Capítulo 43. ¿Una cita?

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CALLE.

-¿Primo? Nunca me dijiste que tenías un primo- frunció el ceño confundida Paula.

-Sebas llegó hace unos meses a Los Ángeles- intenté explicarle- Mi tío lo echó de la casa y desde ese día a estado trabajando en muchos lugares- me encogí de hombros.

-¿Y no lo ayudas?- preguntó Pau, Sebas hizo un puchero fingiendo ser un pobre cachorro abandonado.

-Papá le da una mensualidad para gastos- dirigí mi mirada a él- Pero al parecer no le alcanza para sus caprichos.

-Una moto no es un capricho- se quejó- Además, te empezaré a cobrar cada vez que Poché se ponga celosa de mí- habló y alcé una ceja- Es un gran negocio- Sonrió ampliamente, Pau no dejaba su cara de confusión.

-Idiota- le dije- Por tu culpa, Poché cree que gustas de mí.

-El día de la pizzería tenía muchas ganas de ser actor- habló como si nada tomando un poco de la comida que había traído Pau para mí- Poché se creyó todo- rió y fruncí el ceño.

-Me llegas a traer problemas con mi novia y te juro que te saldrá bastante caro- lo miré desafiante.

El día de la pizzería, no tenía ni la menor idea que Poché conociera a Sebas y al parecer, él tampoco pensaba que ella me conocía a mí. A mi querido primo se le ocurrió la brillante idea de fingir que no me conocía y coquetear conmigo, ¿Con qué objetivo? No tengo idea, pero había logrado poner celosa a Poché y por eso estuve riéndome cada vez que la pitufo insistía en irse.

Debería presentarlos antes que en su pequeña cabeza se formen cosas que no son.

-Yo ya no estoy entendiendo nada- habló Paula, tomé un sorbo del jugo de naranja que había comprado.

-No le tomes importancia- hablé apoyando mi cabeza en su hombro- Es un tarado.

-Germán quiere que me lleves con él- soltó Sebas observando su teléfono para luego mostrarme la pantalla para poder leer el mensaje que le había mandado mi padre. Fruncí el ceño ¿Para qué querrá verlo?

-Pues que les vaya bien, yo me tengo que ir- habló muy extraña Paula, la miré expectante. Besó rápidamente mi mejilla para acomodar su bolso- Nos vemos después- se paró- Adiós Sebas.

Sebas alzó la mano en forma de despedida y mi mejor amiga se retiró de la mesa dejándome extrañada. Luego hablaría con ella para preguntar que le pasaba, pero de esta no se escapa.

-¿Me invitas a almorzar?- sonrió Sebas como niño pequeño, negué divertida. Mi primo es todo un caso perdido.


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POCHÉ.

Salimos de los edificios Calle una vez que estaba lista, Kathia estaba apurándome demasiado porque según ella "Era demasiado tarde" y aún no eran ni las doce del medio día. Me subí a su auto mientras ella tomaba asiento en el piloto para partir a una cafetería que desconocía.

-Daniela me odia- afirmó luego de varios minutos de silencio provocando que fijara mi mirada en ella.

-Ella no te odia- intenté sonreír aunque sabía perfectamente que la rubia era del total desagrado para mi novia.

-Si lo hace y lo sabes- mantuvo la mirada fija en la carretera- No le he dado motivos para que me odie- se encogió de hombros- No aún- me volteó a mirar rápidamente. Fruncí el ceño.

-¿Aún?- pregunté confusa.

-Olvídalo- sonrió para continuar mirando la carretera- ¿A dónde fuiste anoche?- me preguntó.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora