Capítulo 10. Disciplinae somnium (I)

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Capítulo X. Disciplinae somnium (I)

Ya había pasado una semana desde el primer día que vio a Selene, lo que después le conllevó a una semana de secretos, un rescate, confesiones y sentimientos oscuros.

Realmente la semana había sido algo agotadora y extraña, habían pasado muchas cosas, a cada cual más extraña, pero no había sido la semana más extraña de todas, aún había semanas por delante, como la que le esperaba.

Lunes, 18 de noviembre.

Katsa había conseguido dormir, realmente le costó menos de lo que pensó, ya que, pese a los nervios que tenía por lo ocurrido con Logan: sus casi besos, había sido un día largo y duro, así que el cansancio pudo con ella.

Era lunes, así que tenía instituto y como siempre, los días de instituto, su alarma sonó a las 7. 00 a. m., pero no la apagó. Escuchó la alarma y la despertó, sin embargo, no estaba despierta completamente, podía oír, pero no podía moverse ni mucho menos hablar ni ver, era como si estuviera inconsciente.

La madre se despertó al escuchar la alarma, era extraño que no la hubiera apagado ya, así que decidió levantarse, apagársela y levantarla.

- Katsa, cariño, despierta, ya son las siete. - dijo la madre tras apagarle la alarma y darle golpecitos en el brazo y susurrarle al oído, pero ella no despertaba -. Katsa vamos, no querrás llegar tarde, levántate. - dijo alzando un poco la voz y moviéndola, pero era inútil.

Kahlan repitió esto tres veces más, pero no servía de nada, Katsa no despertaba.

- ¡Liam! - gritó preocupada -. ¡Liam! - volvió a gritar una segunda vez, apoyándose como pudo en la cama de Katsa.

- ¿Qué ocurre? - preguntó mientras se frotaba los ojos, pero al abrirlos, deseó no haberlo hecho.

Su mujer estaba pálida, con cara de pánico y los ojos desorbitados, mirando a Katsa. Ayudándose con una mano a apoyarse en la cama de su hija, y con la otra sosteniéndose el vientre. En cambio, su hija, permanecía quieta, pálida también, como si se hubiera preocupado por su madre, sin embargo no se movía, lo cual no le gustaba nada.

- ¡¿Kahlan, qué ocurre?! - gritó apresurándose para ayudar a su mujer, la cual ya tenía lágrimas en los ojos.

- Es Katsa, no despierta Liam, no despierta. - contestó dejando salir las lágrimas y apoyándose en el hombro de su esposo.

Liam sentó a Kahlan en la silla de escritorio de Katsa y se acercó a ésta para comprobar si respiraba y sus pulsaciones. Efectivamente, respiraba, y sus pulsaciones eran las normales, relajadas. Su hija estaba viva y relajada, sin embargo no despertaba. Pensó que estaría inconsciente o incluso en coma, pero esto último lo descartó, ya que no había sufrido un accidente grave, el primero, en cambio, no podía descartarlo aún, ya que el día anterior había llegado tarde y no sabía si su hija había pasado por una situación difícil que hiciera que ahora estuviera así. E incluso tal vez le había podido pasar algo y que ellos no se enteraran, aunque por otro lado, estaba tumbada perfectamente en la cama, era imposible que le hubiera pasado algo y se hubiera ido colocando en la cama o algo parecido. Sólo una teoría sí se sostenía, estaba inconsciente.

Liam informó a Kahlan sobre la respiración y pulso de su hija y decidió que lo mejor para ella y el bebé era que se relajasen y no se estresasen, sobre todo ella, ya que era la que se lo transmitía al bebé. Cuando hubo llevado a Kahlan a la habitación, tras insistir, llamó a un médico muy conocido y amigo de la familia.

- Señor Collins, gracias por venir tan temprano y tan rápido. - dijo Liam al abrir la puerta.

- No hay por qué darlas. - contestó estrechándole la mano -. Y por favor, llámame Jim. - dijo con una sonrisa.

La chica del Dragón [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora