Julieta se encontraba en la habitación de la pequeña Samantha, tenía puesta su mano en el estómago de la pequeña sintiendo como la sangre de la menor se limpiaba poco a poco, sonrió al ver que la niña ya no tenía esa expresión de dolor en su rostro al dormir si no que dormía ajena y segura. Giró su cabeza hacía la ventana al sentir pasos en el puente que llevaba a su hogar, retiró la mano del estómago de la pequeña sintiendo como un campo de fuerza se formaba alrededor de la pequeña quien se quejó unos segundos para luego volver a dormirse.
Salió del cuarto cerrando la puerta viendo como esta desaparecía, camino lentamente hacia la puerta, la abrió viendo como un niño caminaba hacia ella con un aspecto totalmente agotado, abrió sus ojos sorprendida al ver los moretones de sus brazos y piernas junto a la herida de su brazo y cabeza. Alzó su mano haciéndola brillar alzando al chico al ver que este se desmayaba en la entrada de la casa y camino de regreso a la habitación de Samantha.
Dejo a Manuel en la cama viendo cómo de esta se creaba un campo de fuerza al mismo tiempo que la pantalla al costado de ella revelaba la condición del menor, suspiro aliviada al ver que no tenía huesos rotos pero si contusiones que podrían tardar semanas en curarse si no ponía manos a la obra en este mismo instante.
Pasó su mano sobre la frente del menor viendo como la sangre era absorbida por la piel y dejaba a la vista la herida, la presiono un poco, oyendo como el menor se quejaba un poco para luego retirarla y ver que esta se cerraba por sí sola. Puso su mano por los brazos y piernas de Manuel reparando cada vaso sanguíneo de la piel y acelerando el viaje de la sangre por el cuerpo del menor, viendo como poco a poco la piel del menor regresaba a su normalidad.
Sonrió, su primera misión era tranquila pero aburrida, pero siendo sincera le alegraba no sentir esa mirada de odio hacia su persona, sabía que tendría que volver en algún momento pero mientras durara su misión, disfrutaría su misión.
Frunció su ceño al escuchar sus tripas reclamar comida, bajo a la cocina con la clara intención de comer algo y aprovecho de hacer algo de comida para Sam y Manuel, fue al mueble a sacar una olla y comenzó a preparar todas las cosas para poder cocinar. Una hora y media después, un biberón lleno de leche, un plato de sopa de pollo y un plato con arroz y lechuga descansaba arriba de la mesa.
Sonrió al escuchar el llanto de Sam, la niña conocía perfectamente sus horas de comer al igual que tenía unos pulmones bastantes sanos como para hacer que sus sollozos se escuchara por toda la casa.
— ¡Ya Voy!—exclamó subiendo las escaleras.
Subió a la segunda planta y entro al cuarto viendo como la menor lloraba, mientras movía sus piernas y brazos con rabia, retiró el campo de fuerza, viendo como la niña dejaba de llorar para mirarle enojada., realmente tenía hambre, le vio comer con una sonrisa.
Se volteo a mirar hacía la cama donde se encontraba Manuel, sus signos vitales estaban volviendo a la normalidad nuevamente, se sorprendió al ver que despertaba tan rápidamente, vio cómo se incorporaba y le miraba confuso al verla.
—Ju ¿Qué estoy haciendo aquí?—preguntó confuso mientras miraba a la chica pidiéndole una respuesta.
—Tuviste un accidente escapando, te traje aquí mientras Akom te encontraba para llevarte a casa para mantenerte con vida—explicó a Manuel con una sonrisa.
— ¿No me mataste verdad?—preguntó Manuel desconfiado.
—No me des ideas—amenazó viendo como el menor le miraba asustado—Vamos a comer.
Manuel sonrió al escuchar lo último y bajo las escaleras junto a su amiga Julieta, bajo con cuidado su cuerpo le dolía horrores, observo las fotos que se encontraban en la pared donde salía Julieta junto a su hermano Mirko, otras parecía sola y otras junto a una sombra transparente a su lado, quiso preguntarle sobre ellas pero lo omitió al ver el plato de comida en la mesa.
—Espero no volver a traerte nuevamente aquí ¿Cuántas veces te he traído ya?— preguntó comenzando a comer mientras lo regañaba.
—Este es la cuarta—dijo con una sonrisa nerviosa—Pensé que no me iba a caer de esa manera.
— ¿Por qué estabas allí de nuevo?—preguntó un poco molesta mientras veía al niño comer.
—Mi papá volvió a trabajar en lo mismo y tuve que huir para que no me llevaran al orfanato—contesto con un puchero—Cuando me fui hacia allí no estaba lloviendo se puso a llover fuerte cuando estaba en el camino estrecho.
—Aún así debes tener cuidado, Akom se desespero mucho, escuche sus ladridos desde aquí—regaño un poco molesta.
—Lo siento—contestó con tristeza, para ser sincero extrañaba más al animal, pensó que podría verlo al llegar allí— ¿Estaré bien verdad? Digo cuando despierte— preguntó asustado.
—Te dolerá el cuerpo unos días pero estarás bien, de milagro parece que eres mitad gato porque aun te quedan vidas—susurró viendo como el menor se levantaba y le abrazaba.
—Sabes que eres mi amiga favorita, te quiero mucho—dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
—No me hagas la pata—dijo mirándolo, aguantándose las ganas de golpearlo al sentir que le besaba su mejilla—Termina de comer para que vuelvas, deben estar preocupados por ti.
Manuel asintió y regresó a terminar su comida para luego subir las escaleras y acostarse en la cama con una sonrisa. Se durmió cuando sintió a Julieta entrar al cuarto giro su cabeza y fue allí cuando se dio cuenta de que había una niña en la cuna, durmiendo ajena a su presencia.
Julieta siguió limpiando la sangre de Sam sintiendo que Manuel desaparecía de la cama, volteo a mirar la cama viendo que Manuel había dejado sangre en la almohada.
Solo esperaba que fuera la última vez que le viera por aquí.
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¡Basta de Miedo! © (Terminada)
AcciónSantiago estaba dolido. Martín quería huir y de la lejanía vengarse de su padre. Santiago solo tenía un único objetivo en su cabeza, recuperar a su hija Martín fue quien ejecutó esa petición sin saber las consecuencias que esto traería . ¿Tendrá el...