Capítulo 38. ¿Quieres que paremos?.

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POCHÉ. (+18)


Sentí las manos de Calle en el borde de mi camiseta gris mientras continuaba besando su cuello, torpemente intentaba subirla, reí al notar que no podía quitármela por más que lo intentara. Ella bufó desesperada.

-Quítatela tú- se alejó algo frustrada. Sus labios estaban hinchados y rojos por el beso, su pecho subía y bajaba rápidamente, no pude evitar centrar mi mirada en sus senos, ¡Dios! Me encantaba como le lucía ese color.

-No te frustres...- me acerqué nuevamente a ella con una sonrisa en mi rostro, hizo un puchero con sus labios, ¿Cómo puede ser tan tierna y sexy a la vez? Volví a besar su cuello dejando pequeñas marcas y mordeduras en él. Calle comenzó a jadear más fuerte, su respiración y la mía estaban entre cortadas. Su piel emanaba su peculiar aroma, y se erizaba a mi contacto.

Me alejé de su cuello para tomar mi camiseta y retirarla de forma instantánea, la lancé a un lugar desconocido de la habitación, sonrió al verme y le devolví la sonrisa para volver a capturar sus labios, sentía la necesidad de besarla, continuar y no parar nunca.

-No me...- jadeó cerca de mi oído- acordaba que la...- tragó en secó cuando posé mis manos en el broche de su pantalón intentando desabotonarlo- Petición número tres...- comenzaba a exasperarse de lo lento que abría el broche, sonreí depositando un pico en su hombro descubierto- Venía incluido una noche con María José...- abrí al final el broche bajando el cierre lentamente, mi mano rozó levemente con su entrepierna provocando que soltara un quejido.

-¿Quieres que paremos?- la miré mientras trataba de controlar mi respiración. Sus pupilas estaban dilatadas y ennegrecidas y no dudaba que las mías estuvieran igual, me miraban con deseo y necesidad. Coloqué mis manos en su cintura desnuda mientras acariciaba esa zona que se encontraba caliente, pasé a su espalda y al broche de su brasier, jugueteando con él, no quería parar pero si ella no estaba lista, no iba a reprochar.

-Ni lo pienses...- habló para tomar la iniciativa, tomó mis mejillas para atrapar mi boca más desesperada que antes, desabotonó de forma veloz el broche de mi pantalón sin quitarlo. Comenzamos a caminar hacía atrás hasta que sentí el borde de la cama chocar con mis piernas.

Con un leve empujón hizo que cayera en la cama, de forma delicada, me colocó debajo de ella apretando su cuerpo con el mío y haciéndose hueco entre mis piernas.
Sus manos comenzaron a pasar por mis muslos, de arriba a abajo, un gemido ahogado escapó sin aviso de mi garganta y eso pareció excitarla más. Mi piel se erizó mientras sentía como se desprendía de mi pantalón para lanzarlo, estaba en ropa interior solo para ella. Se acercó a mi boca depositando un fugaz pico para bajar al lóbulo de mi oreja izquierda, su simple cercanía provocaba que me excitara y de una manera que nunca antes había sentido. Mordió mi lóbulo tan lento que me desesperaba, estaba torturándome y me encantaba.

-Calle...- gemí.

Bajó sus húmedos besos hasta mi cuello mientras comenzaba a succionar de una forma bastante placentera, cerré mis ojos mientras soltaba otro gemido, sentí como una sonrisa se asomó en su rostro para continuar haciendo lo que empezó. Continuó bajando hasta la zona de mis senos para depositar besos en mi piel no cubierta por mi brasier, una de sus manos se posó en mi seno izquierdo apretándolo, no pude evitar colocar mi mano encima de la suya dandole a entender que no parase y así fue, continuó estimulándolo mientras continuaba bajando sus besos hasta la altura de mi ombligo.

-Esto me estorba- sonrió para que ágilmente sus manos se posaran en mi espalda para quitar mi brasier dejando la parte superior de mi cuerpo al descubierto-Me encantas...- susurró para lamer uno de mis pezones, arqueé mi espalda mientras su boca jugueteaba en el mismo lugar, su lengua realizaba movimientos rotatorios mientras succionaba un poco. Era una sensación indescriptible.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora