24- "Otra vez"

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Adam.

No sé realmente lo que sentía por Emma, no sé describirlo, pero sé que cuando estoy con ella tengo la confianza que nunca tuve, me siento protegido a su lado y no vulnerable como es con todo el mundo, siento una gran calma en mi, siento que puedo, me siento bien.

No sé cómo nunca llegamos a cruzarnos, si por sus boca siempre estuvimos en el mismo sitio, en el mismo tiempo a distancias diferentes. Según sus historias se mantuvo viéndome durante estos dos años ¿Cómo nunca lo noté? ¿Cómo nunca noté el oro que se encontraba siempre ahí? Quizás porque así todo era mejor, porque ese oro era de mi primo, no lo veía, pero conocía que era de mi primo.

Esa es otra de las cosas que no sé, no sé cómo decirle a Tyler que ayer su eterna chica perfecta se me confesó, y que no me sentí mal cuando lo hizo, no sé cómo decirle que no sé lo que siento por ella pero que me calma con su presencia y besa muy bien. Bueno, tampoco sé cómo decirle que nos hemos besado, que yo empiezo el beso, y que me gustan. Me gustan mucho.

Realmente desperté sin saber muchas cosas hoy, desconcertado, muy confundido y con grandes gases que he rezado para que Emma no los sientiera en ningún sentido. Ese asado estuvo tan bueno, como todas las comidas que prepara mi mamá. Tanto que Emma repitió, 3 veces.

Nunca te imaginarías que una persona tan delgada comiera como camionero de media noche.

Desperté mucho más temprano que mi ahora compañera de cuarto, ordené mis sábanas, recogí la almohada del suelo donde dormí, observé los tiernos ojos cerrados dulces de Emma durante unos largos segundos—Eran inevitables no verlos—, me dirigí al baño, hice mi rutina de limpieza preparada por la dormilona, hice mi ducha, me vestí y por último leí las notas escritas por Emma.

Bajé tratando de hacer el menor ruido posible, me dirigí a la cocina donde mi mamá ya estaba.

—¿Cómo fue todo?—Dice volteando de la cafetera eléctrica con su café servido en mano y una gran sonrisa dibujada—¿Te gustó? ¿Le gustó?

No pude evitar reír.

—Claro, todo fue perfecto ma—asentí—¿Por qué lo hiciste?

—Porque he visto como se miran, he visto como son el uno con el otro, la energía que emanan juntos.—suspiró—Ella merecía una cena así.

—Es increíble ¿no?

—Es creíble, porque son esas personas que cuando  encuentras te hacen más bien del que te haces a ti mismo, te ayudan a crecer y te complementan.—Comentó muy seriamente, dejando al café de un lado y sosteniendo una de mis muñecas con ambas de sus manos—Otra cosa que complementa es el café y la comida. Qué me adelanté ya, y les preparé unos panqueques. En el refrigerador hay muchos toppings, que Emma escoja el de su preferencia. Me volveré a dormir bebé.

—¡Mamá!—llamé su atención antes de que entrara en su habitación—¿No tendrás algo que le prestes a Emma? Es que no trajo muchas cosas, y me preguntaba si quizás pudieras... Tú sabes, sacar algo actualizado de tu armario.

Lo que al principio de mi oración fue gesto de risas, a lo último podía jurar que a pesar de ser mi madre, si las miradas quitarán cabeza la mía ya estuviese en el suelo.

En el closet de mi mamá podías encontrar un arcoiris a la vista de tantos colores que tiene, salí de su habitación con la ropa menos escandalosa a la vista. Unos jeans a la cintura y camisetas pasteles que según ella usaba cuando estaba en sus mejores días de hermosura.

No sé a lo que se refería, mi madre seguía siendo hermosa.

Volví a mi habitación, ella aún seguía dormida, consideré dejarla más tiempo descansando pero el tiempo se estaba haciendo corto y me pareció prudente despertarla. Continúe hasta la cama dejando la ropa en una esquina y suavemente le moví con mi mano varias veces sin tener efecto.

Una típica historia de amor diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora