Capitulo XII

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Martín se encontraba sentado en la mesa de la cocina mientras su hermano limpiaba el living, contando el dinero traído por Arturo ese día, contaba y anotaba en el cuaderno para tener todo en orden, observo el calendario de la cocina tendría que pedir dos maletas más dentro de un par de días. Sonrió jamás pensó que el Reino del Sol fuera tan adicto. Observo su cuaderno viendo su letra, suspiro, desde que había llegado Manuel a la vida de ellos, él no dejaba de pensar en su hijo. Esos sentimientos que tanto había ocultados de todos estaban jugando con él.

Se levantó viendo como la casa de Manuel no mostraba señal alguna de actividad. Arturo se había ido a trabajar y Manuel estaba en el colegio, estaba a punto de volverse completamente loco. Se asustó al ver una patrulla de policía detenerse en la casa de Manuel ¿Qué había pasado?

—Santiago, ven—pidió a su hermano viendo como este le miraba extrañado para luego mirar la puerta al escuchar golpes en ella.

Santiago abrió la puerta viendo a un oficial quien le miro desconfiado para luego observar dentro del cuarto.

— ¿Oficial, se le perdió algo?—preguntó Santiago extrañado.

—Arturo Gamp fue detenido por una pelea en el bar por droga, estamos buscando a su hijo para llevarlo al orfanato pero la casa está vacía—dijo con desconfianza.

— ¿Por qué llevaría a un niño al orfanato?—preguntó Santiago

—Es ley en el Reino del Sol, llevar a los hijos de drogadictos al orfanato mientras sus padres estén en la cárcel para cuidarles—contestó el oficial.

—El niño no ha llegado a casa desde que salió a la escuela—comunicó Martín acercándose a su hermano

— ¿Dónde se ocultó esta vez? Siempre que encarcelan a su padre, el niño huye de la escuela y aparece cuando su padre ya está suelto—comentó con frustración—Disculpe las molestias.

—No se preocupe, espero haberlo ayudado—comentó Santiago con una sonrisa.

Martín vio cómo su hermano cerraba la puerta y le miraba preocupado, tomó el teléfono viendo que tenía una llamada.

—Soy yo, está en la casa del árbol del bosque—comunicó Arturo cortando la llamada.

— ¿Quién era?—preguntó Santiago al ver que Martin guardaba el teléfono.

—Quédate aquí y trata de no llamar la atención— ordenó Martín sorprendiendo a su hermano.

—Espera ¿Dónde vas?—preguntó asustado—Martin si llamamos la atención nos mataran—dijo tomando la mano de su hermano viendo como este le miraba sorprendido—No...quiero...perderte a ti también.

Martin soltó la mano de su hermano y cerró la puerta principal de la casa, dejándole adentro, corrió hacia el bosque conocía perfectamente esta zona. El verano que su padre comenzo a golpearlo siempre llegaba a la casa del árbol del bosque, ya que había que atravesar un lugar bastante rocoso que si no conocías el camino caías al precipicio y a la cascada.

Llegó al bosque comenzando a correr por entremedio de los árboles, debía encontrar al menor, estaba preocupado pero calmado, si el niño se ocultaba allí era simplemente porque conocía los caminos para llegar y salir vivo de ese sector del bosque. Llegó a la parte de la pradera cambiando el rumbo hacia el lado derecho volviendo a internarse entre los árboles, subió la montaña. Se detuvo unos minutos para recuperar un poco el aliento, definitivamente ya no tenía la habilidad de hace tres años.

Levantó la mirada cuando escucho ladridos en la cima de la montaña, se sorprendió cuando reconoció al animal del barco, reanudo la carrera viendo como el perro avanzaba hasta la siguiente montaña, llegó a la cima viendo el camino rocoso que tantas veces recorrió cuando su padre quería seguir golpeándolo, vio cómo el animal se adelantaba siempre ladrando.

Camino apresuradamente siempre pegado a la pared para no caer al agua debido a la cascada, se asustó cuando vio sangre en el suelo, suplicó mentalmente que no fuera la de Manuel, como se lo explicaría a Arturo, si algo le pasaba al niño. Llego al final del camino viendo que la soga para llegar a la casa del árbol estaba con sangre, la subió rápido viendo como el perro ladraba para correr hacia el bosque.

Abrió sus ojos al ver a Manuel desmayado en forma fetal, tenía la capucha cubriendo su cabeza y su cara estaba empapada y llena de barro al igual que su ropa y zapatos, retiró la capucha viendo como esta estaba con sangre al igual que el lado izquierdo de su cabeza, llevo sus manos a su cuello suspirando aliviado al ver que él niño estaba respirando, observo el lugar, necesitaba un médico, intentó hacer que el niño reaccionara pero este nada, lo recostó mejor poniéndolo boca arriba dándose cuenta de que tenía un el brazo derecho también con sangre y tenía la manga rasgada.

Suspiro y lo tomo en brazos, no había forma de cruzar por el mismo camino, la lluvia se había adueñado nuevamente del Reino y era demasiado peligroso, no le quedaba otra opción que seguir el camino largo, debía llegar a la casa para que su hermano Santiago no se alterara y llamara la atención de su padre.

Bajo del árbol y siguió el camino poniendo al menor en su espalda sintiendo como este se quejaba, suplicó mentalmente porque el niño llegara vivo, camino alrededor de tres horas bajo la lluvia hasta que visualizo a lo lejos la casa, sonrió Santiago tenía las luces prendidas, llego a casa deteniéndose al ver que Santiago abría la puerta trasera de la casa, sonrió unos segundos, sonrisa que desapareció y se mareo.

Santiago corrió hacía la puerta principal al ver que Martin se desmayaba dejando caer a Manuel, suspiro aliviado cuando llego tomando al niño para evitar que este rebotara en el piso, dejó al niño en el suelo viendo como ambos tenían fiebre, llevó a Manuel a su casa y lo dejó recostado en el sillón para luego ayudar a su hermano a levantarse y llegar a la casa, una vez lo dejó acostado en el sillón fue a la cocina y llamó a un médico.

Solo esperaba que no fuera nada grave.




¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora