Capítulo 39. ¿Serías mi novia?.

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CALLE.

Me estiré en la cama mientras la alarma de mi teléfono sonaba, gruñí buscando el aparato para parar ese irritante sonido. Palmeé la cama con los ojos cerrados en busca de este pero mis manos dieron con un bulto, abrí mis ojos rápidamente para ver a mi vecina durmiendo plácidamente a mi lado, estaba cubierta por una sábana delgada pero su espalda estaba descubierta dejando ver su tersa piel con algunas pequeñas marcas rojas.

Sonreí al recordar lo que habíamos hecho anoche, todo fue absolutamente maravilloso, no me equivocaba cuando pensé que sus manos hacían maravillas. El sonido de mi teléfono cesó dándome un respiro. No quería tener que salir el día de hoy, me apetecía quedarme con Poché todo el día pero sé que eso no es posible.

Me acerqué a ella, estaba dándome la espalda, su respiración era calmada y serena, deposité un beso en su hombro descubierto, escuché como se quejó y se removió en la cama sin despertar. Me alejé de ella para deslizar mi bata rosa por mi cuerpo, la abroché para pararme y dirigirme al baño, me ví en el espejo para observar un poco de mi maquillaje corrido, mi cabello algo despeinado y el regalo de Poché colgando en mi cuello, era maravilloso.

-¿Qué mierda?- hablé asustada, tenía una gran marca de color rojiza a la altura de mi cuello y unas cuantas pequeñas a la altura de mis senos, pasé mis dedos levemente por la gran marca que obviamente no podía taparse con algo de ropa, no sentía dolor pero cubrirla si va a ser un gran reto. Suspiré y encendí la llave de la ducha dejando hacer caer el agua, necesitaba un baño y rápido.

Luego de la tan relajante ducha, me cambié silenciosamente en la habitación para no despertar a la pitufo que yacía en la cama, me coloqué unos jeans rasgados con una blusa color amarillo con pequeños detalles blancos. Sequé y alisé mi cabello para comenzar a maquillar mi rostro; realicé el maquillaje más simple que encontré, un poco de sombra color durazno, delineador, máscara de pestañas y un labial natural.

-Ahora viene lo difícil- hablé para mí, tomé un poco de base para comenzar a cubrir la marca hecha por Poché.


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-Huele bien- habló una voz haciéndome sobresaltar, dirigí mi vista a la pequeña pitufo despeinada y descalza que entraba a la cocina.

Después de bastante tiempo intentando tapar el chupetón, lo había logrado, tal vez no perfectamente pero pasaba desapercibido. Decidí preparar el desayuno, mi estómago rugía y no dudaba que el de Poché hiciera lo mismo cuando despertara.

-Veo que encontraste mi camiseta favorita- reí al verla, solo estaba en calzones mientras que mi camiseta grande gris la cubría hasta la mitad de sus muslos. Se veía muy tierna.

-Y yo veo que al menos una de las dos tiene éxito en la cocina- sonrió apenas, se acercó a mí para rodear mi cintura con sus brazos y apoyando su rostro en mi espalda- Te estaba buscando en la cama...- me dió un pico en la espalda.

-Si no me levantaba, no comeríamos nada- reí- Además...- apagué el fuego de la cocina, los huevos con tocino estaban listos- Tenemos sesión de fotos hoy- Me di la vuelta para mirarla.

-No quiero- refunfuñó haciendo puchero, tomó mi vaso de agua para beber de él.

-Poché...- me crucé de brazos mientras la veía- No porque te estés ligando a la jefa significa que no trabajarás- solté y ella sonrió.
Dejé el sartén con los huevos con tocino encima del mesón de la cocina, serví rápidamente dos tazas de café y un par de tostadas. Me senté en una de las sillas de bar mientras Poché tomaba posición a mi lado.

-Pensaba que ligarme a la jefa tendría algunos beneficios- tomó un sorbo de café, alcé mi ceja indignada.

-Entonces anda a trabajar con Kathia, ella de seguro te dará tus beneficios- rodeé mis ojos tomando mi taza de café para ir a sentarme al sofá, encendí la televisión y una película de los años noventa se mostró en la pantalla. Noté como Poché hizo un puchero mientras se llevaba a la boca un trozo de tocino.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora