2.- "El balcón"

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Emma.

Recuerdo que años atrás, mi papá pegó en mi espejo de tocador una nota  que decía: Hay cosas que son invisibles para el ser humano aún así le estén brillando al frente de él. Estamos acostumbrados a ver solo las grandes rocas, pero no a las pequeñas amatistas, por esto mismo, muchas amatistas y diamantes se camuflan entre rocas comunes, ocultando su valor, bajando su brillo. Leí esa frase todos los días durante tres años recondandolo  cuando él estaba de viaje. La había dejado atrás en mi último año de secundaria, pero por alguna razón, vuelve a mis recuerdos cuando veo a Adam.

Detuve el calentamiento y empiezo a trotar alrededor del gimnasio. Realicé mis correspondientes cuatro minutos y me apoyo en el suelo a esperar las indicaciones de el profesor.
Y como si el destino estuviera en favor de mi mala suerte, llega Adam encontrándome de la manera que menos quisiera que me viera.

Me gire a la posición opuesta para quedar de espalda a Adam que estaba con el profesor. Y como mi mala suerte es la más grande de todas, el profesor me llamo para acercarme a él.

Adam aún seguía ahí.

Con todo y mis nervios de tenerlo cerca, fingí que no ocurría nada mientras alcanzaba al profesor. El profesor al verme, empezó hablar algo sobre exámenes pero realmente no me concentraba lo suficiente mientras intentaba evitar que mis manos suden, mi piernas tiemblen y evitando el hecho que tengo a Adam más cerca de lo que lo he tenido estos 2 años. Justo para que sea mejor, Guri llega justo en el medio entre él y yo.

Ya no escuchaba al profesor o me sentía en ese plano, para ser realista.

Sólo miraba por el rabillo de mi ojo y lo que me permitía ver los mechones de mi cabello que salían de mi coleta a Adam y Guri compartiendo miradas entre sí. Miraba al dueño de un universo, y la razón de aquel.

—¡EMMA, A LA POSICIÓN CUATRO. GURI, A LA POSICIÓN CINCO DEL LADO CONTRARIO! ¿QUÉ ESPERAN?- Grita el profesor sacándome de mi trance. ¿En qué momento ya no estaba en medio de nosotros?

Voy corriendo evitando todas las miradas posibles hacia mi posición.

Detestaba cuando gritaban mi nombre en lugares públicos.

Guri se mantenía al otro extremo del gimnasio de dónde se encontraba Adam. Y aún así, no dejaba de sonreír.

Adam se re dirige al entrenador y termina de hacer lo que vino hacer. Y aún mantiene esa sonrisa.

Finalizó la clase de deporte, y después de cambiarnos, fuimos a clase de laboratorio. En esta clase específica, me tocó ser compañera de Guri por el reto del período escolar. No me encanta la idea, pero tampoco me desagrada porque es muy buena como compañera de clases. Además he aceptado en este tiempo que si ella es la causa de aquella galaxia y no yo, tengo que ser feliz con lo que a él le hace feliz.

—Hey, Emma-me llama mi compañera de química en un tono más bajo de lo usual de su voz.

—¿Si?

—¿Conoces a Adam? ¿Qué te parece él?

Pues, su personalidad es única, su físico es misteriosamente y raramente atractiva, su voz es lo más adorable que ni siquiera un bebé lo supera. aldición lleva toda la galaxia en sus hoyuelos. Él es poesía, en todas sus expresiones.

Pensé.

—Pues, es bastante raro.- Respondí.— ¿Por qué preguntas?—¿Quién quería escuchar que me gusta el chico raro que quiere hacerse popular?

—Me parece un chico interesante. Creo que lo voy a invitar a salir, quiero conocerlo, quiero acercarme a él.

Apenas oí esas palabras, me distraje en mis pensamientos. Mi aliento aceleraba y mis sentimientos y emociones tenían una batalla feroz actualmente.
Se supone que debería estar feliz por él, de que la chica que le guste le dé su oportunidad, eso es mucha suerte, quiero estar feliz por él. Quiero estar feliz que la chica más bonita de mi curso, la razón de sus galaxias, se fije en él.

Pero a pesar de lo que dije anteriormente, no podía mentirme a mi misma que la felicidad por amor a veces se siente como una estaca en todas tus emociones. ¿Por qué me siento tan mal? Quizá porque por dentro creía que Guri jamás de fijaría en él, lo cual me mantenían mis esperanzas flotando en vida. Quizá porque me equivoqué. O quizá, muy probablemente que mis esperanzas se enterraron bajo tierra al recordarme lo que jamás podré ser. Al recordarme que no seré ella.

Una típica historia de amor diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora