Capítulo 31. Grumpy.

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POCHÉ.

Sentí una respiración soplar en mi rostro haciéndome estremecer, la habitación estaba iluminada avisándome que ya había amanecido, levanté mi vista y vi el rostro de Daniela muy cerca al mío, tenía los ojitos cerrados y respiraba calmadamente; sonreí al recordar que ayer me había ido a buscar solo para dormir con ella. Mi pierna la abrazaba rodeando su cadera mientras que sus brazos seguían en mi cintura sin ejercer fuerza, todo el ambiente estaba en completo silencio y la posición en la que estábamos no era para nada incomoda, podría mantenerme así durante mucho tiempo, observarla dormir, podría volverse mi nuevo hobby.

Nunca había pensando que la simple atracción que sentía por ella fuera a crecer aún más, me gusta, me gusta demasiado y nunca pensé que llegaría a vivir estas situaciones con ella.

Sentí como se removió un poco cuando pase las yemas de mis dedos por sobre su nariz, contorneando sus bordes, era pequeña y respingaba, era perfecta.
Sus brazos dejaron de rodear mi cintura para tomar el borde de las sábanas y cubrirse hasta la mistad de su rostro frunciendo un poquito el ceño.

Se veía extremadamente tierna, su cara no traía ni una gota de maquillaje y eso lo hacía más especial. Me quede observando con más detalle ese peculiar lunar en su cuello, que desde el primer momento en que lo vi, me encantó. 
Pasé mi vista hasta sus clavículas para devolverme a sus labios, eran finos y remarcados, simplemente perfectos.

-¿Por qué me miras?- dijo aún con los ojos cerrados sorprendiéndome.

-¿Dormiste bien?- le pregunté a lo que ella solo asintió, una sonrisa se formó en mi rostro, era la primera vez en mi vida que la veía despertar, pues cuando me quede con ella la otra noche, tuve que irme antes que despertara privándome de tener esta hermosa vista. Se estiró provocando que alguno de sus huesos sonaran.

-¡Ush!- le dije a Calle a lo que ella soltó una pequeña carcajada- Alguien amaneció de buen humor.

-De excelente humor- dijo sonriendo mientras yo quitaba mi pierna de su cadera para agarrar mejor comodidad.

-Ayer te mandé mensajes, ¿No los viste?- le pregunté mientras jugaba con los dedos de sus manos, Daniela talló su ojo izquierdo con su otra mano sin responder- ¿Peleaste muy fuerte con Mario?

-¿No crees que es muy temprano para hablar de eso?- se quejó un poco acomodándose mejor, cerrando sus ojos.

-Pensé que no me contestabas porque estabas ocupada con él- le confesé- Ya sabes, como estaba contigo en el almuerzo de ayer.

-No pienses cosas que no son- me habló calmada- Mi mamá esta obsesionada con que yo este con él- deje su mano de lado para voltearme, quedando apoyada sobre mis brazos para mirarla fijamente.

-¿Piensas perdonarlo?- pregunté con miedo, si la respuesta era positiva, todo lo que había logrado con Calle se iba a ir al carajo, en cambio, si la respuesta es negativa, podré continuar haciéndole caso a mis instintos.

-No- habló- No quiero pensar en eso, estoy con el mejor humor del mundo y nadie podrá amargar mi día- tapó su rostro con una de las pequeñas almohadas que adornan la cama.
Sonreí de forma instantánea.
El sonido de la puerta nos hizo sobresaltar, mire a Calle como si estuviéramos haciendo algo malo, ella sin más, se levantó y fue a abrir la puerta permitiendo solo ver la mitad de su rostro.

-Pásale esta cosa a Poché antes que lo termine lanzando en el baño- escuché la voz de Paula algo irritada, fruncí mi ceño mientras escuchaba el sonido peculiar de mi teléfono sonar sin parar. Calle lo tomó sin decir nada y Paula desapareció de mi vista, Dani lentamente cerró la puerta y observó la pantalla de mi teléfono.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora