Emma.
Ambos estamos en el agua, él con boxers y yo completamente al aire. Los latidos de mi corazón van tan rápido que está haciendo un terremoto en todo mi cuerpo. ¿Cómo se me ocurrió que invitarlo al baño sería buena idea para salir de una situación vergonzosa?
—Y...¿Ahora qué?
¿Ahora qué? Es una muy buena pregunta, vamos Emma, ¿Ahora qué sigue en tu maravilloso plan?
—Pues...–Fue todo lo que mi boca pudo articular. Estoy en blanco, completamente en blanco.
Segundos después Adam rompió todo con una carcajada, una enorme y contagiosa carcajada a la que me uni después sin darme cuenta.
—Esto es tan raro.–Dijo cuando las risas pararon un poco.
—¿Qué no es raro con nosotros? Tú dime porque las rarezas no paran desde que te conocí–Contesté.
Después de un tiempo, respondió:
—Es cierto...¿Cómo le haces para ser tan rara? Articuló, a su vez llenando mi cara con gotas de agua que impulsó de su mano. Reí.—¿Yo? Tú no ganas la carrera de normales.–contesté. Reímos.
—¿A veces no te sientes rara por no ser normal?.–Dijo con una risa muy floja, de esas que usas cuando intentas disfrazar un tema que te lástima.
—No.–Contesté seca.—Nada normal sorprende, nada normal marca, ¿Qué acaso has visto algo histórico normal?
No insistió más, se quedó con esa respuesta y se extendió como estrella para flotar mirando al horizonte. Realmente pensé que le había matado después de que en un tiempo no hizo más que mirar al horizonte; no habló y no sé le notaba su respiración, luego de un tiempo flotando su cuerpo y su mirada pararon en mi. Ya alejado de mi, preguntó:
—¿Cómo eres así.– ¿A qué se refiere exactamente?—Disculpa, ¿Qué?–Pregunte a su pregunta, para más especificación.
—Ya sabes, haces sentir bien a todos. Eres tan buena y fría, algo así como el helado.
–Tu respuesta me deja más confundida que la pregunta.–Respondí a lo que él rió.
—¿Cómo eres así? Tan inespecífica.
—Miren quien habla de inespecíficacion, el que parece examen de química, donde una pregunta te debe ayudar para la próxima pregunta y resulta ser de igual complicada.–Explotó en carcajada.–Bueno, pero en serio, Adam ¿No has prestado atención a mi vida?
Se paró, caminó hacia a mi, al frente de mi, se bajó a mi altura y me miró fijamente.—¿Cómo es tú vida?–Preguntó muy cerca, tanto que llegue a sentir el aire de sus palabras.–Estás tan ocupada sabiendo de mi, que no sé absolutamente nada sobre ti. ¿Por qué no quieres a tu mamá?—De un momento a otro ya estabamos tocando aguas más profundas sin movernos deo sitio.
—Amo a mi mamá–Ataqué.
—No parecía el día que llegué y ella estaba en casa.
—No la odio, yo amo a mi familia, solo que mis padres nunca están en casa. Y mi hermana la veo solo por vídeo llamada cada vez que llama ebria.
—¿Qué le pasó a ella?
El corazón me latía más rápido de lo usual, volver a tocar un tema que quise enterrar en lo más profundo de mi ser, un recuerdo de mi pasado que no quería revivir. Pero esos ojos me imploraban respuesta.
—Se fue de la casa a los 16,hace 2 años, sin motivo. No estaba embarazada, ni tenía novio, no que yo me enterara.–Respondí a ese tema tan sensible con intención de no seguir y dejar hasta ahí, hasta el momento que levanté la mirada y ví que una persona por primera vez parecía interesada en el tema. Luego de unos largos segundos, tommé fuerte salíva junto con valor para dejar mis recuerdos senudos, y proseguí—Mi hermana, no recuerdo una vez que no escupiera cuando le hablaba, que no desinfectase o botara cualquier objeto que yo llegase a tocar. Siempre nos hizo saber que no le agradabamos, pero yo también quisé cambiar eso durante mucho tiempo. Le llegó a golpear varias veces a mi madre, a insultarla mucho peor de que cualquier adolescente normal hace. Me hizo sentir culpable con esta situación. Me hizo sentir como si no valiera nada durante mucho tiempo cuando me pegaba sin razón; me hacía sentir que lo merecía y era mi culpa. Me hizo sentir que merecía su asco sin razón.—Mis ojos lo sentí llenarse de recuerdos, furia y lágrimas. Ahora literalmente estaba desnuda.
—¿La sigues queriendo?–Preguntó.
Mi mente se nublo junto con mis ojos llenos de agua. Luego respondí:
–Sí...—Una lágrima empezó a caer sobre mi mejilla derecha, velozmente sentí la mano de Adam acercandose a mi cara. La detuve antes que llegara. No necesitaba lastima, porque no era yo la que necesitaba ayuda. No ahora.—Adam, no es fácil vivir.
—¿Ah?
—No es fácil vivir, quien dice que lo es miente. Hay muchos momentos de mierda, porque los hay, pero hay muchas cosas que se puede hacer hecho mierda y con el corazón roto. No son los colores que tienes, es lo que haces con ellos. Podrás hacer arte con blanco y negro, como puedes hacer mierda con todas las gamas de colores a tu disposición.
—No es fácil vivir.—Re afirma.
—Para nada fácil, nada es fácil, ni la felicidad es fácil, pero siempre hay personas que te disfrazan la verdad con Hay cosas peores o Solo exageras ¿Qué saben ellos de cuánto nos afecta?
—En resúmen, la vida es una mierda.
—¿Qué no has comprendido nada?.–Dije con una risa sarcástica.
—Sí, que la vida es una mierda.
—Lo es si así lo decides.
Como anteriormente, se quedó con esa respuesta pero a diferencia de la primera vez su mirada reposaba en mi y la mía en la de él. No había opción, estábamos muy cerca y no encontraba donde mirar. Estábamos muy cerca. Muy cerca y casi desnudos. La situación de por sí me estaba matando, y él no ayudaba sonriendo.
ESTÁS LEYENDO
Una típica historia de amor diferente.
Teen FictionEmma está dispuesta a dejar todo por Adam luego de verlo destrozado por una ruptura, se ofrece para ayudarlo con sus problemas personales, tratando de no mostrar indicios que la delaten. El plan parece ir según lo que pensado hasta que muchos sentim...