Capítulo XIV

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Santiago se encontraba en medio en el pasillo entre su habitación donde se encontraba Manuel y la habitación de su hermano donde estaba Martín, estaba asustado, lo paramédicos estaban allí examinando a cada uno y verificando el estado de ambos, el enfermero que atendía a su hermano fue quien salió primero de la habitación.

— ¿Está bien?—preguntó Santiago asustado al ver escuchar que su hermano respiraba agitadamente.

—Solo está agotado y tiene fiebre debido a la lluvia, puede que se resfrié y pase un par de días en la cama, pero está bien—dijo el médico con una sonrisa mientras le observaba aliviado.

Santiago observo al otro médico inquieto al ver que no salía de su cuarto, así que decidió entrar viendo como el menor tenía una pequeño parche en la cabeza y su brazo estaba siendo vendado. El médico le vio sonriendo aliviado al ver que Santiago le miraba entre angustiado y preocupado, termino de vendar el brazo del niño y hablo.

—Solo esta desmayado, está agotado y la herida de la cabeza no es tan grave, solo procure que no se incorpore con rapidez dentro de unos días—recomendó viendo como Santiago asentía preocupado mientras acariciaba los cabellos de Manuel...

— ¿Y su brazo?—preguntó viendo el vendado que se llenaba con un poco de sangre.

—Solo es una herida superficial, ya le puse los puntos, el brazo se le hinchara por unos días pero al menos no está fracturado, a pesar de estar todo mojado no tiene fiebre, pero eso no quita que presente un resfriado dentro de unos días— dijo tomando su mochila para comenzar a guardar todo lo utilizado—Ambos despertaran mañana, a ambos le hemos dado un calmante que los mantendrá durmiendo hasta mañana. Si el niño no despierta para mañana al mediodía avísenos.

—Entiendo, muchas gracias— agradeció Santiago al verlos marcharse, espero que la ambulancia se fuera antes de cerrar la puerta.

Una vez se vio dentro, agradeció mentalmente que su hermano hubiera regresado con vida junto a Manuel, fue a la cocina puso agua en la tetera y espero a que hirviera, fue a la pieza de Martín quedándose en la puerta viendo como su hermano dormía ajeno, mientras respiraba agitado y tosía de vez en cuando.

Mamá ¿se va a morir?

No, cariño, solo está resfriado por haber jugado toda la noche fútbol bajo la lluvia.

Sonrió al recordar la voz de su madre, Martín no era de enfermarse, desde los veinticinco años que tenía y los que conocía a su hermano, este solo había estado enfermo dos veces, la primera fue cuando se resfrió por estar ocho horas seguidas corriendo detrás de una pelota importándole bien poco que estuviera lloviendo. La segunda era esta, se había asustado, de hecho seguía asustado. Su hermano no se había enfermado ni quejado aún cuando su padre lo golpeaba. ¿Por qué ahora?

Regreso a la cocina y se sirvió un té al escuchar el pitear de la tetera, fue a su pieza a sacar su pijama, sonriendo al ver que Manuel dormía ajeno a todo, en las tres semanas que llevaba aquí, Manuel se había vuelto casi de la familia, le gustaba tenerlo en casa distrayéndose y divirtiéndose. Solo esperaba que estuviera bien y se recuperaba de manera normal.

Se acostó en el sillón observando el techo, no podía dormir, escuchaba la respiración acompasada de los chicos en las habitaciones, el tic tac del reloj y el ruido que hacía el bosque. Suspiro, no dejaba de pensar en su novia Catalina, si hubiera leído los movimientos de su padre, su novia no hubiera muerto, la incertidumbre lo estaba matando, quería preguntar cómo, pero el miedo a su padre lo tenía paralizado, no quería perder a Martín por un capricho suyo.

El dolor en su pecho había vuelto sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas, las limpio, no era momento de ponerse a llorar por la pérdida de su novia e hija, Martín lo necesitaba atento para poder cuidarlo. Se levantó nuevamente del sillón y fue al cuarto de su hermano mayor, abrió la puerta viendo como Martín dormía destapado mientras su respiración se escuchaba agitada, se acercó viendo como movía los labios monosílabamente mientras dormía.

Un sudor frio corrió por su cuerpo al sentir una presencia en el cuarto, fue hacía la pared y prendió la luz, viendo que el cuarto se encontraba vació, regreso al vista a Martin viendo como este tiraba la colcha fuera de la cama y se relajaba un poco, tomo la colcha y la puso sobre él, sintiendo el calor que emitía Martín debido a la fiebre. Cambio el paño de su frente suspirando aliviado cuando su hermano dejó de inquietarse y volvía a dormir tranquilo nuevamente.

Mamá ¿Se va a recuperar?

Claro cariño, solo es una gripe, es normal que se resfrié.

Pero el nunca se había enfermado mami

Todo el mundo tiene su primera vez, al menos ya sabemos que Martin si vuelve a enfermarse pasará tres días en cama.

Pero yo quiero jugar con él ahora, no en tres días más

Ten un poco de paciencia pequeño, a tu hermano le duele el cuerpo.

Suspiro, no le gustaba ver a su hermano enfermo ¿Por qué se había enfermado junto ahora? Tendría que hacerse cargo del negocio por unos días mientras su hermano se recuperaba, solo pensar que volverían a casa para traer más droga lo ponía enfermo, no quería verle la cara a su padre, solo pensar en él le daba ganas de dispararle directo al cráneo y disfrutar el ver cómo se desangraba.

Giró su cabeza para mirar a su hermano nuevamente, ya estaba más tranquilo que antes, prefirió quedarse a su lado por esta vez, como cuando eran pequeños, porque estaba asustado y aún cuando no quisiera reconocerlo, le aterraba saber que su hermano falleciera, porque no quería quedar solo.

No se atrevía a enfrentar a su padre solo, él no era tan valiente como todo el clan pensaba, si su hermano mayor no estaba a su lado, él solo era un ser humano asustado.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora