Capítulo XXVII

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Julieta entró por la puerta del edificio administrativo del clan Cygnus, totalmente repuesta, nada como un desayuno con la comida de Ana, una ducha, una pelea con Mirko y una siesta que levantara sus ánimos. Se detuvo en el parque descargando el informe que se encontraba en su tablet, se sorprendió cuando vio la notificación de una nueva misión en ella, entró al informe, sintiendo como su corazón latía con fuerza al leer el estado de su hijo Martín en ella, aceptó la misión con sus dedos temblorosos y corrió hacia el puente al leer la puerta en la que debería salir.

Se lanzó desplegando sus alas con la única intención de llegar rápido a la casa de Aroa, apareció en ella a las 6 AM, sorprendiendo a Aroa y los presentes en el jardín, escondió sus alas bajo la mirada atenta de Santiago y Aroa. Sonrió.

— ¿Dónde está?—preguntó rápido antes de que todos le hablaran.

—Sígueme— pidió Aroa con una sonrisa.

Julieta le siguió hasta la habitación de Martín, mientras sentía como Santiago le imitaba, abrió la puerta sorprendiéndose al ver a su hijo afiebrado en la cama, con su respiración agitada y su cuerpo adolorido, podía sentir su dolor en el corazón. Se acercó a paso lento viendo como Aroa se iba del cuarto dejando a Santiago con ella.

—Sálvalo—pidió Santiago angustiado viendo como Julieta le miraba seria

—Está grave, es más rápido si muere—corrigió viendo como su hijo Santiago negaba con la cabeza liberando lágrimas.

—Sálvalo, si lo haces, mi clan te será fiel siempre aún cuando yo muera—dijo Santiago acercándose a Julieta viendo como ella sonreía.

—Vete fuera—ordenó Julieta.

Lo vio irse del cuarto, levanto la mano derecha y cerró el puño, dejando la puerta con llave, regresó su mano haciéndola brillar, comenzando a examinar el cuerpo de Martín, quedó preocupada. Martín tenía varios hematomas que provocaban que sus músculos se hincharan, la mayoría se encontraban en los músculos, su quinta y séptima costilla estaban fracturadas, sus pulmones estaban dilatados debido a las flemas que ocasionó el resfriado y la gripe, su corazón tenía dos arterias tapadas y en la boca de su estómago había un coágulo de sangre que preocupaba bastante.

Observo como Martín mantenía su respiración agitada, puso su mano derecha aún brillando en el pecho de este, escuchando latir a su corazón, primeramente destapó las dos arterias que su hijo tenía tapadas, oyendo como su corazón latía lento y luego volvía a su ritmo normal.

— ¡Santiago!—nombró Julieta viendo como el menor abría la puerta con rapidez para mirarle preocupado—Necesito tu ayuda, quiero sacar las flemas de los pulmones de Martín ¿Me ayudas a sentarlo?

—Si— dijo sentándose en la cama, incorporando a su hermano en ella mientras apoyaba su rostro en su hombro.

Vio como Julieta ponía ambas manos en su espalda haciéndolas brillar, se sorprendió un poco abriendo la boca, pero la cerró al escuchar los quejidos adoloridos de Martín quien se movió tratando de alejarse de Julieta, vio como la niña ponía su mano en el estómago de su hermano y la otra en su pecho haciéndolo gritar, lo dejo en la cama recostado viendo como Julieta ahora ponía su mano en la frente de Martin, sorprendiéndose al ver que los moretones de su hermano comenzaban a desaparecer en cosa de minutos.

— ¿Qué estás haciendo?—preguntó un poco sorprendido y asustado.

—Destape dos arterias del lado izquierdo del corazón, repare dos costillas que tenía fracturada, retire el coágulo de la boca de su estómago y limpie las flemas que obstruían la ampliación completa de sus pulmones—explicó Julieta con una sonrisa viendo como Santiago le miraba confundido.

— ¿Y ahora?—preguntó preocupado.

—Si pongo la mano en su frente, tendré un acceso mayor a su cerebro y podre acelerar la regeneración de las células y las órdenes de su cerebro para sanar su cuerpo de hematomas pasados y muy pasados—comentó mirando a Santiago—Tiene hematomas de al menos unos siete años, de milagro no ha muerto antes—confesó preocupada.

— ¿Estará bien, ahora?—preguntó preocupado y angustiado

—Acelere su poder de sanación lo más rápido que su cuerpo lo permite en su estado, le dejaré durmiendo para que se mantenga la aceleración, pero siendo sincera, Martín estará en aquel estado al menos un mes o dos —dijo Julieta con una sonrisa mientras Santiago le miraba con una sonrisa— ¿Te reencontraste con Sam?

—Se que está durmiendo, pero no me he atrevido a abrir la habitación de su cuarto, no quiero que sea una ilusión—dijo con una sonrisa apenada.

—Rescate a tu hija y la sane durante dos semanas para que se reencontrara contigo y tú no quieres comprobar si está allí—comentó mientras negaba con la cabeza—Ella no dejo de pensar en su padre en ningún momento.

— ¿Cómo sabes eso?—preguntó Santiago sorprendido

—Lo vi en sus recuerdos y en su mente, como lo hago con Martin ahora, está pensando en vivir por Moad—dijo Julieta con una sonrisa— Ve a ver a tu hija, Martín no morirá porque yo no lo permitiré.

Julieta vio como Santiago miraba a su hermano preocupado para después salir de su cuarto, observo a Martin preocupada, si Lucía Black hubiera sobrevivido a ese incendio, su hijo no tendría lesiones que tardarían al menos un año en sanar. Se concentró en los recuerdos de su hijo sorprendiéndose al encontrar a Moad en ellos. Eran idénticos, muy idénticos.

Negó con la cabeza con una sonrisa y dejó aquellos recuerdos en los sueños de Martín haber si de aquella manera le era mucho más fácil a su hijo. Observo como Martin movía sus ojos aún con los ojos cerrados mientras se movía un poco inquieto, rodeo el cuerpo de su hijo en un campo de fuerza que mantenía la aceleración de su sanación.

— ¿Se va a recuperar?—preguntó Manuel sorprendiendo a Julieta.

—Sí, le pasó algo similar a ti hace una semana, se recuperara pero lento y seguro—comentó Julieta viendo como Manuel sonreía junto a Esteban.

—Vayan a jugar, no tengo tiempo para jugar con ustedes hoy, debo sanarlo, porque Santiago y los demás miembros del clan están preocupados por él— comunicó con una sonrisa viendo como ambos niños desaparecían.

Martín se salvaría de eso dependía, ganarse la confianza de su hijo Santiago y que su clan la considerara un miembro de nivel oro, un nivel que inspiraba la suficiente confianza como para comenzar las investigaciones que tanto anhelaba.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora