?

Sentí que provoque un gran silencio, él no respondía ni elevaba la mirada, solo movía el helado con la cuchara.

—No tengo mejores amigos.- Después de un gran rato respondió y me miró, tenía los ojos aguantando lágrimas.

—Lo siento... No tenía que preguntar algo privado, pero sabes que estoy aquí para cualquier cosa, aunque seamos desconocidos.

—No eres desconocida, y en tal caso eres mejor que personas que he conocido desde hace años...- Levemente se escuchaba su voz quebrada.

Deje el helado de un lado, me acerque y sin pensarlo mucho lo abracé, seguidamente sentí sus lágrimas en mis hombros. Y como en el instituto, él no necesitaba nada más que solo una persona que lo escuchara. Él necesitaba una amiga.

Desde ese momento, me dije a mi misma solo concentrarme en escucharlo y ayudarlo, no me importó en ese momento todos mis sentimientos hacia él, solo me importó él y lo roto que parecía estar. Yo quiero que sea feliz, y si eso significa comprimir mis sentimientos, está bien.

Pero no les mentiré, siento que algo falta.

Una típica historia de amor diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora