Capítulo XXXI

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Mirko apareció en la puerta de la casa de su abuela Aroa, se sorprendió cuando esta se abrió sin tocar, dejando ver a un niño de pelo castaño y ojos marrones, que le miraba ansiosa y con desconfianza. Le miro levantando una ceja, sin duda aquel infante debía ser Manuel Gamp.

―Manuel, déjalo pasar primero― se quejó Aroa yendo a la puerta para abrazar a Mirko ― ¿Estas demasiado grande? ¡Qué orgullosa me siento de ti!

― ¡Ya!, déjeme―pidió avergonzado al ver que Manuel le miraba molesto― Es mejor que me lo lleve ¡Ahora!

―Si, vámonos―exigió Manuel un poco desconfiado, mientras tomaba la mano de Mirko para que Aroa lo soltara de una vez

Aroa rodó sus ojos molesta cuando Manuel le arrebato del abrazo de su nieto y se apegó al cuerpo de Mirko con recelo. Mirko se sorprendió un poco al ver el carácter del niño, su hermana Julieta le había dicho que Manuel era un caso especial cuando se le metía algo en la cabeza.

Le tomo la mano y lo llevó al jardín para no destruir la casa, vio como Aroa y otras dos personas le observaron un poco asustados, al ver que Manuel se alejaba con Mirko, le sonrío a Santiago al reconocerlo. Formó un campo de fuerza envolviendo al menor quien solo apreto su mano sujetándose a su lado.

Manuel se sorprendió al ver que el campo fuerza entraba a un túnel negro para aparecer rápidamente en cementerio del Reino del Sol, giró su cabeza a la derecha viendo la tumba de su padre, espero que el campo de fuerza desapareciera antes de correr a la tumba de su padre y ver la foto que habían puesto a su lado.

Mirko se sorprendió al verlo llorar abrazando la foto de su padre, se sintió un poco incómodo, de seguro si Julieta estuviera aquí, hubiera sanado ese dolor que Manuel tenía a causa de la pérdida de su padre, él no podía hacer nada por Manuel, solo respetar su tiempo de sanación y eso sinceramente en la forma desconsolada que lloraba el menor lo frustrada.

Se sentó en la tumba de al lado en silencio, escuchando el llanto del menor mientras seguía abrazado la foto de su padre, se asustó cuando Manuel se levantaba limpiando sus lágrimas y le miraba más aliviado mientras su aspecto mostraba todo lo contrario.

―No tienes un buen aspecto Manuel Gamp―murmuró Mirko al verle regresar de la tumba de su padre, el niño parecía que no hubiera dormido hace días.

―No he dormido bien, desde que papá falleció, cuando duermo solo veo un mausoleo con leones negros y me asusta ―confesó con una sonrisa cansada.

Se asustó cuando Mirko le miro extraño unos segundos, para luego acercarse a él, se sorprendió, sus ojos verdes, eran idénticos a los de su padre, de hecho brillaban aún más, sintió su mano en su hombro.

―Dame la mano―comunicó Mirko con una sonrisa, que hipnotizó a Manuel.

Mirko tomó la mano del menor sin apartar la mirada de Manuel, sonriendo al ver la misma mirada enamorado de Pablo en Manuel, hizo brillar la mano del menor, dejando un tatuaje de un reloj en su mano.

―Con ello, podrás dormir tranquilo― susurró Mirko viendo como Manuel negaba con la cabeza y miraba su mano.

―Mirko ¿Que significa cuando este tatuaje, se pone opaco?― preguntó al reconocer el tatuaje de su padre, pero el suyo era más brillante.

―Significa que alguien te mandó a dormir, un sueño que te lleva a viajar en el tiempo y te obliga a quedarte en esa época hasta que mueras― contestó confuso ante la pregunta del menor

― ¿Viste a alguien con este mismo tatuaje, Manuel?― consultó con un tono intimidante que asustó al menor

―No... Es...que Julieta me dijo que a veces se volvía opaco y no entiendo porque―mintió asustado

―No me gustan las mentiras, Manuel―murmuró con una sonrisa―Te intimidaría más, pero Santiago pidió que te devolviera en una hora, así que vamos.

Manuel suspiro al ver que Mirko volvió a hacer un campo de fuerza para aparecer en menos de un minuto en el jardín de la casa, vio como Santiago se levantaba de la entrada de la casa y caminaba a Mirko, Manuel corrió dentro de la casa, sorprendiendo a Santiago quien se preocupo.

― ¿Como esta?―preguntó Santiago al llegar a Mirko

―Estuvo llorando durante una hora, abrazando la foto de su padre, creo que estará de mal humor unos días ―instituyó Mirko con una sonrisa.

― ¿Y ella?―preguntó Santiago, viendo que Mirko le dirigía una mirada confusa―¿La niña que vino a curar a Martín? Ella parecía cansada cuando se fue.

―Julieta Cygnus, se encuentra bien―contestó con una sonrisa

―Gracias― agradeció con una sonrisa, viendo como Mirko desaparecía

Santiago volteo su cuerpo para regresar a su casa, entró viendo como Esteban estaba viendo televisión mientras Gabriel y Samantha seguían durmiendo en la cuna ¿Donde estaba Manuel? Fue a la cocina viendo como Simón y Aroa comenzaban a hacer el almuerzo, Manuel no estaba allí, subió al segundo piso viendo como Martín seguía durmiendo, se detuvo en la puerta al ver que Manuel estaba sentado en la cama con la cabeza, cabizbaja.

― ¿Manuel?― preguntó, para sentarse al lado del niño―¿Cómo te fue?

―Está muerto, eso ya no importa― susurró cabreado―Déjame solo.

Santiago le miró sorprendido por unos segundos al ver la mirada enrabiada del menor, suspiro y se levantó para tomar el tomo de la puerta, volteo a mirar a Manuel y cerró la puerta, se apoyó en la puerta, bajando la mirada al escuchar los sollozos desconsolados de Manuel. Quería entrar y abrazarlo pero prefirió respetar la decisión del pequeño y fue por Martín.

Su hermano era otro ser amado que lo tenía preocupado.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora