Adam.
Mi día no había sido el mejor y no parecía mejorar en lo absoluto, sobre todo porque comenzaba a nublar cuando ni siquiera iba a mitad de camino para llegar a la casa de Emma. Tampoco estaba del todo seguro si siquiera seguir caminando, no tenía mucho ánimos y no me los daba ir a casa de una desconocida que repentinamente quiere ayudarme, pero como tampoco estaba en mis planes seguir viendo como se burlaban de mi, esto no parecía tan mal.
El clima estaba empeorando y esta dirección se veía eterna, ya empezaba a dudar si me habrían dado la dirección correcta o si por lo menos hablábamos de la misma Emma. A veces Tyler era tan confuso, pero él era el mejor para saber donde vivía ¿No?
Casa 96. Al lado de la ruta 2.
¡Bingo! La conseguí. Y justo a tiempo porque las gotas ya empezaban a caer. Corrí rápido a la entrada y toque la puerta varias veces, y si no fuese por la música a mucho volumen juraría que no habría nadie en casa. Toque la puerta un par de varias veces más y esta vez un poco más desesperado porque la lluvia empezaba a caer mucho más fuerte consiguiéndose así mojarme incluso resguardado en un pequeño techo. Literalmente pequeño techo.
—¿Chico raro?.- Escuché del otro lado en un pequeño chillido.
—¿Qué? Noo, bueno quizá. Soy Adam.— Fue lo que alcancé a decir, porque realmente me estaba desesperando.
Creanme que sino fuese por el hecho de que sufro de asma, todo fuese sido un poco mejor.
Al rato Emma se asomó por la ventana izquierda con un poco de vergüenza y sorpresa mezclada en su casa. Lo cual se entiende si consideramos el hecho de que un extraño viene a tu casa de la nada.
—¿Ya le puedes abrir a este chico raro?.- Pude alcanzar a decir cuando ya la lluvia empezaba a crecer y yo realmente ya me visualizaba en el hospital. Al final abrió y yo sentí el puto cielo.
**********
Emma me dejó esperando para buscar una toalla aún así cuando le repetí que no se preocupara después de las mil veces que se disculpó. Estaba en la primera parte de su casa la cual era muy impresionante, tenía una gama de color de ocre y albaricoque muy interesantes, tenía muchas mesas con fotos familiares y retratos en blanco y negro o sepia que daban un muy buen ambiente, y el disco Bad de Michael Jackson y el exquisito olor de café en el aire del hogar era la cereza del pastel.No soy exactamente el tipo de chico que se puede quedar quieto en un chico, y menos en una casa nueva, generalmente me encanta explorarla y detallar todas sus decoraciones. Lo sé, muchas veces me han tildado de Metiche. Mientras veía uno de los cuadros, escuché un chillido del cual me espanto, pero no estaba seguro que tanta confianza tenía.
Al rato bajó, le pregunté, me dijo que había un grillo en su habitación. ¿Una casa tan impecable tiene grillos?
—¿Te apetece café?— Desde que entré esperaba esa pregunta porque sinceramente el olor ya me estaba enloqueciendo y sin lugar a duda acepté.
Luego de que se disculpara mil veces por haber derramado el café, o por haberme dejado en la lluvia, procedimos a lo que era la fase uno. Yo sabía que el acné no era algo atractivo, nunca pensé que fuese un problema por eso nunca lo trate muy enserio, pero ella parecía muy experta en el tema.
Ella preparaba otra especie de mascarilla en la cocina,mientras yo esperaba que se secara la que tenía puesta detallando nuevamente su hogar, aún continuaba impresionado. Me detuve en una estantería llena de copas, vinos y muchas fotos familiares. Emma si que era muy tierna y linda de pequeña.
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Una típica historia de amor diferente.
Teen FictionEmma está dispuesta a dejar todo por Adam luego de verlo destrozado por una ruptura, se ofrece para ayudarlo con sus problemas personales, tratando de no mostrar indicios que la delaten. El plan parece ir según lo que pensado hasta que muchos sentim...