Capítulo XXV

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Julieta dejó a Manuel durmiendo en la habitación del segundo piso antes de observar el reloj de la mesita de noche que indicaba las 4 AM. Miro a Manuel con un nudo en la garganta, levanto su mano derecha y lo cubrió con un campo de fuerza para protegerlo de cualquier amenaza. Bajo las escaleras y salió de casa, haciendo lo mismo que hizo a Manuel pero ahora con su propia casa, necesitaba salir y buscar a Arturo Gamp y traerlo de vuelta.

Desapareció de su casa, reapareciendo en la casa de Arturo viendo como los bomberos retiraban en cuerpo de él y lo cubrían con una manta, vio como las sombras trataban de apoderarse de su cuerpo y cubrió a Arturo en un campo de fuerza. Vio como de su cuerpo salía su alma y corría hacia el frasco que ella sostenía en su mano izquierda.

Julieta se acercó a Arturo Gamp cerrando sus ojos verdes ya inertes, tomó la colcha y cubrió su cuerpo sin vida, viendo como los forenses llegaban para comenzar su trabajo y llevarlo a la morgue, y así darle una sepultura digna, de eso ella se encargaría.

Apareció nuevamente en su casa sintiéndose un poco más débil debido al poder utilizado camino hacia su patio trasero, se detuvo en frente de un pequeño cuartucho, abrió la puerta y sacó una pala para volver sus pies y regresar al sendero deteniéndose esta vez en frente del árbol que se encontraba en medio de su jardín.

Comenzó a cavar tratando de hacer un hoyo profundo a pesar de sentir que su cuerpo pedía un descanso para poder estabilizar sus poderes, sacó el frasco de su abrigo y lo dejo en lugar para comenzar a taparlo con la misma tierra que había sacado, dejó esa acción dejando caer su cuerpo al suelo, respirando con irregularidad. Estaba sudando a más no poder, detuvo su mirada azulada en las estrellas viendo como el cielo estaba lleno de estrellas en el clan Cygnus ¿Por qué estaban despiertos? Aguanto la respiración asustada cuando vio la cara de su tío Oswin a pocos metros de la suya.

— ¡Oswin! ¡Me asustaste!—reclamó aliviada mientras le miraba con desconfianza— ¿Qué haces aquí? Pensé que dándome esta misión volvería a confiar en mí.

—No te adelantes, yo jamás dejaré de confiar en ti aún cuando cometas mil errores—aseguro con una sonrisa viendo como su sobrina relajaba su mirada— ¿Te encuentras bien? El clan recibió una notificación de posible peligro, por ello vine.

Julieta le miró mientras se sentaba en el piso sintiendo como su cuerpo le volvía volver al suelo, sus ojos azules eran idénticos al igual que sus facciones faciales, las únicas diferencias que poseían entre ellos, era el color de piel, ella era blanca y su tío trigueño y su sexo, ella era mujer y él un hombre. Ahora entendía porque las luces de las casas de su clan estaban encendidas, estaban alumbrando el camino de su líder para volver a casa.

Le miro nuevamente viendo como este tenía sus ojos fijos en el campo de fuerza que rodeaba la casa, sus ojos volvieron a enfrentarse, uno mostraba preocupación y los otros simplemente curiosidad.

—Tienes un campo de fuerza en toda la casa ¿Tienes visitas?—preguntó Oswin acariciando los cabellos de su sobrina.

—Estoy casi al final de mi misión, tengo a Manuel Gamp arriba durmiendo, ya te había comentado sobre él—dijo con una sonrisa — El amigo que a veces venía a visitar por unas horas.

— ¿Y era necesario protegerlo con una campo de fuerza sobre toda la casa?—preguntó Oswin un poco preocupado—Yo solo le hubiera puesto uno alrededor suyo, con eliminar su ubicación ya está protegido.

—Fue capricho mío, quería ver si había recuperado la totalidad de mi poder. No pensé que vendrías por algo así—confesó Julieta levantándose del piso viendo como Oswin le miraba preocupado—Además quería eliminar la ubicación de la casa para que los humanos no me recordaran cuando fui a ver a Arturo Gamp.

—No quiero que me demuestres cuán poderosa puedes ser, quiero que hagas las misiones con sabiduría e inteligencia, esa es la mayor arma que podemos tener para poder sobrevivir ante cualquier situación— corrigió Oswin viendo como Julieta rodaba sus ojos para mirarle con una sonrisa nerviosa—Eso es muy buena idea, te felicito.

— ¡Lo sé!—exclamó sorprendiendo a Oswin—Tío estoy cansada, no me regañes no sabía que ibas a venir por algo tan pequeño ¿Por qué siempre tú y Ana piensan que estoy en peligro?—preguntó caminando hacia la casa.

—Porque no queremos que les pase nada, cuando tengas tus propios hijos lo entenderás—dijo con una sonrisa—Y mientras no cumplas los quince años, eres responsabilidad nuestra, te guste o no.

Julieta sonrió al escuchar aquello de Oswin, ella sabía perfectamente lo que era tener hijos, si no lo supiera, no habría separado a Moad de sus hermanos. Se adentro en la casa llegado a la cocina, sacó un vaso del mueble y lo relleno de agua, para beberlo completo. Oswin la observo con una sonrisa, parece que sí habían exagerado un poquito.

—Veo que estás bien, así que volveré a casa—comentó Oswin con una sonrisa alegre.

—Estaré en casa a media noche, enviare un mensaje si necesito más tiempo—aclaró Julieta con una sonrisa

—Estaré atento—aviso Oswin desapareciendo.

Julieta suspiro cansada, observo el reloj de pared viendo que marcaba las 6 AM, camino hasta el sillón y se recostó, aún tenía dos horas para descansar antes de volver al Reino del Sol y enfrentarse a la última parte de su misión, hacer que Manuel se quedará al lado de Martín Fisher como estaba establecido.

Estaba triste, no volvería a ver a sus hijos nunca más, ni a su nieta, ni mucho menos había encontrado a su nieto. No había podido ver a Sebastián ni una sola vez y no habría más oportunidades. Ella volvería al cielo y Lucía Black pasaría al olvido, teniendo como única consecuencia la pérdida de memoria y de todo su maldito esfuerzo por construir su propia familia.

Esa familia que lo único que deseaba era que estuviera bien cuidada.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora