5.- "¿Qué sucede?"

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Emma.

La pregunta me impresionó, me tomo por sorpresa. ¿Qué se supone que le respondes a eso? Algo como Pues, me pareces perfecto, no hay nada en ti que no me guste, porque me encantas desde hace dos años ¿Eso funcionaría?

—Fue una pregunta estúpida, olvida eso.—Dijo agachando otra vez la cabeza, y hasta que no habló no me percate cuanto tiempo lo había dejado esperando una respuesta.

—Me pareces un chico agradable.—No estaba viendole pero sin embargo; senti su mirada dirigirse rapido a mi direccion, quizá sorprendido.-No tengo años años conociendote, pero me agradas.

Esa quizá fue una de las mentiras más grandes que he dicho.

—Gracias, pero.—Hizo una pausa para sonreir flojamente.—¿Tú te fijarías en algo como yo?

Aunque me estuviese viendo, su cara parecía querer hundirse mientras formulaba aquella pregunta, me duele tanto ver a una persona así; pero aún no entiendo porque ¿Él no estaba en una relación?

—No creo que me pueda atraer de alguien que no conozco.—Respondí siguiendo con las automentiras.—Pero, ¿Por qué no?

—Deja de mentir, no le gustaría nadie siendo yo.—Y lo miré instantáneamente cuando eso salió de su boca; estaba con lágrimas que estaba tratando de contener hace tiempo.—Mírame, doy asco.

Mis ojos se volvieron agua, ¿Cómo podía decir eso de él? Simplemente porque es una persona no debería sentirse así, y menos si es tan maravillo como él.

Me acerqué más a él poniendome de frente, y con mis pulgares le quité algunas lágrimas y lo abracé.

—¿Cómo te atreves a si quiera pensar eso de ti?.— le dije seprandome de él y quedando los dos viéndonos frente a frente. Pero luego, me abrazó él de nuevo, esta vez con más fuerza que me hacía sentir algunas lágrimas en mi camisa escolar. Y esta vez yo contenía las lágrimas.—No vuelvas a repetir eso, por favor.

—Quiero ser más normal, más como los otros chicos.— Susurró con algunos sollozos levemente escuchables.-¿Por qué soy así?

Aquí a este punto, podía haber estado feliz porque había estado cerca del chico que me gusta desde hace 2 años, pero ahora, siento mucha furia por las personas que lo hizo sentir así, y triste por verlo de esta manera.

—Eres así, porque así eres fascinante.— Pause un momento antes de proponer la cosa descabellada que tenía en mente.—¿Pero si te ayudo a ser normal, no volverás a decir eso sobre ti?

Sus ojos me brillaron, como si fuese un niño observando un chocolate. Cómo si fuese lo mejor que le ha pasado en la vida. Esa propuesta.

—¿Cómo piensas hacer eso? Ya te ves bastante rara tú también.

—Puedo hacerlo, confía en la loca que acabas de conocer.

Y sonrió flojo, pero la sonrisa más floja que realizó en toda la conversión. Parecía estar pensándolo, y no entendía cómo podía estar siquiera pensando en ca!biar algo de él, si él es perfecto, ni mucho menos creía que yo estaba proponiéndole cambiar.

—Por favor, no quiero que pienses así de ti. No quiero que nadie piense así de sí mismo.—Volví a hablar ya que no conseguía respuesta. Si quería cambiar y eso lo haría feliz, pues, lo cambiaré.

—Acepto. Prometo no volver a decirlo hasta que cumplas esta promesa de cambiarme. Suerte.

—No necesito suerte.

Ambos sonreímos. Flojamente, pero sonreímos.

Y ahora el problema es... SANTA CACHUCHA COMO LO VOY A CAMBIAR SI YO NO LO VEO DEFECTUOSO. Sólo cambias lo defectuoso.

El timbre del nuevo recreo sonó, y tanto estudiantes como profesores empezaron a salir y a llenar los pasillos. Lo ayude a parar y nos despedimos con una sonrisa y dándonos la mano. Cuando voltee para retomar mi camino que había dejado completamente olvidado, el profesor Diego está parado justo al frente de mí.

Okay, esto no pinta nada bien para mi.

Una típica historia de amor diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora