Capítulo XXXV

5 3 0
                                    



Julieta acarició la cabeza de Shinobu al ver que el padre de Oriel, abría sus ojos con una sonrisa idéntica a la de su hijo, sus ojos le miraron con un brillo que transmitía orgullo, frunció el ceño y regreso su vista a Gabriel, viendo como este les explicaba a Oriel y Pablo el funcionamiento de sus armas. Estaba aburrida, Gabriel no le agradaba parecía un monstruo con sus hombros anchos y sus alas inspiraban miedo de tal grande que eran, estaba segura que al menos eran cuatro.

Abrazo a Shinobu cuando este dirigió su mirada a ella, negó con su cabeza apretando a Shinobu a su pecho, ese tonto no iba a ser sufrir a su perrito como lo hizo con las espadas de Oriel y Pablo, vio como este sonreía al ver a Shinobu brillar en las manos de Julieta.

―Parece que hay una persona a la cual no debo explicarle el funcionamiento de su arma― comentó mirando a su jefe, viendo como este asentía.

―Explícaselo, de todos modos―pidió viendo como Julieta le miraba curiosa

―Lo que tienes en tus manos puedes regresarlo a su origen― comento viendo como Julieta le miraba enojada―Esta bien, que carácter, eres igual a tus padres― tosió al ver la mirada molesta de su jefe.

―Cállate y explica de una vez―le cortó Julieta sorprendiendo a los presentes―No te vayas por las ramas porque no me gusta la gente que es clara.

―Corrección, es igual a su madre― dijo sorprendido al escuchar aquello

―Vas a seguir, no tengo padres y no me interesa como fueron, ni que saque de ellos―comentó sorprendiendo a todos― ¿Ya puedo regresar a casa?―preguntó sin darse cuenta de que Shinobu brillaba con fuerza.

―Edúcala bien, es una espada de luz la que tienes en tus manos, reacciona de acuerdo a tus sentimientos, solo ten cuidado de que manera la alimentas, de ello dependerá si le causas daño o le sanas, se alimenta de los sentimientos que provienen de tu alma, mantenla limpia y el se mantendrá sano y te sanara. Estoy seguro que te será fiel hasta el último de tus días, puedo ver en sus ojos que está orgulloso de ser tu siervo, solo no sueltes su mano y protégela con sensibilidad y cariño y llegaras lejos ¿Entiendes?.― preguntó al ver que Julieta y Shinobu se miraban

―Hablas como Ana, así que solo la mitad― comentó viendo como el perrito le miraba con sus ojos llenos de cariño

―Elegiste una buena transformación para él, es la mejor para expresar los sentimientos del alma, no necesitaran palabras para comunicarse―dijo acariciando el cabello de Julieta― Ya entenderás con la vida la otra mitad―dijo levantándose.

Julieta le vio levantarse y se sorprendió de la altura, no eran cuatro alas, eran veinte, había leído de aquellos ángeles en los libros de Ana, eran los protectores de la galaxia, los que estaban en el frente alzando la espada y donde la luz se podía ver hasta en la parte más recóndita del cielo. Le vio cerrarle un ojo y volver con Pablo y Oriel.

―Ve con él― ordenó el padre de Oriel, viendo como Julieta corría hacia él

Gabriel observó como las espadas se transformaban imitando la forma de Shinobu, se sorprendió un poco al ver que Shinobu se iba siempre hacia el pequeño cachorro de Oriel, y luego contra el de Pablo para terminar venciendo a ambos, a veces se distraía e iba por los pájaros que se paraban en la baranda, tomándolo de la cola, importarle bien poco que estos le picaran la cabeza, haciendo que su cabeza sangraba.

Observó a Julieta unos minutos en una de las tantas luchas, viendo cómo a veces se distraía y perdía el control de Shinobu provocando que este fuera detrás de los pájaros, suspiró negando con la cabeza, al ver que su jefe corría detrás de Shinobu que atacaba a uno de sus fénix, quien al verse atacado le tiraba fuego azul de la boca, se sorprendió cuando vio que el fuego volvía a su dueño, quemando el pelaje, volvió la cabeza a Julieta viendo como está mantenía su mano derecha alzada mientras Shinobu volvía a ella.

La interacción fue genial, Julieta solo con una mirada enojada, calmo a Shinobu y este se concentró fielmente en su entrenamiento, ignorando las quejas del padre de Oriel hacia él, al ver cómo habían dejado a su fénix, era increíble la fidelidad de Shinobu hacia ella, como si la hubiera esperado toda su vida.

Oriel se sorprendió al ver sonreír a Julieta de manera seguida, antes las travesuras de su cachorro, sus ojos se fijaron sorprendidos en ella, provocando que a veces se distrajera de su entrenamiento. Agradeció cuando Gabriel le dio un descanso, se sorprendió cuando Shinobu corrió a los brazos de Julieta y se acomodaba en su pecho, gruñendo a cualquiera que le mirara.

Gabriel observó curioso el estado del animal, viendo como se calmaba cuando Julieta le hacía cariño en la cabeza.

― Creo que es todo por hoy― nombro sorprendiendo a los menores, quienes le miraron aliviados

Pablo y Oriel volvieron sus espaldas a la normalidad mientras que Julieta no, solo silvo cuando se iba y Shinobu dejo el intento de atacar a los fenix de el padre de Oriel, para marcharse con ella a casa.

―Tienen que tener un vínculo único―murmuró Gabriel sorprendido, una vez estuvo en la oficina de su jefe

―Toda espada debe tener un vínculo único con su amo, si no existe esto, no hay fidelidad. Julieta no me preocupa ahora, ella está bien, está protegida ― dijo con una sonrisa

―No diría que está protegida, se mostraba distraída y eso provocaba que Shinobu estuviera inquieto―murmuró Gabriel preocupado

―Shinobu siempre ha sido inquieto, me preocuparía más si estuviera quieto―confesó el jefe con una sonrisa― Shinobu fue creado por mí, es un ser celoso con el ser al cual le dedica fidelidad y es exactamente lo que me ayudara a mantener a Julieta protegida, por el momento― cambio su tono a uno preocupado

Gabriel observó a su jefe preocupado al verlo girar su cabeza hacia la ventana que daba a la entrada de su casa, mismo lugar que había utilizado Julieta para abandonar el lugar para ir a casa. Ella definitivamente era especial.



¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora